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Ojos color Jade

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Blurb

Shandell: Una chica invisible ante los ojos de todos. Estudiosa y aplicada con una vida casi ideal.

Nicolás: ¿Típico mujeriego? No, más bien un chico misterioso. Todos le temen, pero...¿ Cuál es ese pasado que no quiere revelar a nadie?

Sin embargo, todo cambia cuando la vida de Shandell y Nicolás se enlaza por los azares del destino.

Ella se ve atraída por el misterioso chico de ojos color jade que es frío con todos, con todos menos con ella.

Intentará alejarse de Nicolás, pero en el intento..¿acabará siendo atrapada en el intenso verde esmeralda de sus ojos?

"Nunca pensé que mi vida cambiaría por culpa de este maldito chico"

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Chico Nuevo
Un jarrazo de agua fría en toda la cara me despierta de mi sueño profundo. Abro los Ojos desconcertada y me levanto de la cama de un salto. —iAhhhh! ¿Quién ha sido el... —grito enfadada mientras miro a todos lados como una posesa- Escucho a mi hermano reírse como el retrasado que es. Si, tener un hermano mayor debería ser lo mejor del mundo, pero en mi caso no puedo decir lo mismo, Daniel, o Dani, como lo solemos llamar todos. me gustaría decir que es el hermano protector que toda hermana pequeña quiere tener. Ese hermano estudioso con matrícula de honor y que es súper educado y correcto con todo el mudo. Sin embargo, no puedo decir eso, pues es todo lo contrario. Desde el primer curso. ha sida el típico popular del instituto» todo un adonis. Cuerpo perfecto, Ojos azules, rubio, y 1,88 metros, todo un mujeriego. Pero aparte de ser todo un adonis, tiene su parte infantil y retrasada que muy pocas chicas conocen y no querrían conocer. —¡Tendrías que haber visto tu cara! —dice mi hermano sujetándose la barriga de tanto reír. Me levanto de la cama con un humor de los mil demonios y me dirijo al baño para ducharme y cambiarme de ropa para ir al instituto. Una vez en la ducha intento relajarme mientras dejo el agua caer por todo mi cuerpo, no soy de las personas que se despiertan de buen humor, más bien soy de las que se toman su tiempo hasta estar listas para salir de la cama. Al salir de la ducha me visto con un conjunto básico pero que nunca falla. Una camiseta ancha de color rojo a juego con unos vaqueros azul oscuro y mis deportivas negras. Decido dejar mi pelo suelto, puesto que aún sigue húmedo. —Shandell, date prisa o si no llegaremos tarde a clase — dice mi hermano desde la puerta. —Si no me hubieses tirado la jarra de agua tal vez podríamos llegar con tiempo de sobra —grito bajando las escaleras con la mochila colgando de un hombro, —pero, como tú no puedes despertar a la gente como una persona normal. —Si fuera normal no seria divertido. Soy especial. —Especial no, retrasado —digo al bajar las escaleras. Como todas las mañanas llegamos al instituto juntos. No nos gustan que la gente sepa que somos hermanos así que nos separamos para cada uno irse por su parte. Como todos los lunes a primera hora me toca biología, una de las materias que peor se me da pero que siempre he visto muy interesante. Al llegar a la clase me siento en la última fila y me pongo los auriculares mientras espero a que la profesora llegue. Cuando llega la hora de empezar, la profesora llega junto con un chico, NO, un chico no, un Dios griego en toda regla; alto, cabello n***o, ojos verde esmeralda y con un cuerpo. ¿Lo primero que se me viene a la mente? Ese chico está como un vino. ¿Lo segundo? Debe de ser un mujeriego de primera, todos lo son. —Chicos tenemos a un alumno nuevo, Nicolás preséntate a la clase —le dice la profesora. —Hola, me llamo Nicolás Casals, vengo de los Ángeles y tengo 18 años —dice mirando la clase con aburrimiento. —Siéntate donde quieras y saca las cosas, empezamos la clase —le dice la profesora. Mira a todas las direcciones en busca de un asiento vacío. Yo hago lo mismo y reparo en que solo queda uno. Viene en mi dirección y corre la silla para atrás para sentarse. Perfecto, el único asiento libre tenía que ser justamente a mi lado. Apuesto a que el 75% de la clase está mirando en su dirección como si quisieran tirárselo aquí mismo. Y así se hace las... —Gracias a Dios el timbre suena indicando que se han acabado la clase. —Bien alumnos, el próximo día quiero que hagáis las actividades de la página 334 —dice cerrando el libro y saliendo de la clase. Después de que casi todos mis compañeros se vayan a la siguiente clase me dispongo a hacer lo mismo. Cuando estoy a punto de alcanzar la puerta me tropiezo con mis cordones desatados y caigo al suelo. Corrección, casi me caigo, porque cuando estoy a punto de que mi cara toque el suelo siento una mano que me coge del brazo. Me levanto, miro al causante que ha evitado mi caída, encontrándome con unos profundos ojos verde esmeralda que me miran sin expresión alguna, me quedo embobada por unos segundos, más no permanecemos mucho tiempo en la misma postura porque después de dirigirme la última mirada se da la vuelta con la intención de irse. —Emm... gracias —digo tímidamente antes de que alcance la puerta, Nicolás asiente y se va sin decir nada. En la cafetería miro hacia todas las direcciones intentando divisar Samantha, que se encuentra sentada en una mesa del fondo con su típico libro encima de la mesa y comiendo su almuerzo. Parece un poco increíble decirlo, pero Samantha ha sido mi mejor amiga desde que éramos pequeñas. Su pelo pelirrojo lo tiene atado en una coleta despeinada acentuando sus ojos cafés. Si algún desconocido nos mirara a las dos su último pensamiento seria decir que somos amigas, a parte de ser polos opuestos ella es físicamente una de las chicas más guapas de la clase, mientras yo soy una chica que nunca ha destacado entre las demás. Me acerco hasta ella y me siento a su lado mientras resoplo exageradamente. —¿Dónde te habías metido? Te he estada esperando 10 minutos incluso te he llamado —dice poniendo morritos y fingiendo estar enfadada. —Lo siento, se me ha pasado la hora —digo mirando el reloj que hay en la cafetería, —¿Sabes que ha venido un alumno nuevo? —le pregunto fingiendo indiferencia. —Sí, hoy a segunda hora a estado en mi clase, creo que se llama Nicolás —Frunce el ceño—. Pero no confíes mucho de él. Por lo que se rumorea, es un chico muy problemático y agresivo —susurra. —Tampoco tenía mucho interés por él —respondo mordiendo mi magdalena de chocolate blanco. Samantha mira la magdalena y hace una mueca. La verdad es que ninguna de las dos es que lleve un estilo de vida muy sano con una estricta dieta, pero Samy intenta controlarse un poco. No es que no me preocupe por mi físico porque siempre he sido del tipo de personas que por más que coma no coge peso, pero últimamente he tenido antojo de dulce. No puedo evitar comparar a Samy y a mi en cuanto forma de vestir, Ella lleva cosas más a la moda mientras que yo suelo vestir ropa holgada y bastante cómoda, porque ¿qué mejor ropa que las mallas y las camisetas de deporte o de propaganda? La hora del almuerzo nos la pasamos hablando sobre tonterías y riéndonos como tontas ganándonos un par de miradas de algunos compañeros. Pero como siempre suena el timbre interrumpiendo nuestra conversación. —Hasta luego, Me toca física, ¿nos vemos después? —le digo poniéndome la mochila y tirando el envoltorio de la magdalena a la papelera. *Sí chicos, yo siempre reciclo. Soy de las personas que le gusta cuidar el medio ambiente* —Lo siento, pero tengo que ir a ver a mi abuela al hospital —dice apenada. —No pasa nada, nos vemos mañana. Después de despedirnos me dirijo a clase de física. Hoy hace un día lluvioso así que aprovecho y me siento al lado de la ventana. Cuando está la clase medio llena siento alguien correr la silla hacía atrás y sentarse a mi lado, miro hacia la derecha discretamente encontrándome a Nicolás. Lo miro sorprendida durante un mili segundo, pero enseguida giro la cabeza y miro al frente como si mi asombro no fuera evidente. En menos de dos segundos se forma un círculo de chicas alrededor de la mesa de Nicolás, juraría que he visto a alguna tan embobada contemplándolo que se le caía un poco de baba. Según lo que he podido ver muchas de ellas intentan llamar su atención, mientras que las otras cuchichean y ríen como niñas pequeñas. Para mi sorpresa no sale ninguna palabra de la boca de Nicolás; o bien las ignora o pasa de sus comentarios absurdos e insinuantes. Qué raro, ¿se querrá hacer el interesante o es simplemente que no les interesa? O lo más probable, ¿tendrá novia y por eso pasa de todas? Después de unos minutos entra la profesora con sus tacones de 10 cm y su digno modelito del día. De todas las profesoras que hay en el centro ella es la que más ridícula va, intentando aparentar ser una adolescente más cuando ya está entrando en los cincuenta. Pide a todos que se sienten en sus sitios a la vez que abre su libro encima del escritorio, por una parte, admiro a esta profesora, tiene un estilo tan "auténtico" que me da gracia que no le dé vergüenza ir así por todo el instituto delante de todos sus alumnos. —Bien chicos, hoy haremos un trabajo en parejas —dice subiéndose las gafas, todos los alumnos se emocionan y enseguida se empiezan a formar grupos, —Pero, las haré yo —avisa, provocando suspiros y quejas de la gente. —A —dice la profesora ignorando sus comentarios —, Camila con Elvis, Ares con Raquel, Emilia con... —Dejo de escuchar hasta que escucho mi nombre—. y Shandell con...

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