NARRADOR OMNISCIENTE Mientras a Olivia se la llevaban para hacerle unos análisis, Dylan se quedó con la pequeña Hayes, quien lo miraba enfocando sus bellos ojos en los suyos. Había un brillo en ellos que él hacía mucho tiempo no veía: inocencia. En parte se sentía culpable, Armonía tendría que cargar con el peso que lleva ser una Hayes. Apartó sus ojos de la bebé cuando a lo lejos pudo escuchar la voz de Sebastian. Sabía que era él, lo conocía desde que eran niños y ese tono serio era característico en él. Seguramente vendría a buscar a Nia y, aunque suene casi imposible, ver a la madre de la niña. A paso lento, ya que estaba intentando hacer que la bebé se durmiera, se acercó a la recepción donde se encontraban los primos Hayes. -¿Entendiste lo que debes hacer, o tengo que volver a ex

