Capítulo 2

2303 Words
O L I V I A Me remuevo incómoda en el sofá mientras escucho a mi mejor amiga hablar por teléfono con el chico que provocó lo que está creciendo en mi interior. Freya corta la llamada y se dirige hacia mí. —Él viene en camino. —avisó y sentí mi estómago revolverse. —¿Qué haré cuando llegue? ¿Qué le digo? —pregunto mordiéndome el labio inferior nerviosa. No quería hacer esto, pero sabía que debía hacerlo. Este bebé va a nacer, eso es algo que ya decidí. No puedo quitármelo, se ha convertido en una parte de mí; a pesar de solo tener 20 años, realmente lo quiero, es mi bebé. Aún no me he acostumbrado del todo, hasta se me hace un poco extraño de que entre todas las chicas que existen en el mundo y tienen sexo a diario, yo —que de vez en cuando lo tengo— quedara embarazada. —Bueno, si es tan estúpido como para preguntarte: "¿y cómo es que quedaste embarazada?"—imita la voz de un hombre—, tú debes responderle: cuando una mami y un papi se aman mucho, ellos... —Eres una estúpida. —la interrumpo y empezamos a reír como locas—. Gracias por apoyarme en esto. —Siempre juntas, Evans. —sonreí y asentí más calmada en respuesta. —Siempre juntas, Novak. —prometí para después entrelazar nuestros meñiques para sellar esa promesa. Tocaron la puerta y los nervios volvieron a mí. Freya me da una tranquilizante mirada y una suave sonrisa. Suspiro antes de asentir, ella abre la puerta... Lo reconozco en segundos. Es él. Sus ojos azules que hacían un costraste con su piel pálida, su cabello n***o, sus numerosos tatuajes y dos perforaciones en la oreja izquierda. Sí, definitivamente el bad boy con el que toda chica sueña, excepto yo. Nunca me llamaron la atención los chicos como él, los que fuman, se metan en problemas y tratan mal a todo el mundo, además de ser unos rompecorazones. Claro que esa noche todos mis pensamientos acerca de esa clase de chicos no me importaron para nada. Nos miramos fijamente por unos segundos que parecen eternos. Recuerdos de esa noche vuelven a mi mente, sus ojos clavados en los míos en todo momento, grabándose cada facción de mi rostro con una calma que a mí me hizo desesperar... Bajo la mirada algo avergonzada. Venía acompañado de cuatro guardaespaldas, lo que no me extrañó mucho al ser una figura pública importante necesitaba tanta seguridad como sea posible, aunque a una pequeña parte de mí le parecía algo exagerado. —Pasen por favor. —les pide amablemente la rubia al pelinegro y a los que parecen ser sus acompañantes. Éstos lo hacen—. Siéntense si gustan. —No tenemos mucho tiempo, así que dime por qué me llamaste. —habla Sebastian fríamente y mira mal a sus acompañantes al ver que estos iban a sentarse en los sofás blancos de la sala. El pelinegro se sienta en una silla y otro chico de cabello castaño que parecía tener su misma edad a su lado. —Hay algo que tengo que decirte, Sebastian. —este me mira neutro. Me muerdo levemente el labio y suspiro, tomando valor para decirle lo siguiente—. Estoy embarazada. La sala queda en un silencio que me pone aún más nerviosa e incómoda, además de que siento las pesadas miradas de todos sobre mí. Puedo ver que mis manos están temblando al igual que todo mi ser. Se reflejaba la sorpresa en el rostro de Sebastian, pero después vuelve a su fría mirada. Pongo mis manos sobre mi vientre por inercia, queriendo proteger a esa personita dentro de mí. —¿Cómo puedo estar seguro de que el niño es mío? —cuestionó serio. Su pregunta me deja algo descolocada. Aparentemente no recuerda nada de esa noche, no creo ni siquiera que recuerde mi nombre a menos que Freya se lo haya dicho. —Entiendo que no soy una santa ni un ángel, pero las fechas coinciden, este bebé tiene exactamente dos semanas. Además, esas semanas me las pasé entre vómitos, mareos y trabajos de universidad, ¿crees que tuve tiempo para estar con alguien más? Suspira con tranquilidad en respuesta y asiente, para luego mirarme con sus profundos ojos azules. —Eso lo sabremos luego de hacer una ecografía y un examen de sangre con mi doctor de confianza. —se levanta de la silla al igual que yo. No dije nada, ya que era una de las respuestas exactas que había estado considerando que iba a darme anoche mientras el insomnio me atacaba y pensaba con la cabeza fría la realidad de las cosas: el bebé fue resultado de algo de una noche, Sebastian no iba a simplemente aceptarlo así como así. —Lleven a la chica al auto y espérenme ahí. —ordena a sus hombres. —Ella no se irá a ningún lado contigo solo porque se lo ordenes. —musita Freya mientras se pone frente a mí para "protegerme" y el contrario rueda los ojos. —Como ya dije, no tengo tiempo para estúpidas escenas dramáticas. —mira al chico castaño que se encontraba callado, solo mirando con atención la escena—. Nos las llevaremos a ambas a la mansión. Ahora sí, vámonos. Dos hombres se acercan a nosotras para tomarnos con poca fuerza de los brazos y arrastrarnos escaleras, mientras lo único que se escuchaban eran los insultos que Freya les decía a los guardaespaldas. Joe, el portero, no se encontraba en la recepción como normalmente era su trabajo ya que esta era su hora de almorzar; algo peligroso, claro, pero hasta el momento nunca había pasado nada malo, todos los vecinos tenían vidas tranquilas. Nosotras también teníamos una, hasta que decidimos hacer esa llamada. —¿En serio no vas a decir nada? ¡Esto es prácticamente un secuestro! —exclama eufórica la rubia luego de que nos hayan hecho entrar a un auto acompañadas de los hombres que nos habían traído aquí: uno estaba manejando mientras el otro iba de copiloto. Antes de que nos hicieran entrar, vi como Sebastian y el que creía era su amigo subían a otro auto, siendo escoltados por tres guardias. Volteé a verla y relamí mis labios antes de darle una simple respuesta que la dejó callada: —Quiero llegar a esa mansión, hablar personalmente con Sebastian sobre qué vamos a hacer con este niño y nos vamos. Solo será un rato y volvemos al departamento, ¿sí? —aseguré mirándola con súplica, a lo que no me respondió y solo se cruzó de brazos con una mueca. > mis palabras antes dichas se repiten en mi cabeza, no parecían reales y no entendía el por qué. Mi mirada se concentró en la ventana cuando entramos a un hermoso bosque. Me distraje con el camino de pinos que tenían hermosas hojas de un color verdoso oscuro y las flores de las cuales desconocía los nombres, sin embargo, se veían preciosas. Incluso me tomé el atrevimiento de pensar en un pequeño niño corriendo y jugando entre los árboles de este gran bosque. Una sonrisa se apoderó de mi rostro y miré a mi amiga durante largos segundos, a lo que ella volteó a verme correspondiendo a mi sonrisa. Mis labios formularon un > que casi no se escuchó y solo me guiñó un ojo. Todo iba bien... hasta que, como los pocos momentos que me permitía para pensar cosas felices, terminó. Todo pasa en cámara lenta. Mirábamos con atención al frente hasta que se escuchó un ruido familiar para mí: un disparo. Le habían disparado a la rueda trasera del auto, específicamente del lado de Freya. Solo se escuchó un grito que ya no llegué a entender del copiloto antes de que el conductor perdiera el control del auto y terminara estrellado contra uno de los que anteriormente mencioné como un hermoso árbol. Ahora ya no era hermoso. Mis ojos se abrieron con lentitud luego de desmayarme por el impacto al sentir que tocaban repetidas veces con suavidad mi hombro y sentí que unos fuerte brazos me sacaban del auto para cargarme hasta salir del auto. Con dificultad me acostumbré a la luz y al hacerlo, me encontré con ese par de característicos ojos azules que reflejaron alivio al mirarme ya despierta. —¿Te encuentras bien? —preguntó a la vez que me dejaba sentada en el suelo de tierra. Asentí de forma leve, haciendo una mueca ya que me dolía un poco la cabeza. Miré el auto estrellado contra el árbol, al conductor muerto aún dentro del auto y al otro acostado en el suelo lejos mío, mientras uno de los que iba con Sebastian lo atendía. Entonces recordé lo que me faltaba. —¡Freya! ¿Dónde está, Sebastian? ¿Ella se encuentra bien? Dime que sí, por favor. No pudo responder cuando ya había visto al chico castaño sacar del auto un cuerpo algo pequeño y caminar hasta quedar casi al lado mío, se arrodilló para dejar su cuerpo suavemente en el suelo, sosteniendo únicamente su cabeza. Gateo hasta el cuerpo de mi amiga, había una gran mancha de sangre saliendo de su cabeza y ensuciando sus cabello, su piel más pálida de los normal, mientras sus ojos estaban abiertos, fijos, muertos. Y es cuando un grito tan fuerte que siento que me desgarra la garganta sale de mis labios, revelando mi dolor porque ella ya no estaba aquí. —Freya, despierta... Frey, por favor no me dejes. ¡Freya, te lo ruego, no me dejes! ¡Te necesito! —le grito y abrazo su ya algo frío cuerpo. La sangre mancha toda mi ropa, pero eso no me importa. El chico de cabello castaño del que aún desconocía el nombre se encontraba todavía a mi lado, mirándome con lástima. —Lamento mucho tu pérdida, pero este lugar no es seguro para que te quedes... Yo me quedaré con Freya hasta que venga la ambulancia. —habla en un tono calmado, pero que no demuestra ninguna emoción. Me abracé más al cuerpo de la rubia al escuchar lo último que dijo, negando repetidas veces con la cabeza mientras salían sollozos de mis labios. —Es mi mejor amiga, voy a quedarme con ella. Es entonces cuando unos pasos que se dirigen hacia nosotros se oyen y lo primero que veo es un par de botas negras para después ir subiendo la cabeza hasta encontrarme al padre de mi bebé con un frío semblante. —Vámonos ya, Olivia. Como ya dijo Dylan, este lugar es peligroso. —al ver que no me alejo de ella, suspira con fuerza—. Ya está muerta, déjala... Ella no volverá solo porque llores y ruegues. Murmuró esas crueles palabras en mi oído antes de tomarme del brazo y llevarme casi a rastras hasta el otro auto que lo llevaba a él y no le había pasado nada. No me resistí, ya que aún estoy en shock por el reciente suceso. Freya está muerta. Mi mejor amiga, la única que siempre estuvo ahí para mí e intentó darme todo lo que necesité... está muerta. Me adentra al auto en la parte trasera mientras lloro a mares y los hombres que quedaron un poco lastimados solo me miran con incomodidad, sin saber bien qué hacer conmigo. Todos los recuerdos con Freya vuelven a mí; el día que la conocí hace quince años —cuando apenas tenía cinco años y ella seis—, o cuando mi primer amor me engañó y ella le dio un fuerte puñetazo. Siempre me protegía de todo lo que intentara hacerme daño, ella resistió tantas cosas: frío, hambre, e incluso una violación. Pero nunca se rindió y siguió con su vida. Fue tan fuerte todos estos años y lo más estúpido provocó que muriera: un "accidente" de auto, que de accidente no tenía nada. Si hubiese sabido que esto pasaría al llamar a Sebastian, nunca lo habría hecho y ella seguiría aquí. Todo fue mi culpa. Yo la metí en esto cuando ella no tenía responsabilidad. Fue mi error ir a ese club, tomar todos esos tragos y acostarme con alguien que ni siquiera conocía. Freya tenía toda una vida planeada, hasta tenía una gran conexión con Jasper por lo que me había contado. ¿Por qué las personas buenas siempre son las primeras en morir? —¿Sospecha de alguien que pudo haber hecho esto, señor? —quiso saber uno de los guardaespaldas que no había resultado herido ya que iba con Sebastian en el otro auto. —Solo hay un nombre que se me viene a la mente al analizar bien todo esto: el cobarde de Mallow. Hace mucho que no sabemos nada acerca de él, ha estado demasiado tranquilo. —comenta el pelinegro mientras con suavidad acaricia mi brazo—. Pero nos va a pagar esto, eso puedes asegurarlo. Creí que le estaba hablando al hombre, hasta que lo miré de reojo y me di cuenta de que en realidad sus ojos estaban clavados en mí. El nombre que mencionó Sebastian quedó grabado en mi mente. Claro que nos lo pagaría, obtendría mi venganza por arrebatarle la vida a mi mejor amiga. Aunque me costara la vida, iba a acabar con la suya. ♡ ¡Hola, mafiosxs! ¿Cómo están? Espero que muy bien. Quería pasar a decirles que he leído los comentarios acerca de la redacción de los capítulos e informarles que realmente no estaban escritos así originalmente. Lo sucedido fue que al pasarlos aquí fueron "traducidos al español" automáticamente por esta aplicación, pero no se preocupen que ya estoy corrigiéndolo. Ojalá tengan un lindo día, adiós
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD