S E B A S T I A N
Finalmente llegamos a la mansión luego de un rato en el auto buscando entre los árboles algún indicio del imbécil que le había disparado al auto, sin obtener ningún resultado; seguramente aprovechó que sacábamos los cuerpos del automóvil para escabullirse como la asquerosa rata que era.
Miro a la chica que se encuentra a mi lado, con su cabeza descansando sobre mi hombro ya que se había quedado dormida llorando en el trayecto. Fui duro con ella, lo admito, pero mi día no había comenzado bien por algunas nuevas noticias que había recibido —entre ellas, la de su embarazo que quedó confirmado con una ecografía que había encontrado sobre la mesita antes de que nos fuéramos— y se puso mucho peor con todo lo que anteriormente sucedió en el bosque. Ya habíamos mandado hombres para que se encarguen de buscar pistas y limpiar la escena, lo que menos quería era policías rondando por mis terrenos.
Cuando estaciona frente a la entrada de la mansión, tomo delicadamente a Olivia en mis brazos como si de una princesa se tratara, ya que bastantes golpes había recibido también en el choque, y uno de los guardias casi que corre para abrir la puerta en cuanto comienz a caminar hacia ella. Me dirijo hasta una de las habitaciones libres más "femeninas" que había en la casa y la dejo descansar sobre la cama. La miro unos segundos, analizando sus facciones y pensando en lo duro que debe ser perder a esa única persona tan especial con la que cuentas en un "accidente" tan trágico.
Suspiro recordando las veces que también estuve en esa situaciones muy similares a la suya y finalmente salgo de la habitación que desde ahora sería suya para dejarla descansar. Porque sí, desde ahora se quedaría aquí con protección de los guardias las 24 horas del día. No permitiría que volviera a pasar algo como lo reciente.
Bajo las escaleras para encaminarme hacia uno de mis lugares favoritos: mi despacho o, como los que me conocen bien lo llaman, mi guarida cuando deseo estar solo. Al entrar, no me sorprendo al ser que lo primero que encuentro es la seria mirada de Dylan, mi único y, por lo tanto, mejor amigo de toda la vida. Recorro tranquilamente la habitación hasta sentarme en la cómoda silla de mi escritorio con una relajada expresión, mientras él se levanta del sillón en el que se encontraba para sentarse frente a mí. Lo miro con una ceja alzada a los ojos, esperando que hable.
Es entonces que explota.
—¿Acaso te volviste completamente loco? —exclama eufórico e incrédulo, pero solo me encojo de hombros, sacando unos papeles de un cajón del escritorio que era importante que revisara porque son de la empresa.
—¿Podrías calmarte? Sabes que odiaría tener que ponerte un tranquilizante... otra vez. —advierto en un tono neutro e hice una mueca.
—¿Qué planeas hacer con la chica? ¡Casi se muere sin siquiera haber llegado a la casa! Si eso le pasó a ella, imagínate con su bebé. Sabes perfectamente que no puedes hacerte cargo del niño, y ni siquiera sabes si en realidad es tuyo.
—Sí lo sé, Dylan. Ese bebé que espera es mío.
De todas las chicas con las que he estado a lo largo de mi vida, Olivia fue la única que logró ocupar un lugar en mi cabeza después de lo que pasó. Fue por eso que le dejé mi número de teléfono en la nota, era la primera vez que lo hacía, y creí nunca se atrevería a llamarme. Sin embargo, el asunto del bebé me tomó por sorpresa. Siempre que estaba con alguien usaba preservativo, no importaba lo borracho que estuviera, nunca lo olvidaba. Aparentemente esa noche estaba tan concentrado en ella, en sus ojos verdes tan exóticos y su cuerpo estructural con un vestido que le quedaba a la perfección… Ahora la tenía nuevamente conmigo, junto con un bebé en su vientre, por el cual me emocioné ya que mi familia estuvo insistiendo demasiado estas semanas con querer que me case con una chica y forme una familia: Olivia hizo más fácil para mí la parte de formar una familia. Lo del matrimonio, bueno, eso lo veríamos después con más calma.
—¿Cómo estás tan seguro? Ella puede estar mintiéndonos. ¿Y si Jackson la envió aquí para investigar sobre nuestros puntos débiles?
Me tensé al escuchar ese nombre. Jackson Hale, la única persona a la que odiaba casi tanto como a mi propio padre. Cuando asumí mi lugar como líder de la mafia Hayes tras la muerte de mi tío, él se ha ocupado —hasta el día de hoy— de hacer lo imposible para quitarme mi poder por los estúpidos celos que me ha tenido desde que éramos adolescentes.
Recuerdo la época en la que nos llevábamos bien, se podría decir que éramos algo así como mejores amigos, pero todo se fue terminó en ese día.
—Hay algo que no te conté porque... sabía que ibas a regañarme como si fuera mi madre, pero está la pequeña posibilidad de que haya mandado a nuestro investigador privado a seguirla luego de lo que pasó. —confieso sereno, para que él no se altere como siempre lo hace con estas cosas.
Era verdad, había tomado medidas desesperadas para volver a contactar con ella cuando lo único que me había quedado era su nombre. Aunque con eso Samuel, el investigador, consiguió dar con Olivia y la vigiló las dos semanas siguientes a los sucesos, asegurándome que no había estado con nadie más luego de mí y que todo lo que me había dicho la chica era cierto. Hasta se tomó la molestia de usar algunos contactos que tenía en el hospital —ya que si hay dinero de por medio todo es posible—para hacerle él mismo la ecografía y confirmar que efectivamente estaba embarazada. Al día siguiente de haberme enterado, recibí su llamada de su difunta amiga.
—¿Es en serio? ¿Qué es lo que tiene de especial esta chica, Sebastian? Nunca te había visto así por absolutamente nadie. el comentario de Dylan me hizo volver a la realidad y solté un suspiro.
—Ellos dos son mi asunto ahora, yo soy el padre de ese bebé, no tú... Así que te pido como mi mejor amigo que no intentes meter tus narices en esto. Lo que yo decida hacer con esa chica es mi problema. —musité lentamente para no comenzar a alterarme que era lo que menos quería. Él levanta la mirada confundido, hasta parecía un poco dolido.
—Te conozco desde pequeño, Sebastian, sé cada maldito detalle acerca de ti. Hemos pasado por las malas y hasta las peores cosas, las cuales superamos juntos... ¿y aún luego de todo eso, eres capaz de decirme que no me meta en algo tan importante como una chica a la que embarazaste, que puede llegar a correr peligro si se queda con nosotros? —cuestiona, mirándome ofendido, al mismo tiempo que también algo afligido.
—Sabes que eres como un hermano para mí... pero si te acercas a ella o intentas decirle algo de más, juro que te dispararé, Dylan. hablaba totalmente seguro de mis palabras y saqué un arma del cajón principal, la cual sostenía de forma tan firme en mi mano.
> fue inevitable que pensara.
—Soy tu mejor amigo, Sebastian, y creo que tengo derecho a decir que estás loco. Estás mal psicológicamente y esto es solo otra de tus locuras. Un día te cansarás de esa chica y le harás daño, como hiciste con...
—No la nombres si aprecias tu vida.—le advierto en un tono alto, sacándole el seguro al arma y él niega con la cabeza.
Claro que además de las chicas de una sola vez hubo un amor. En realidad, tuve tres amores, pero de diferentes formas: dos que creí que realmente me amaban, que se quedarían a mi lado siempre, me apoyarían, podríamos ser felices... y otra que pudo romper por completo la poca confianza en las mujeres que aún me quedaba.
Desde ese momento, dejé de creer en las mujeres, para mí solo eran un descargo; romperles el corazón a las que se ilusionaron, tal como alguna vez lo hicieron conmigo, era mi pasatiempo favorito. No estaba seguro de que eso pudiera cambiar.
—Entiendo lo tu padre te hizo, es por eso que necesitas ayuda. Puedo llevarte con un psicólogo, él te ayudará, como lo hizo conmigo. Pero esto no nos sirve, Sebastian. Pones a la chica y al niño en peligro, porque si tú te hundes, los arrastras a ambos contigo.
-¡Nunca vuelvas a mencionarlo! ¡Yo no necesito un psicólogo! ¡No estoy loco!- Grito mientras rompo las cosas que se encuentran sobre mi escritorio. Dylan intentó detenerme, pero lo empujo con fuerza.
—Sebastian, calmate. Oye, tranquilo, perdón por lo que dije. —susurra con calma y me toma por los hombros intentando tranquilizarme.
—T-trae a Olivia, n-necesito hablar con ella. —ordeno, a lo que él me mira con desconfianza—. ¡Es una simple orden, Dylan! ¡Maldición, solo traela! ¡La quiero aquí!
Sale rápidamente del despacho y sigo rompiendo las cosas que se encuentran a mi alrededor sin importarme lo caras o valiosas que fueran. Ese tipo de cosas materiales se pueden arreglar o volver a comprar... hay otras que no. La estabilidad tanto emocional como física, por ejemplo. Esa era una de las cosas que creía que en alguien tan lastimado como yo, jamás se podría solucionar.
"Mata a ese hombre". "Deja de llorar como una niñita. ¡Eres un hombre, comportate como uno!". "Si no quieres recibir una paliza peor que la de ayer, será mejor que hagas lo que te digo". "Debes convertirte en un asesino perfecto y seguir con el legado familiar. ¿Lo entiendes?". Sus frías pero claras palabras se repiten en mi mente una y otra vez como la letra de una canción. Una canción interminable que solo me hace daño cada vez que tengo que escucharla.
Saco una foto de mi padre que se encontraba hasta el fondo del ultimo cajón del escritorio, donde guardo todas las cosas que oculto bajo llave. Soy idéntico a él hablando de lo físico, aunque lo negara una y otra vez a cada persona que me lo dijera, que tuvo la oportunidad de conocer personalmente a mi padre. Sus palabras están grabadas en mi mente, como prometió desde que tengo memoria solo para hacerme digno de merecer su orgullo.
¿Qué tan importante es el orgullo de un padre que nunca trató de hacer nada para ser uno bueno? Presente en mi vida estuvo claramente, pegado un muy largo tiempo como una curita cuando te lastimas... Pero como pasa cada vez que cuando tu superficial herida se mejora, llega el momento de sacar esa curita. Me llevó mucho sacarlo de mi vida, hasta que finalmente lo hice y no me arrepiento de nada.
Sé que estoy enfermo mentalmente, pero un psicólogo no me servirá de nada, no logrará entender lo que me pasa; nadie a quien me he tomado la molestia de explicarle ha podido entenderlo. Mis traumas son como un ejercicio matemático sin resultado ni aunque trates mil veces de volverlo a hacer.
Esa mujer fue la única persona a la que le tomé la confianza suficiente para contarle todo sobre mí, y me consideró un enfermo mental al que metería a un loquero si no olvidaba todo eso por ella. Eso resultó ser algo imposible, por eso hizo lo que hizo, después me abandonó, como todos a los que he amado hicieron. Incluso Dylan debe estar considerando esa opción por la expresión cansada que aparece en su rostro tras mis ataques que rara vez tengo, pero ahí están.
Todos se han cansado de mí, excepto una persona: ese bebé que viene en camino. Él no sabe nada, no sabe que su padre es un monstruo y jamás lo sabrá. Me amará, esa es su obligación como hijo, no podrá irse de mi lado. Vivirá bien, eso es algo más que seguro, no le faltará nada ni le negaré ninguna de las cosas que me pida.
Eso es lo que haré ahora: cuidaré a mi hijo como mi padre no lo hizo conmigo. Le daré todo el amor que no me fue otorgado por esa importante figura masculina en el desarrollo de un niño y lo protegeré de todo el que intente hacerle daño. No arriesgaré su vida metiéndolo en estos "negocios", tampoco lo obligaré a matar ni a aprender a usar un arma con cinco años. Tendrá una vida normal y feliz, la vida que me fue negada.
♡
¡Hola, mafiosxs! ¿Cómo están? Espero que muy bien. Quería pasar a decirles que he leído los comentarios acerca de la redacción de los capítulos e informarles que realmente no estaban escritos así originalmente.
Lo sucedido fue que al pasarlos aquí fueron "traducidos al español" automáticamente por esta aplicación, pero no se preocupen que ya estoy corrigiéndolo.
Ojalá tengan un lindo día, adiós