(3)
Dos semanas después.
Las vacaciones que se veían cercanas, ahora se veían bastante lejanas. Demian tenía que trabajar. Es lo único que puedo decir ahora.
Demian me dio una de las mismas líneas que me da, cuando no tiene una explicación concreta para mí.
-Amor discúlpame, tengo que trabajar.-Se nota que de verdad lo siente, así que no hay otra opción, más que aceptar el hecho de que el trabajo de Demian es muy importante.
-No hay nada más que decir, trabajo es trabajo.-Le contesté un poco triste por el hecho de que las vacaciones se cancelen.-Aunque ya pedí los permisos para que los niños no fueran a la escuela.-Le comenté mientras que lo primero que hice para empezar el viaje, fue pedir los permisos a las escuelas de los niños, mientras que también se habían comprado nueva ropa y maletas.
Por otra parte veo el semblante de Demian, no se le veía feliz de lo que le acababa de decir.
-Como no quiero decepcionarte, haremos una cosa.-Termina diciendo con mucha presión en sus hombros. Parecía estar realmente afectado, por el hecho de que no pudiéramos ir de viaje por la empresa.
-¿Qué es lo que pretendes hacer?-Le pregunté sin entender a lo que se refería.
-Ve a Maldivas con los niños, yo te veré en tres días.-Me responde con una sonrisa dibujada en su bella cara. En realidad no había más que decir, lo que Demian decía, se hacía. Los niños y yo iríamos a Maldivas, mientras que su padre trabajaría por algunos días, para alcanzarnos después.
Así que la despedida fue rutinaria y definitiva.
-Les prometo que llegaré en tres día.-Demian les da un beso en la frente a sus cuatro hijos, mientras les promete que pronto nos veremos de nuevo.
-Papi, te extrañaremos.-Le dice Candy con dulzura, abrazando el pie de su padre con fuerza.
-Y yo los extrañare a todos.-Dijo Demian abrazando con fuerza a Candy, para después dejarla en el suelo, mientras ella se aferra a su peluche favorito.
-Te amo, bebé.-Me dice Demian, dándome un abrazo y besando mis labios. En realidad no quería despegarme de sus labios color carmín, pero Sissi me aparto de su padre, abrazándolo con fuerza.
Demian de inmediato carga a Sissi, para estar frente a ella.
-Te amo, papi.-Le dice la pequeña, dándole un beso en los labios a su padre, quizás imitando la acción que acabábamos de hacer enfrente de sus ojos.
-Yo también te amo, pequeña.-Le dice Demian, respondiendo su beso con cariño. Después él me mira, sabe que estoy cansada del mismo discurso de siempre, así que toma mi mano y la besa.
-Te prometo que no tardaré.-Yo no respondí, solo caminé hacia la camioneta que nos llevaría directo al aeropuerto.
Dentro de mí había dos personas diferentes. Por un lado había una mujer, que entendía que era normal que cosas, como el trabajo pasarán y arruinaran las vacaciones. Y por otro lado, había una joven que estaba cansada de ver como el trabajo de su esposo, hacían que las vacaciones se arruinaran.
El viaje fue más que agotador, ya que conmigo llevaba cuatro niños.
¡El viaje no podría ser mejor! Es sarcasmo, claramente.
*
Al llegar a Maldivas, pudimos ver una fotografía del mar, en donde las palmeras eran tan verde, el agua tan clara y azul, mientras que la arena era como el talco, tan fino y blanquizco. Sin duda era muy parecido a mis recuerdos.
-¡Mami, todo esto es genial¡-Gritó Drake poniéndose su inflable al ver carteles de cómo era el mar.
-¿Que haces?-Le pregunté viendo como sacaba sus cosas de su maleta, en medio aeropuerto.
-¡Quiero nada, ya!-Dijo con felicidad, mientras que para él nunca había obstáculos, si él quería ponerse sus flotadores en medio del aeropuerto, él lo haría.
-Deja que lleguemos al hotel.-Le regaño, puesto que siempre hace este tipo de cosas, en todas partes.
-No quiero esperar.-Me dice sin poder esperar, mientras que no deja de brincar como loco.
-Bien.-Camino con las maletas de los niños, para ir a nuestra camioneta. Al llegar a está, todos los niños se dispersan hacia las ventanas, para no perder ni un minuto de su vista al mar.
Y cuando llegamos al hotel, un hombre muy gentil nos recibe.
Este hotel era completamente diferente al de nuestra luna de miel, ya que podías tener más privacidad, al tener acceso exclusivo a una zona más cercana al mar.
-Bienvenida, señora Volkova. Soy el dueño del hotel, me llamo Marshall y estoy a su servicio.-Él mira a los niños con una sonrisa, para después mirar a lo lejos.-¿El señor Volkova dónde está?-Pregunta con educación, mientras que también esperaba ver al dueño de la empresa.
-El señor Volkova llegará en tres días.-Le avise algo desilusionada, de no poder venir con mi señor Volkova.
-¡Oh, bueno! Estamos honrados de recibir a su esposa y a sus hijos.-Me dice prosiguiendo con la bienvenida, olvidándonos de "el señor Volkova"-Tenemos la zona de la playa reservada para ustedes, en donde encontrarán sus cabañas encima del mar.-Los niños están riendo y saltando como locos.
-Mami, corre.-Me dice Bill, que apena puede caminar con su pequeña maleta.
-Ya voy hijo.-Los sigo directo a la zona de las cabañas, que es más grande que mi habitación, a pesar que mi habitación es enorme.
-¡Wo!-Grita Sissi sorprendida, al entrar a la cabaña.
-Esto es hermoso. -Le comenté al señor Marshall, mientras estoy impresionada.
-Lo mejor para la familia Volkova.-Dice siempre con una sonrisa amigable.
Parecía que Maldivas está completamente en la palma de la mano de los Volkova, cada vez me sorprende más ser parte de esta familia.
-Señora, si me permite hoy abra una cena especial para ustedes.-Dice el hombre, dándome una sorpresas que ahora no me agradaba tanto. Yo solo quería descansar, mientras los niños quizás puedan jugar en la piscina, que está muy cerca.
-Señor Marshall, debe perdonarme pero creo que pasamos.-Ahora yo ya podía tomar este tipo de decisiones, que antes se me hacían imposibles de negar. Ahora yo ya era más madura y podía comprender que no siempre, tenemos que acceder por compromiso.
-¿Que dices mami?-Pregunta Drake.-Claro que iremos, quiero cenar mucho.-Dice el nuevo Alice, de las vacaciones. Mi hijo era como yo cuando tenía quince años, claramente lo podía ver ahora.
-Creo que mis hijos ya han decidido.- Le dije sin más, comprometida a ir a una cena especial.
-Los esperamos en la zona privada de la playa. -Ahora se retira de la habitación, mientras yo no puedo negarme a ir con mis hijos a esa cena. Lo único que no quería hacer, era arruinarle a los niños, estas bonitas vacaciones.
Una hora después.*
-¡Mami, es hora!-Dicen los niños en un coro, mientras interrumpen mi paz.
-No quiero ir.- Les digo haciendo puchero, mientras las sábanas de la cama se me pegan. Supongo que no me encontraba de buen humor para salir, tenía que aceptar que extrañaba a Demian.
-Levántate.-Me dicen todos los pequeños, ya arreglados con sus mejores trajes. Los niños tenían una educación tan completa, que podrían ser los mejores vestidos de una pasarela de Chanel, si ellos quisieran. Tenían tan buen gusto al vestir, que yo misma estaba sorprendida de verlos tan bien vestidos. Excepto por Candy, que sabíamos que era extraña, pero con la ayuda de su hermana Sissi, lograba lucir tan refinada como los demás.
Pero alguien toca a la puerta, yo no estaba esperando a nadie, así que estaba sorprendida. Así que rápidamente, me levanto de la cama y atiendo, sin esperármelo veo a uno de mis mejores amigos parado enfrente de mí.
-¡Austin!-Le dije sorprendida mientras lo abrazó con fuerza. No me esperaba su visita.
-¿Cómo está la familia favorita del tío Austin?-Hombres grandes y fuertes, entran a la habitación con juguetes enormes para los niños.
-Vaya, que trajiste a tu tropa contigo.-Le dije sorprendida de verlo entrar por esa puerta tan pequeña, pero todos cupieron muy bien al final.
-Quiero consentir a mi sobrinos.-Dice sonando exactamente como un tío que quiere mucho a sus sobrinos.
-Gracias.-Le dije con gratitud, viendo como los niños abren sus regalos que su tío les trajo.
-¿Quieres que tomemos un piña colada juntos?-Me pregunta de cerca, mientras los dos vemos a los niños muy emocionados.
-Tengo que ir a una estúpida cena con los niños.- Le contesté negando con la cabeza, ya que los niños me comprometieron con el señor Marshall.
-¿Qué opinas si mis hombres llevan a los niños a la cenar? Mientras tú y yo nos vamos a tomar algo.-Miro a los niños, no quiero dejarlos con hombres desconocidos, pero Austin me convence diciéndome algo que no esperaba:
-Son hombres de confianza.-No puedo decirle que no, ya que sabía que los hombres de Austin eran parte de un grupo de poder, que podían saber y encontrar información prohibida para los demás. Así que tomo mis zapatillas y dejo a los niños a cargo de sus hombres, mientras nos vamos a un mini bar, cerca de nuestras piscinas.
-Que bien que accediste.-Me dice Austin, dándome un una copa con un líquido que no conocía.
-¿Que esto?-Le pregunté dudando si tomarlo o no. Ya que tenía un historial con el alcohol nada confiable.
-Sarahr Jouet.-Dice como siempre, sorprendiendo a mis oídos, ya que no sabía de lo que estaba hablando.
-Wo, este vino suena algo familiar y no es que esté hablando de Sarah.-El se ríe y prosigue.
-Parece algo lejano el casamiento de Sarah y Kyle.-Dice Austin, demostrando que también tiene sentimientos encontrados.
-Bueno, ¿qué puedo decir? Eso dos, no me lo esperaba.-Dije yo también sorprendida, por el casamiento de Kyle y Sarah.
-Ni yo.-Me dice bebiendo un poco del Sarahr Jouet.
-Para ser sincera, pensé que se casaría contigo.-Le comenté mientras nos ponemos cada vez más ebrios.
-Yo también.-Me contesta bebiendo de su copa de vino, mientras mira hacia la piscina muy pensativo.
-¿Quieres hablar de ello?-Me recargo sobre la barra de madera, para saber su respuesta.
-No me molesta, bueno ya no.-Dice sin más, mientras que se le ve bastante convencido de lo que dice. Yo instantáneamente, le creí.
Dos Sarahr Jouet, después....
-Odio el amor.-Me dice Austin, azotando su copa contra la mesa.
-Yo también.-Hago lo mismo que él, mientras que los dos parecemos un par de resentidos con el amor.
-Tal vez esté ebrio, pero es la verdad, el amor es costoso y doloroso.-Dice como todo un ebrio, temblando pero con su copa bien puesta en su mano.
-Dímelo a mí.-Suspiré profundamente, ¿acaso estoy diciendo cosas que no digo sobria?-Amo tanto a Demian que es imposible pensar en lo que quiero.-Dije mientras tomo más vino, sabía bastante bien.
-Me pregunto por qué demonios accediste a casarse con Demian. Tú y él son tan diferentes.-Dice por primera vez, puesto que jamás me lo había dicho en voz alta. Supongo que el alcohol lo hace ser sincero.
-No lo sé ¿amor, quizás? Lo amo más que a mi propia vida.-Respondí soltando un suspiro.
-Bueno, eso explica todo.-Se ríe con algo de molestia.-Yo amo a Sarah y sigo sin ser su esposo. -De inmediato pude notar que estaba resentido.-Kyle ahora duerme con ella y mírame ahora, estoy tan ebrio que no puedo recordar ni en donde vivo.
-¿Sabes? No sé porque Kyle y Sarah se casaron, son tan distintos.-Le dije con sinceridad, mirándolo a los ojos.
-Lo mismo dijimos de Demian y tú.-Me señala con su dedo tembloroso.- Mira que familia tan hermosa tienes.-Sonaba como si mi vida fuera un sueño. Y lo era, pero a veces veía mi vida como simplemente una vida tan buena, que necesitaba algo de lucha en mi vida.
-Sí, tengo la familia perfecta.-Le contesté sin una sonrisa en mi cara.
-Pero tú no sonríes.-Me comenta mirándome con atención.
-Es que soy tan joven...-Dije por primera vez.-Estoy en los veintes y tengo cuatro hijos.-Suspire profundamente.-Y mi esposo no puede acompañarme a Maldivas.-Me recuesto encima de la mesa, mientras empiezo a llorar. No sabía si era por lo ebria, o por que en verdad lo sentía.
-No llores Alice, tienes a un hombre que te ama.-Me dice Austin como un completo ebrio, mientras pone su brazo sobre mi espalda.
-Y a veces me siento como un mueble más.- Nunca en mi vida había dicho tales cosas estando en mis cinco sentidos. Bueno, no ahora que ya teníamos una familia. ¿En serio me siento cómo un mueble más?
-¿Tan miserable eres?-Me pregunta, mientras me mira con fragilidad.
-No, el amor de Demian me llena como una esponja.-Le dije también sonando como una típica ebria.-Amo a mis cuatro hijos, los amo tanto. ¿Pero por qué me siento así últimamente?-Ahora me pregunto a mí misma.
-Parece que no puedes ni decir el motivo de tus sentimientos.-Me responde Austin, escuchándose tan sobrio, pero a pesar de que sonaba, no lo estaba.
-Creo que me siento un poco vacía.-Respondí mientras tapó mi cara con mis dos manos.-Es decir, no todo en mi vida puede ser perfecto. Mi cuento de hadas no es perfecto.-Dije por primera vez.
-¿Qué es lo que en verdad quieres?-Me pregunta Austin curioso.
-Dime tu primero.-Le dije aferrándome a la madera de la barra.-Dime algo que quieras en verdad.-Era mi condición, ya que no quería decirlo algo y sonar mal agradecida de todo lo que tengo.
-Quiero a Sarah.-Él me responde tan rápido, que no puedo ni pensar. Él se despega de la tabla, para mirarme a los ojos.
-Creo que me falto ser una adolescente.-Le contesté de inmediato también, despegándome de la tabla.-Ahora soy una empresaria y también soy inesperadamente una chica que es dueña de la empresa más grande en nuestro país. Todo este mundo es tan brillante, que es imposible que alguien de mi edad, logre todo lo que yo logre siendo tan joven.
-¿Adolescente?-Repite el hombre confundido, mientras no sabe a qué me refiero.
-Vamos, no te hagas el sorprendido, no soy tan vieja.-Resople mientras ruedo mis ojos.-Tú sabes que soy la única chica de mi edad, que es empresaria, modelo y madre.
-Bueno si lo eres, es más, eres la persona más joven de mi entorno social.-Dice como si fuera divertido.
-¿Entonces qué puedo hacer? De un ebrio a otro.-Le pregunté sin miedo, ya que notablemente, estábamos ebrios.
-Creo que tiene que hablar con Demian al respecto, no dejes que esto te sofoque más.-Me aconseja con mucha facilidad, supongo que no era tan difícil de descifrar.
-Creo que tienes razón.-Suspire profundamente. ¿Acaso soy demasiado joven para ser la esposa de un multimillonario empresario? ¿En serio pienso decirle a Demian, qué me siento vacía?