El jueves me quede un poco más de lo normal entrenando, no veía otra forma de poder entrar en las olimpiadas.
—¿Quieres que te esperemos?—me pregunto Susana,
La mire sorprendida.
—No, creo que me voy a quedar más tiempo—le dije, no es que lo creyera, necesitaba ser la mejor en mi disciplina y no iba a parar hasta ser la mejor, debía serlo, no tenía otra opción, era triunfar o morir. La gente me podía llamar obsesiva, me podían llamar todo lo que quisieran pero no me gustaba hacer las cosas a medias, si no las hacía perfectas, no me servía de nada hacerlas, no tenía sentido seguir luchando por ello.
—Vale—me dijo Leah y beso mi mejilla antes de irse con Susana y las demás compañeras de trabajo.
Me puse los guantes, para poder patinar mejor, ya que en algunos pasos por lo que me tenía q
