12- Yoga

2370 Words
ALEXA Cuando me despierto a la mañana siguiente, mi cuerpo vibra. No puedo distinguir si es el hecho de que nuestro primer desafío real filmado nos espera en cuestión de horas, o si es el hecho de que Nolan esta medio desnudo, completamente sexy, y totalmente y maniáticamente soltero a solo dos metros a mi izquierda. Voy a optar por una combinación saludable de ambas. Cualquiera de las dos me matará por la tensión acumulada, así que es imperativo para mi hacer lo único que se hacer: eliminar el estrés con ejercicio. Son un poco más de las siete de la mañana. Puse mi alarma para las ocho y media sabiendo muy bien que no la necesitaría, porque mi cuerpo está entrenado para despertarse antes que todos, pase lo que pase. Incluso después de una noche bebiendo y relacionarme con los demás concursantes de camiones de comida mientras las cámaras acechaban, filmando cada uno de nuestros movimientos y tragos de vino. Puede que nunca me acostumbre a las cámaras, pero al menos me impidieron beber demasiado, porque tenía demasiado miedo de hacer el ridículo. ¿Y quién quiere que le recuerden eso por el resto de su vida? Después de todo, esto no es “El Amor es Ciego”. Me levanto de la cama silenciosamente, me lavo la cara en nuestro enorme baño y luego empiezo a buscar el mejor lugar para mi rutina matutina. Tenemos un sala entera en esta suite, así que la elección se hace sola. Extiendo mi tapete de yoga y me acomodo de cara a las cortinas bañadas por el sol en la pared este de la habitación. Y luego me muevo. Y respiro. Y me muevo más. Y respiro más. Este es mi refugio infalible, el único lugar donde mis pensamientos se desvanecen y el estrés comienza a relajarse y, por un bendito parpadeo de segundo, todo tiene sentido. Pierdo la noción del tiempo, como siempre y para cuando me estoy levantando para hacer una brutal secuencia de paradas de manos seguidas de un ejercicio de abdominales con las piernas cruzadas en el aire, oigo un aturdido –¡Mierda! – Mis músculos se tensan, pero sé que no debo buscar desesperadamente el origen de la voz. ¿lógicamente? A) Solo puedes ser Nolan, y B) si pierdo mi centro de equilibrio, que es mi visión ahora mismo, voy a caer de cara y romperme el cuello. Mis brazos se tambalean mientras lucho por mantener el centro. Me concentro en respirar profundamente. Nolan no dice nada más. Estoy mirando hacia la ventana, así que no puedo saber si todavía me está mirando o si se ha retirado a su ala de la suite del hotel. Sin embargo, todavía puedo sentir su mirada ardiendo sobre mí. Me bajo lentamente hasta el suelo, desatando mis piernas para volver a ponerme de puntillas en posición de plancha. Una respiración profunda sale de mí, y cuando me doy la vuelta, Nolan está sentado en uno de los sillones de la sala, frente a mí. Llevando solo su ropa interior. Se me encoge el estómago. No esperaba que se levantara tan temprano. No esperaba que viera esta rutina en absoluto durante nuestro viaje. Y ciertamente no esperaba que estuviera de camino a su audición para Sexys salvajes: Edición Bóxer. –Buenos días– digo. Inclina la cabeza, apoyándola en su dedo índice y medio mientras me observa. Entrecierra los ojos. –¿Qué demonios es esto? – –Um, yoga– digo lentamente. –No, me refiero a esto. ¿haces yoga así y ni siquiera me lo cuentas? – Sus palabras son las habituales de Nolan, pero su voz carece de la energía habitual. Todavía suena aturdido, esa arenilla de recién despertado me raspa, poniendo cada centímetro de mi cuerpo en alerta máxima. Le ofrezco una sonrisa y cometo el error de mirarlo durante más de una fracción de segundo. Veo la arruga de su vientre por cómo se recuesta en la silla. Los poderosos músculos de sus muslos. El vello oscuro esparcido por sus piernas. La banda blanca de sus calzoncillos bóxer contrastando con la tela negra que cubre algo por lo que podría donar un órgano para verlo en este momento. Los planos de su pecho que me ruegan que pase la palma de la mano por la piel apenas bronceada. > reprendo en mi mente. –No veo cual es el problema– digo, sentándome en la colchoneta, estirando las piernas frente a mí. Las flexiones hacia adelante son una buena idea. Así no tengo que mirarlo. –No puedo creer que nunca me hayas dicho que haces esto– dice finalmente. –Bueno, aquí está mi anuncio formal– espeto, enganchando las palmas de las manos tras los talones. –Practico yoga– –No solo yoga– insiste. –yoga nivel profesional– Me encojo de hombros, lo cual es un poco difícil de hacer cuando tienes el pecho presionado contra las rodillas. –Bueno, da igual– –¿Por qué nunca hemos hablado de esto? – Porque no quiero que nadie lo sepa>> –Supongo que nunca surgió– —No crees que esto sea raro– Se me escapa una carcajada. –¿Se supone que debía presentar por escrito mi solicitud para tener una práctica personal de yoga? Maldita sea Nolan– Refunfuña algo que no entiendo del todo. Sigo sonriendo para mis sorpresa, porque es lindo, y en el fondo, se siente como algo mucho mas de lo que es. –Sería como si hubiera jugado al rugby durante un año entero y no lo hubiera mencionado ni una sola vez– dice Nolan después de que cambio a flexiones hacia adelante sentada con las piernas abiertas. –Dirías: “Vaya, Nolan, no puedo creer que nunca me hayas dicho que jugaste rugby” y yo diría: “Si bueno, ¿quieres que presente por escrito mi solicitud para deportes personales? – Mi frente toca el suelo mientras más risas salen de mí. –¿Ya terminaste de molestarme por esto? – -Todavía no– Suelto un suspiro dramático. –Bueno, ¿puedes darte prisa? Estás interrumpiendo mi rutina– –¿Tienes una rutina? – Se burla y se levanta, volviendo al dormitorio. –¿Estás practicando para algo? Es como si ya no te conociera– Continúa quejándose, pero la puerta del baño se cierra un momento después, amortiguando sus quejas. Continúo con mi práctica, aunque mi concentración está por los suelos. Mi mente esta irrevocablemente en Nolan, deseando que vuelva y continúe quejándose de mi solo en ropa interior, para poder ver la arruga de sus abdominales una vez más. Por favor, Dios. La puerta del baño se abre, pero no regresa a la sala de inmediato. Cuando lo hace, lleva pantalones cortos negros y mi camiseta negra favorita. n***o sobre n***o, justo como me gusta. Se deja caer en el sillón de nuevo, pasándose los dedos por el pelo. –¿Dónde estábamos? – dice –Te quejabas de que hago algo sin tu conocimiento– –Exactamente. ¿Qué demonios, Alex? Pensé que eras mí amiga– Me alegra que mi entrenamiento sea una excusa para explicar por qué se me calientan las mejillas. Puedo decir que estoy sudando si me reprende por tirar de la cadena. –Soy tu amiga. Una que practica yoga– –Por eso eres tan…– Me mira con los ojos entrecerrados como si no pudiera encontrar la palabra. –¿Qué? – –Delgada– dice finalmente. –Se necesita mucha fuerza para hacer lo que hago– suelto, de lo que me arrepiento inmediatamente. No quiero exponerme ahora mismo. –¿Qué es qué? – –Esto– Hago un gesto amplio hacia mi cuerpo. –Ya sabes. Existir– No parece convencido. –Ajá. No puedo creer que Andy nunca me haya dicho que haces yoga– Resoplo. –¿Por qué te diría que hago yoga? De todos modos, nunca le importó. No es para tanto– Nolan todavía está de alguna manera insatisfecho; puedo sentirlo mientras me empujo del tapete y lo enrollo. Me mira con los ojos entrecerrados. Guardo el tapete en la esquina de la sala, y cuando me doy la vuelta, Nolan está de pie en medio de la habitación, absorbiendo todo el aire con su imposible atractivo. Básicamente, se levantó de la cama, se puso la ropa más cómoda y probablemente se cepillo los dientes, pero aún podría posar para una sesión de fotos y ganar un maldito concurso con la forma en que me mira ahora mismo. –Podríamos haber estado yendo al gimnasio juntos todo este tiempo– La acusación se refleja en su voz, y me hace sonreír. –¿Podríamos? Pensé que solo llevabas a tus pequeñas amigas con derecho a roce– Las palabras se me escapan de los labios antes de que pueda pensarlo mejor, y mi cuello se calienta. Estoy hablando de su vida s****l sin parar estos días, y no puedo evitarlo. Estoy tan aterrorizada de tener que sufrir con otra de sus amigas durante nuestro viaje que mi ansiedad se está desbordando ahora. –¿Disculpa? – –Si fuera al gimnasio contigo, significaría que soy, ya sabes, uno de tus juguetes– Las palabras simplemente salen a borbotones, y no puedo controlarlas. Esto es una avalancha activa, gente, y yo soy a la vez las rocas que caen en cascadas y los peatones desprevenidos que estan abajo. –Quiero decir, ¿no es por eso que llevas a las chicas al gimnasio? ¿solo para llevarlas a la cama después? – ya no tengo ni idea de lo que estoy diciendo. Mi corazón esta acelerado. Por favor, Dios, has que pare. El rostro de Nolan pasa lentamente de la diversión a la profunda confusión, lo que solo me pone mas nerviosa. Ahora necesito asegurarle que no quiero exactamente lo que estoy insinuando que casualmente es también lo que deseo con tantas ansias. –Lo siento– continúo balbuceando. -Pero ¿no crees que deberíamos preservar la integridad de nuestra relación evitando el sexo en el gimnasio? – Todo dentro de mi gime. ¿he terminado ya? ¿He convencido a Nolan de que no lo quiero, incluso mientras mis células vibran con nada más que deseo por él? –Nadie dijo nada sobre sexo en el gimnasio excepto tú– dice Nolan, con un tono de voz que nunca antes había escuchado. No se equivoca. Y ciertamente no estoy en mi sano juicio. Aún así, se me pone la piel de gallina en mis antebrazos, y no puedo apartar la mirada de sus cautivadores y gélidos ojos azules. –Bueno, mi punto es…– Dios, ¿acaso tenía algún punto? –…que algunas cosas deben mantenerse en privado– Arquea las cejas. –¿Ah? ¿Ese era tu punto? – –Si– Respiro hondo, evitando el contacto visual con él mientras paso junto a él y entro en el dormitorio. –Voy a ducharme ahora, adiós– Entro pisando fuerte en el baño, desafiante por algo que es un misterio incluso para mí, y una vez que la puerta se cierra de golpe detrás de mí, entierro mi cara entre mis manos. ¿Qué demonios fue eso? Si necesitaba alguna prueba de que cruzar la línea con Nolan es una mala idea, ahí está. No solo sería capaz de controlarme si las cosas de alguna manera se volvieran sexuales entre nosotros, vi la mirada en el rostro de Nolan cuando surgió la idea, y no fue nada agradable. La confusión era tan cruda como si le hubiera gritado una orden en alemán. Por lo tanto, toda la idea de que me monte me penetre, me convierta en su juguete s****l de gimnasio es tan aterradora y extraña como un ataque verbal no planeado en alemán. Genial Entonces, ¿Por qué sigo queriendo cruzar esa línea con tantas ganas? Me doy una ducha tan fría que le da celos a la Antártida. Para cuando he eliminado mis pensamientos impuros y la vergüenza paralizante de mi conversación nada sexy ni divertida con Nolan, estoy lista para suprimir todo lo que involucre pensamientos sobre su pene. Me envuelvo el pelo en un turbante, hago un nudo en mi toalla alrededor de mi pecho y salgo a la habitación con mis mejores galas. Todo está bien aquí, ya no estoy repitiendo ese momento incómodo en mi cabeza una y otra vez ni nada, ja, ja, vibras. Nolan no está en la habitación, pero puedo oír los tonos bajos de su voz desde la otra habitación mientras elijo mi ropa para el día. Tenemos que estar abajo en una hora y media para nuestra tarea, y luego comenzará el primer desafío oficial. Tal vez pueda fingir que es por eso que me estoy volviendo progresivamente más incoherente cerca de Nolan. Digamos que son nervios y finjamos que no tiene nada que ver con las terminaciones nerviosas desesperadas que conducen directamente a mi coño. La puerta principal se cierra un momento después, y hay un tintineo de cubiertos en la sala. Nolan grita. –¿Estás decente? – –Uh– cojo unas bragas y un sostén. –¿No es eso subjetivo? – –Sabes a que me refiero. Tengo el desayuno para nosotros– –Aww– Dejo caer la toalla y me apresuro a ponerme el sostén. No es que esté intentando en venir aquí. Ha estado con tantas mujeres sexys en su vida que la mejor palabra que se le ocurrió para describirme fue “delgada”. No es exactamente lo que planeo mostrar en mi futuro perfil de citas en línea. La gente usa esa palabra como un plus cuando hablan de carne picada. No de mujeres con las que quieren tener sexo. –Estoy casi lista. Espera– Me apresuro a ponerme la ropa, recordándome a mí misma que debo reprimirme. Estamos aquí para ganar un desafío de camiones de comida. No para arruinar nuestra amistad de décadas con algunos sentimientos extraños que es mejor ignorar. Y maldita sea. Necesito recordar eso.
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