_____ Las calles estaban repletas de gente, el bullicio de los vendedores ambulantes se mezclaba con la música de algún altavoz cercano. Aymara y Anaís caminaban entre los puestos del mercado, riendo y disfrutando su día libre. Habían salido a comprar algunas cosas para la casa, pero, como siempre, habían terminado desviándose para curiosear por las tiendas de ropa y accesorios. —Mira esto, ¿no te encanta? —preguntó Anaís, levantando un vestido veraniego con estampado floral. Aymara frunció el ceño. —Sí, es bonito… pero con ese precio, prefiero comprar comida para una semana. Anaís rodó los ojos. —Siempre tan práctica. Antes de que Aymara pudiera responder, un grito interrumpió su conversación. —¡Suéltenme! Las hermanas giraron la cabeza hacia un callejón estrecho, donde vieron a u

