El sol comenzaba a caer, tiñendo el cielo de un tono naranja suave, cuando Valeria y Mateo salieron del trabajo. Con la adrenalina del fin de semana aún en el cuerpo, decidieron ir al supermercado para reabastecer la pequeña despensa de su nuevo hogar. Mientras empujaban el carrito por los pasillos, entre risas y bromas sobre los eventos de la semana, se encontraron con una figura que nunca esperaron ver allí. —¡Vivi! ¿Eres tú? —exclamó Mateo, soltando el carrito de compras con una mezcla de sorpresa y alegría. Frente a ellos estaba Viviana, una antigua compañera de su curso de cocina. Habían perdido el contacto hacía años, y jamás imaginaron reencontrarse en un supermercado de Puerto Iguazú, de todos los lugares. Viviana se abalanzó sobre Mateo, lo abrazó con fuerza y lo llamó "chefsito

