2.

3302 Words
Observaba la habitación completa y pensaba que la decoración pudo ser diferente. Es que jamás me dejaban decorar como yo quería o que al menos, alguna decisión que yo tomara, la pudieran tomar en serio, pero no, a mis decisiones siempre se les restaba importancia, daba igual lo que yo quisiera y a pesar de saber lo cutre que se vería decorar una boda con temática de la vaca y el pollito, me hubiese gustado que Susy hubiese considerado al menos tomar en cuenta algo que yo quisiera, pero no. Eso no pasó al igual que nunca pasaba nada de lo que yo decidiera, porque Susy y su madre siempre tenían la última palabra y yo, sólo me limitaba a hacer lo que ella dijera, porque siendo sincero, era lo mejor. Hacerla enojar no era una buena idea y no sólo yo como su novio o bueno, esposo ahora, lo sabía. Susy tiene un salón de belleza en la calle 72 y tiene a unas cuatro empleadas y dos empleados, que también prefieren callar que hacer despertar a la bestia, porque ella enojada aterra y ya con el tiempo he adoptado estrategias para evitar hacer estallar su ánimo, aunque era difícil o a veces, imposible de evitar. Recuerdo una ocasión en específico, cuando sólo llevábamos un par de meses de haber empezado a salir, en que ya yo había notado un poco su genio porque por más que lo disimulase, a veces le era imposible de ocultar y recuerdo que esa noche, la fui a recoger a su apartamento y ella, salió un poco tarde, porque había trabajado hasta hace nada y no hice nada más que esperar, porque entendía si se tardaba porque para esas fechas, su trabajo se pone muy exigente y yo al no tener mucho que hacer, tampoco es que me vaya a poner a andar dando lata. No me gusta ser un estorbo, ni fastidiar o irritar, pero creo que siempre lo haré, aún cuando no quiera, al ser un maldito retrasado, pero al menos, con ella trataba de hacer las cosas bien, lo mejor que podía. Susy amarraba su cabello cuando se subió en el auto y la miré. A veces no sé cómo ata su cabello al ser tan corto, pero bueno. Vi que se había hecho algo diferente en este, su cabello era originalmente n***o, lacio y siempre lo usaba por debajo de la barbilla, pero tenía esta vez como partes azules, moradas o algo así. Quise tocar su cabello porque amo todo lo que tenga muchos colores, pero de inmediato, cuando toqué su cabeza, ella alejó mi mano de un golpe y me miró alterada. Esa fue la primera vez que la vi tan enojada, pero bueno, supongo que no era su culpa, no creo que nada de lo que haga sea su culpa, pero aún sabiéndolo, que todo tiene cierta justificación, no puedo evitar que se sienta mal y no sé qué hay de mal en mí, cuando ella es la mujer perfecta para mí. No dije nada entonces con respecto a la decoración, porque tenía a mi suegra y mi madre al lado, y no sería muy buena idea ponerme a protestar teniendo a las dos al lado, así que sólo asentí, diciendo que todo estaba bien y dos horas más tarde, empezó la ceremonia. Estaba un poco distraído, pero creo que era más porque tenía muchísima hambre. Con todo el ajetreo que trae una boda al día normal y más, sumada al tipo de boda ostentosa que tuve, que por supuesto, yo no elegí, tampoco es que podría haberme dado el lujo de hacerlo, pero bueno. Por todo el ajetreo del día y las miles de cosas que me habían mandado a hacer, no pude comer nada más que las golosinas que siempre tengo de repuesto para emergencias en mis bolsillos, que ya se están acabando, así que moría lentamente del hambre y no podía pensar en otra cosa más que en eso durante toda la ceremonia. Mierda. Quisiera comer pollo frito, hamburguesas, pastas con dos kilos de queso o chocolate… pero iba a tener que esperar. Mi vida hasta ese momento, antes de la boda, era bastante normal, sin sobre saltos más que los obvios, mis discusiones eternas con Susy, las cuales quería evitar a toda costa, pero jamás podía y fuera de eso, tenía otros problemas también, como mi fracaso en los estudios, en los cuales por más que lo intenté, fracasé vilmente, mi fracaso profesional, porque al tener un único talento que es muy difícil de surgir en este medio en mi país, por supuesto, yo no había podido surgir en ese aspecto y por último estaba, mi fracaso emocional, porque siempre estaba mal, no tengo un recuerdo desde hace más de una década en que me sienta bien o pleno, pero los doctores dicen que es normal, que la depresión era muy posible que me diera al padecer de los problemas que tengo, pero ni aún con toda la medicación que he tenido que tomar cada mes por los últimos diez años esto ha mejorado y creo que me tendré que resignar a que moriré sufriendo de esto, que no podré hacer nada más y que el padecer de esto, será siempre otro de los múltiples fracasos de mi vida, porque en verdad, mi vida era un completo desastre, un fracaso tras otro y ya ni me extrañaba cuando algo me salía mal, es como si estuviese destinado a eso, que hubiese nacido con una marca que me indicara que nunca me iba a ir bien. Nunca sería normal, siempre tendría autismo, un leve retraso o la maldita depresión, que no me permitía hacer nada bien, es que básicamente con mis problemas, no podía hacer nada. Pero para poder relatar cómo es que mi vida se fue tanto a la mierda, debo remontarme a trece años atrás, para ver los errores iniciales. Yo traté de seguir con mi vida normal o bueno, básicamente me impuso mi padre que debía continuar, que no podía estar triste por siempre por algo que había durado sólo una semana, pero no, para mí olvidar lo que viví con Mila, era algo que me costaría muchos años, pero siempre tuve que fingir estar bien para complacer a mi padre, no tanto a mamá quién siempre fue comprensiva y fue tal vez, la única persona que me comprendió en verdad y veló por lo que yo quisiera, pero al no ser así ni con papá o mis hermanas, lo que seguiría de mi vida, sería como ir en picada y sin posibilidad de regresar atrás. Sé que dejar a Mila fue de las peores cosas que me habían podido ocurrir o bueno, en realidad fue lo peor que me había pasado y ni aún cuando les rogué regresar, porque ella me dijo que todas las vacaciones estaba ahí, tanto a mitad como fin de año, ni aún cuando siempre les rogué, jamás pudimos regresar y fue horrible, aún cuando mi madre también insistió mucho a papá por esto, porque sabía cuánto me había afectado el conocer a Mila y el tener que haberme separado abruptamente de ella, ni aún con sus súplicas pudimos volver y así empezaron a pasar los años, en que la vida seguía, pero para mí, nada cambiaba. Al año siguiente ingresé a bachillerato, a sexto año, pero fue más edad cronológica, porque debía cursar ese año, pero yo no era un buen estudiante y todos estaban conscientes de eso, es por eso que papá, prefirió pagar una buena suma cada año para que no reprobara y no sé si fue la mejor opción, no era algo honesto, pero tampoco es como si hubiese podido evitarlo. Mis compañeros en clase se reían de mí a veces, por todos los dibujos que hacía en mi libreta. Siempre dibujaba a Mila, con sus pelucas, con sus zapatos de colores. La dibujaba en la hamaca, sonriendo y en todos mis cuadernos tenía dibujos suyos, también le escribía muchísimas cosas, llené cuadernos enteros de cartas que escribía hacia ella o frases, porque no la podía olvidar y de cierto modo, pensar en ella me reconfortaba un poco, me hacía escapar un poco de la realidad y se convirtió siempre en una costumbre que no se iría a lo largo de mi vida. Mila siempre sería mi escape, un sueño lejano que jamás se podría hacer realidad, pero que aún así, era preferible conservar porque sería mi único motivo de felicidad en los años que seguirían. Cuando finalicé el bachillerato, eso sí, con dos muy buenos amigos que serían mis mejores amigos durante el resto de mi vida (Carlos y Milton), lo hice un poco de forma mediocre, con sobornos y por ventanilla, todo por voluntad de papá y ya a esas alturas todo como que me daba igual. Me resigné a que nunca podría elegir, que siempre haría lo que papá o mis hermanas dijeran, lo cual es irónico porque toda mi vida adulta, continuó de la misma manera, tanto en la universidad e incluso, con mis relaciones personales o bueno, sólo una, la única novia que tuve de adulto… o… la única novia que tuve después de mi experiencia de niño y es difícil de explicar cómo es que sucedió todo, porque es difícil de entender cómo es que esto pudo pasar, cómo conocí a Susy, cómo luego de sólo siete meses nos casamos y cómo es que pudimos tener un par de mellizos, a quiénes quise nombrar como Bart y Lisa, pero por supuesto, Susy eligió sus nombres, así como lo que vestirían, sus cortes de cabello y todo en torno a sus vidas. A ella la conocí en una fiesta de mi hermana, Paula, quién celebraba su octavo aniversario con su esposo, quién era precisamente Alfredo o Alfred como se hace llamar, el hermano mayor de Mila, porque claro, ellos al ser adultos pudieron seguirse viendo e incluso, casi tienen una década de casados y un niño de cinco años con ellos, cuando a mí jamás me permitieron volver a verla por más que le lloré a mi padre, no regresamos, siempre las vacaciones fueron a lugares distintos, porque claro, era más conveniente esto que considerar al menos un poco mis sentimientos, porque todos en casa sabían cuánto la quería, pero en su momento le dieron importancia, para luego no dársela porque yo era pequeño, ya se me pasaría, pero no, no, eso nunca pasaría. Su recuerdo siempre seguiría en mi memoria y a pesar de que probablemente ella al ser mayor, pueda tener una familia, esposo, hijos, vivir en Grecia como soñaba, aún la recordaría y siempre sería mi mejor recuerdo, el mejor momento que tendría en toda mi vida. En fin, me encontraba en la fiesta de aniversario de mi hermana y fue fortuito verla, porque ella se fue a vivir con él casi ocho meses después de conocerlo y sólo la veía esporádicamente, pero venía sola de tanto en tanto porque él tenía que trabajar en la empresa familiar (no tenía idea de que ellos eran una familia tan pudiente, son dueños de un grupo de editoriales que a su vez, tienen marcas más pequeñas de las principales en todo el país) y justo en esa fiesta, donde él fue el único m*****o de su familia que asistió, porque claro, yo tuve en vano la esperanza de poder verla, fue justo allí donde Laura, me presentaría a una colega suya y amiga cercana del trabajo, con quién al poco tiempo, empezaría una relación, a pesar de estar completamente en contra de la idea, pero claro, jamás dije en voz alta esto, yo siempre estuve conforme con todo a los ojos de todos excepto de mi madre, quién era la única que me conocía en verdad y sabía qué quería y por supuesto, ella jamás estuvo de acuerdo en mi relación con ella… pero ni aún con sus esfuerzos pudieron evitarse las cosas. Susy era mayor que yo, algo curioso, como que siempre me rodeaban las mujeres mayores, tenía treinta y dos en ese momento, estaba divorciada de un matrimonio anterior que duró solo un año, pero nunca supe los motivos. Ella era justo de mi estatura, o sea que era bastante alta, tenía una contextura normal, ni tan delgada, ni tan gruesa, era blanca y bonita, pero… todo entre nosotros, de comienzo a fin, nunca sucedió del todo por mi propia voluntad. Laura planeó nuestra primera cita para “ver qué sucedía”, así planeó incitada por papá y mi suegra la segunda, tercera, cuarta y hasta quinta cita. Con los meses, sugirieron que debíamos casarnos y en un abrir y cerrar de ojos, Susy planeó con mi suegra la boda, la organización, así como el posterior viaje, el lugar donde viviríamos en un inicio, las cosas de la casa que todas las compró su familia, también se “sugirió” que ya había pasado demasiado tiempo para no haber tenido al menos un hijo, así que cuando me di cuenta ya tenía a esos dos pequeños en casa, que eran mi entera responsabilidad por razones que daré más adelante y básicamente eso era todo, a eso se había reducido mi vida y sería de esta manera por los años que siguieran y por siempre, sin ningún cambio. A veces, cuando camino por la calle completamente agotado por haber hecho mil cosas ese día, me detengo justo en la esquina de donde se encuentra nuestra casa y pienso: ¿qué podría pasar si no regreso? ¿Susy estaría bien sin mí? ¿los pequeños podrían sobrevivir sin quién los cuida todo el tiempo? ¿en mi familia me extrañarían? ¿el mundo dejaría de girar si decidiese quitarme la vida de una vez por todas? Pensamientos turbios siempre han rodeado mi cabeza, pero mucho más en los últimos años, cuando no logro encontrar algo que me motive, ni la vida que estaba teniendo, mis múltiples frustraciones de toda índole, mi relación con mi mujer que por más que esté consciente de que puede ser extremadamente difícil y más, adornado el hecho de mi incapacidad a hacer cualquier tipo de actividad laboral en ese instante por mis problemas mentales generaba una dependencia insoportable, rodeada de humillaciones, constantes recriminaciones y que se me eche todo en cara, y no conforme a esto, debo tolerar miles de cosas como gritos, insultos, incluso golpes o empujones cuando se torna más acalorada la discusión, pero sé que no haré nada al respecto porque se supone que Susy tiene motivos para ser así y debo comprenderlo, ayudarla y jamás juzgarla, tampoco es como que yo tenga algún tipo de valentía, coraje, ni nada. Sólo dejo que las cosas pasen porque así es todo más fácil. Susy también fue adoptada, pero mucho más grande que yo. Su familia original era una porquería, la maltrataban todo el tiempo, sufrió todo tipo de abusos y precisamente por esto, por llegar llena de moretones a la escuela, fue que fue tomada por los servicios de protección infantil y pasó al bienestar infantil colombiano, donde la adoptaron mis suegros y le dieron una muy buena vida. No llena de lujos, pero sí creció con todo lo que necesitaba. Tuvo atención, amor y más al ser hija única. También fue malcriada un poco y este hecho, que tuviésemos en común el tema de la adopción, fue el motivo para que quisieran que saliéramos, pero ya los problemas en su personalidad, los ataques de ira y violencia que parecen ser sólo hacia mí, era algo completamente normal al venir un hogar del tipo en que ella venía y sé que eso puede afectar mucho a las personas, lo he leído, pero… ¿cómo lo puedo tolerar? ¿cómo lograr sentirme cómodo con esto cuando hasta lo más mínimo me afecta al máximo con los problemas con que nací? A mí el rechazo, los malos tratos, insultos o hasta lo más mínimo, me puede afectar al punto de querer morirme y no sé por qué, qué hay de mal en mí y cada vez que esto pasa, suelo llorar de frustración, porque siento que no lo puedo soportar o incluso, suelo tener ataques de ansiedad o de pánico que ahora son menos frecuentes. Antes me sucedía cada dos o tres días, pero ahora es sólo una vez por semana gracias a la medicación que tomo. Estoy consciente de algo y me da incluso temor aceptarlo. El hecho de tener hijos no fue algo que jamás hubiese contemplado, esa idea jamás se me pasó por la mente al tener tanto miedo de que pudiesen nacer con mis problemas, los cuales claramente podrían ser hereditarios y es por eso que jamás contemplé el hacerlo, pero gracias a esos dos niños, a quiénes les dedico todo mi tiempo, es que sigo con vida, porque estoy completamente consciente de que si no los tuviera, ya me habría suicidado hace mucho, porque me importa poco o nada mi vida y sé que ellos no pueden estar sin mí. Me necesitan, soy su todo y al menos siempre voy a estar hasta que dejen de necesitarme. Por otro lado, aparte de las cosas más grandes como mi matrimonio y mis hijos, voy a mencionar cosas sobre mí, sobre lo que fue mi vida personal desde la infancia hasta este instante. Cómo mencioné anteriormente, siempre tuve problemas para aprender, leer rápido me cuesta y no tengo mucha coherencia para cosas en general, me cuesta entender, tampoco es que sea muy maduro, pero hay algo de lo que estoy seguro de que sí soy muy bueno y siempre lo supe: soy el mejor pintor que haya pisado esta ciudad. Desde niño mis padres notaron que tenía mucho talento en esto y papá, como cosa rara, me impulsó con respecto a este talento y siempre me incentivó, me compraba todo tipo de pinturas, pinceles, lienzos y todo lo que pudiera necesitar, así que me pude desarrollar muy bien en este aspecto, cada año mejoraba y tenía miles de trabajos hechos. El 50% de mis retratos durante el bachillerato eran sobre mi perro y la otra parte, sobre ella, Mila, tenía miles de retratos suyos guardados en la casa familiar. Ya de adulto, seguí pintando, estudié artes, pero tuve que retirarme al pasar tanto tiempo hospitalizado, porque pasé largos periodos de tiempo en “lugares de reposo” por mis problemas de depresión o los intentos de s******o o más bien, los putos loqueros, lugares de mierda en general que no me sirvieron de nada. Luego justo antes de empezar a salir con Susy, tuve varios empleos, desde periódicos locales como ilustrador hasta en la alcaldía haciendo obras en la ciudad, pero siempre tuve que desistir por las múltiples incapacidades, por la estadía en esos lugares y ya ahora desde que me casé, no pude volver a trabajar de nuevo por ningún largo periodo de tiempo por más que lo intenté porque me empezaba a sentir mal, pero entonces, mi psiquiatra me subía las dosis y lo intentaba, pero tenía ataques vergonzosos que hacían que me corrieran y Susy se hartó de eso, me dijo que me quedara en casa, así que yo cuido a los pequeños al igual que hago todas las cosas de la casa, pero por ahora, porque mañana nos vamos a mudar a un apartamento alquilado que mi madre nos hizo el favor de conseguir. Susy no estuvo del todo de acuerdo porque queda en un quinto piso, pero estaba bien ubicado, aunque fue bastante raro el hecho de que mamá se pusiese tan insistente con el tema de que nos mudásemos acá cuando ella jamás se entremete en nada, pero bueno. En ese momento no entendería sus razones, pero luego vaya que sí lo haría.
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