EVY

912 Words
Escuché ruido en la calle y me asomé, me quedé alucinada, en la casa de al lado se estaba instalando gente. La casa estaba vacía desde siempre. Yo llevaba viviendo en la mía toda mi vida. Vi a las personas que estaban descargando el equipaje. Se trataba de una señora y dos jóvenes, un chico algo mayor que yo y una chica de mi edad. La chica llevaba una jaula en la mano, era una jaula bastante grande, pero no pude ver qué había dentro ¿Qué sería? ¿Me caería bien? Hoy era Domingo y me encontraba en pijama, así que decidí vestirme y peinarme para ir a conocer a mis nuevos vecinos. Después de algo más de una hora estaba lista. Este pelo mío para peinarlo y dejarlo presentable era todo un reto. Se parecía al de Hermione Greinller de Harry Potter. Salí a la calle y entré en la verja de los vecinos. Antes de llamar respiré hondo, conté hasta tres y llamé a la puerta, puse mi mejor sonrisa. Para hacer amigos la primera impresión era muy importante. No tardaron en abrir la puerta. Detrás de esta apareció el chico y automáticamente me puse nerviosa. Lo miré de los pies a la cabeza ¡Qué alto! , cuando llegué a su cara me di cuenta de que tenía los ojos cerrados, ¿por qué tenía los ojos cerrados?, ¿era ciego?, ¿era un juego? Su cara mostraba seriedad, no parecía estar jugando -Hola-dije sonriendo. El chico abrió los ojos y me miró directamente a los míos, la expresión de su cara no cambió, pero sus ojos abiertos  grandes , brillantes, claros y, de un azul eléctrico indefinido, me pusieron aún más nerviosa -Soy Evy, vivo ahí, justo al lado –empecé a decir señalando mi casa con la cabeza esperando una respuesta, pero el chico seguía mirándome con la misma cara, sin moverse, ¿era humano , o era un robot como esos que salen en las pelis futuristas?-acabo de veros bajar el equipaje y pensé que erais vecinos nuevos, vi una chica de mi edad y pensé que podíamos ser amigas –seguí diciendo cada vez más nerviosa …¿igual el chico era mudo?, ya estaba tan nerviosa que cada vez me costaba más respirar, aquel chico mayor, increíblemente guapo, alto, rubio, que me miraba fijamente sin pestañear y sin hablar, me estaba sacando de mis casillas …-¿Está aquí?-dije preguntando por la chica-¿Puede venir a jugar?-pregunté sonriendo esperando una respuesta a una pregunta directa . El chico miró al interior de la casa y gritó  -¡Abi!, ¡tienes visita!-y dejando la puerta abierta se fue y me dejó allí un poco sin saber qué hacer. Enseguida apareció una chica rubia, de ojos pequeños y azules con una sonrisa enorme que llegó a la carrera. -¡Hola!, yo soy Abi, nos acabamos de mudar a esta casa –me dijo alegremente-¡Pasa!, ¡no te quedes en la puerta! Estamos desempaquetando, pero cuando termine podré salir a jugar y conocer la calle, si termino temprano claro… ¿Me ayudas? -Claro –contesté yo, y me puse a ayudarla con las cosas –me llamo Evi, tengo doce años y es la primera vez que alguien vive en esta casa que yo sepa. -¿En serio? pues esta casa está  llena de las pertenencias de alguien, eso sí, de hace un porrón de años. -¿Si? pues estas casas no son muy antiguas, mi abuela compró la suya y mi madre ya había nacido, y cuando la compró estaba recién hecha. -¿Si? pues de entonces más o menos será la ropa que hay en mi cuarto, es ropa de chico. El armario está completo, no se llevó ni los calzoncillos tía. ¿En serio?, ¿y que más cosas hay? -Pues no sé, aún tengo que mirar mejor y me da un poco de cosa andar husmeando en la ropa interior de un chico, a saber que puedo encontrarme jijiji  Coincidí con ella en eso, pero mi curiosidad era aún mayor  -Podrías encontrar incluso un diario jijiji  -¡Qué guay!, ¿te imaginas? Terminamos de recoger y ordenar las cajas mientras especulábamos sobre la historias del propietario del dormitorio y lo imaginábamos como un chico de ensueño de esos de películas, o como los que se ven en los videoclips de Internet. La madre de Abi nos dejó salir a la calle y aproveché para ir a presentarle una vecina de nuestra edad. Lorelain vivía justo en la otra punta de la calle y apenas teníamos cosas en común, pero me pareció conveniente presentársela a pesar de todo. A mí me gustaba bailar hip hop, incluso formaba parte de un grupo de baile y habíamos ganado el regional, también me gustaba montar a caballo, odiaba las niñas pijas, me gustaba vestir con ropa cómoda y hacer deporte. De pequeña había hecho gimnasia rítmica y atletismo, así que estaba en muy buena forma física y tenía mucha flexibilidad, además de ser muy rápida, Lorelain era justo lo contrario a mí. Era la típica niña buena, con ese pelo lacio imposible, esa voz tan bajita al hablar, tan difícil de escuchar, por no ofender, ni hablaba, siempre intentaba no hacer ruido, no ser notada.  Enseguida se ponía colorada y callaba. Que yo supiese no tenía ningún tipo de afición, se pasaba las tardes estudiando.
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