O L I V I A
Ya han pasado tres días desde que estoy aquí, hoy es sábado y esta noche será la estúpida fiesta que Sebastian planeó. ¿Acaso es tan importante anunciar mi embarazo? No quiero estar en esa tonta fiesta llena de viejos amargados apegados a las tradiciones de antes que me juzgarán por haberme embarazado joven.
Tuve que ponerme un vestido rojo largo simple, aunque es muy bonito, con unos tacones también rojos y un anillo de compromiso que él me dio. Aún estoy dudando sobre si seguir con esta farsa, no soy una fanática de las mentiras. Pero ya estoy metida en esto así que no hay vuelta atrás. Puedo sentir la presión que hay sobre mí: si lo hago mal, no sólo perderé mi libertad, sino que también la vida. En esa parte dudo si primero me matará Sebastian o toda su familia.
Termino con los últimos retoques en mi cabello; había recogido mi cabello a un lado y tenía un ligero maquillaje. Era simple, no era de la clase de chica que se arreglaba mucho para las fiestas ya que no me gustaba mucho salir. En la secundaria solo tenía una amiga —además de la difunta Freya— y hacíamos pijamadas. La única vez que decidí en serio celebrar es la razón por la que ahora estoy aquí. Tenía experiencia con el alcohol ya que desde los 16 años tomaba, pero el tequila era mi debilidad.
Me pongo el collar que uso desde el día en que nací. Cuando me encontraron en la entrada de la Iglesia donde fui abandonada, solo tenía una nota con mi nombre, una marca de nacimiento que todos consideraban extraña (a mí siempre me pareció genial, me hacía... diferente a los demás) y este collar que seguramente era de mi progenitora. En mi vida pocas veces la he llamado madre —tan pocas que podría contarlas con mis dedos—, solo es la mujer que me dio a luz y luego me abandonó porque no quiso hacerse cargo de mí. No la odiaba, había algo que me impedía hacerlo; no sabía la razón por la que hizo lo que hizo, y esa es una de las preguntas que recorren mi mente cada vez que soy tan masoquista como para recordar mi pasado.
¿Por qué lo hizo? ¿No me quería? ¿Y mi padre, él sabía que yo existía? ¿La abandonó y no pudo hacerse cargo? No lo sabía. Para mí, las respuestas a esas preguntas eran imposibles de saber.
Salgo de mi ensoñamiento al escuchar que tocan la puerta, doy una última rápida mirada al espejo y volteo.
—Pasa. —digo y Sebastian aparece en mi campo de visión.
—¿Estás lista? —suspiro pero asiento con la cabeza. Los nervios se apoderan de mí. ¿Y si digo algo erróneo?—. Siempre debes estar cerca de mí o de Dylan. No estés nerviosa, solo serán tres horas y luego les diremos a todos que te sientes mal.
—Gracias. —sonrío un poco más tranquila.
Que comience el show.
Me toma de la mano para bajar lentamente las escaleras. Hay muchas personas abajo, la mayoría son ancianos con sus esposas —algunas parecen de mi edad— y otros más jóvenes también acompañados de sus parejas. La sala se queda en silencio al vernos bajar, lo que provoca que mis nervios aumenten.
—Muchas gracias por asistir a la fiesta, familia y amigos. Espero estén disfrutando, en la hora de la cena les daremos un importante anuncio.—habla el pelinegro amablemente, lo que me resulta extraño en él.
Bajamos los últimos escalones y nos acercamos a una pareja a mayor. Me sonríen amablemente, por lo que les devuelvo la sonrisa.
—Olivia, te presento a mis tíos David y Kayla. Tíos, les presento a Olivia, mi esposa. —dijo Sebastian, ambos parecían estar sorprendidos.
—Es un gusto conocerlos. —strecho las manos con ambos.
—El gusto es nuestro, querida. Me alegra que mi pequeño Sebastian al fin encontrara a una buena mujer. —me dice Kayla. Asiento aún con mi sonrisa en el rostro.
—Muchas gracias, señora. —respondo de forma respetuosa.
—Bueno, debemos irnos. —anuncia el ojiazul y sus tíos asienten.
Nos alejamos de ellos y Sebastian me presenta a varias parejas a las que saludo con falsas sonrisas. Luego de David y Kayla, todos me miran con odio, asco y celos —eso más que nada por parte de las mujeres—. ¿En serio mi bebé crecería con una familia como esta? ¿Acaso ellos saben del negocio que realiza Sebastian o solo les interesa el dinero que este les da, sin importarles de dónde venga?
—¿Esto ya termina? Me estoy aburriendo y tengo hambre. —comento en un susurro.
—Ya casi, solo falta una persona. —contesta sin mirarme. Parece estar buscando a alguien con la mirada, pero suspira con rendición—. Mejor vamos a cenar.
Todos pasan a la extensa mesa luego de que una de las cocineras anuncia que la cena estará lista en unos minutos. Me siento en la cabecera de la mesa y él en la otra, todos los demás a nuestros costados. Finamente llega la comida y un silencio se apodera de la sala, uno que otro comentario sale de sus bocas. Pude sentir varias veces las miradas sobre mí, esperando que dijera algo, pero sólo me quedé callada.
—Buenas noches. Lamento llegar tarde, tuve un pequeño percance. —un chico castaño de bellos marrones apareció en el umbral de la puerta.
¿Es extraño pensar que creo conocerlo?
—Jackson. Llegaste justo a tiempo. Siéntate por favor, estaba a punto de dar dos grandes noticias. —Sebastian se acerca al chico y le indica que se siente en una silla a su lado, lo que me hace pensar que son buenos amigos. Sin embargo, se puede sentir la tensión y nerviosismo por parte de los invitados, lo que me confunde—. Como ya les había mencionado anteriormente, Olivia es mi esposa. Una de las grandes noticias es que ella está embarazada: un nuevo Hayes se sumará a la familia.
Todos se acercaron a nosotros y empezaron a felicitarnos. Sus sonrisas eran más falsas que su botox. ¡Intentaban aparentar 50 cuando algunos de ellos parecían de 70!
El tal Jackson se quedó mirándome fijamente durante unos minutos que se me hicieron eternos, parecía estar analizandome con la mirada, al igual que yo lo hacía con él. Lo conocía, de eso estaba segura, pero ¿de dónde?
—Y la otra gran noticia... —ontinuó Sebastian luego de que terminaran de felicitarnos— es que me enteré de que nuestro querido Jackson Hale consiguió unas tierras fértiles en las afueras de la ciudad. Espero que tus negocios salgan bien, Jackson.
—Muchas gracias, Sebastian. Espero que algún día tú también encuentres unas tierras como las que yo tengo, sólo es cuestión de llegar bien a unos acuerdos. —se notaban a kilómetros las falsas sonrisas en los rostros de ambos. La tensión seguía tan presente, podría cortarse con un hilo, pero traté de no darle importancia.
Esta no es familia, tampoco los consideraría como tal en un futuro. Son solo los familiares de mi bebé, y yo una cazafortunas (como pude escuchar que susurraban algunas de las mujeres cuando se reunieron en un rincón a tomar champaña y "charlar", que en realidad se trataba de contar todos los nuevos chismes).
Luego del postre, nos dirigimos a la sala en la cual una orquesta empezó a tocar música clásica. Las parejas bailaban por toda la sala al ritmo de la suave música. ¿Yo? Yo me "escondí" en una esquina para que nadie me viera y me obligaran a bailar. Estaba buscando a Sebastian para poder irme lo más rápido posible a mi habitación. Ya pasaron las tres horas, mis pies dolían, sentía unas inmensas ganas de vomitar lo poco que pude comer en la cena y ya no soportaba a nadie.
—¿Ya me puedo ir? En verdad me duelen los pies y a este niño no pareció gustarle la comida. —le conté al padre de mi hijo con una mueca en mi rostro.
—Está bien, ya puedes irte. Les diré a los invitados que te sentías mal; escapa mientras puedas. —susurró en mi oído, provocando que un escalofrío recorriera mi columna vertebral.
Camino disimuladamente a las escaleras y subo con rapidez para que nadie se dé cuenta de que me fui. Antes de poder entrar a mi cuarto, una persona sale del mismo.
Jackson.
—Oh, hola, Olivia. Qué agradable sorpresa encontrarte aquí. —saluda cortésmente, pero lo miro con el ceño fruncido.
—¿Se puede saber qué hacías exactamente en mi cuarto? —cuestiono cruzándome de brazos.
—Lo siento, no sabía que era tu cuarto. Estaba buscando el baño. —dice una excusa que parece real, sin embargo, desconfío de él.
—Continúa por este pasillo, es la tercer habitación a la derecha. —contesto de memoria lo que me había dicho Dylan cuando me mostró bien la casa hace unos días—. Ahora, si me disculpas, de verdad estoy muy cansada.
—En realidad, también quería hablar de algo contigo. —lentamente toma mi brazo, comenzando a hacer presión y una mueca de dolor aparece en mi rostro.
—Lo siento, pero no puedo ahora. —trato de mantener el papel de esposa amable, pero ya estaba molesta.
Intento zafarme, pero no puedo al ser su fuerza mayor que la mía. Me pone de espaldas por lo que suelto un jadeo de dolor y sigo tratando de soltarme de su agarre.
—Esto debe ser una broma. —lo escucho susurrar.
—¡Suéltame! —finalmente consigo zafarme cuando su agarre flaquea y me doy vuelta de forma brusca darle un puñetazo en la cara.
—¿Qué le estás haciendo a Olivia, Jackson? —aparece algo tarde un alterado Dylan con una copa de champaña en la mano, poniéndose en medio de nosotros para así separarnos.
—Solo felicitaba a Olivia por su futuro bebé y ella reaccionó mal. Debe ser por las hormonas del embarazo, supongo. —responde Jackson con la mano en su mejilla donde recibió el golpe, a lo que lo miro mal—. Si me disculpan, debo volver a la fiesta.
Se aleja con nuestras miradas puestas fijamente sobre él. Hago una mueca al tocar mi rojiza muñeca que seguro dejaría una marca mañana.
Idiota.
—¿Te hizo algo? pregunta preocupado el castaño, a lo que niego con la cabeza. Luego le cobraría esto al idiota del tal Jackson.
—Nada de lo que no pueda defenderme sola... Ni reflejos tiene ese idiota.
Le doy una sonrisa torcida y un "Buenas noches" antes de entrar a mi cuarto para por fin quitarme el vestido de encima y tirarme sobre la cama, pensando en lo extraño que fue lo que acababa de pasar.
Realmente no termino de entender las razones de lo que acababa de suceder, aún si mi cabeza no deja de maquinar haciendo teorías. Sin embargo, de algo estaba segura: esta no será la última vez que vea a Jackson.
♡
¡Hola, mafiosxs! ¿Cómo están? Espero que muy bien. Quería pasar a decirles que he leído los comentarios acerca de la redacción de los capítulos e informarles que realmente no estaban escritos así originalmente.
Lo sucedido fue que al pasarlos aquí fueron "traducidos al español" automáticamente por esta aplicación, pero no se preocupen que ya estoy corrigiéndolo.
Ojalá tengan un lindo día, adiós