OSCURIDAD

1057 Words
- ¿adelantar el viaje? – pregunto confundida viendo a mi nana visiblemente preocupada - ¿pasa algo? - No, es solo que falta poco para que te gradúes y lo que te falta puedes terminarlo en Londres con una transferencia – habla y aunque tiene razón mis amigos están aquí, aunque quiero graduarme con ellos si mi nana quiere que nos mudemos sus razones tendrá. - ¿Cuándo crees que debemos viajar? – pregunto por qué durante mi infancia fue muy común estos cambios, aunque nunca entendí el por qué y por más que pregunte mi nana jamás me lo dije por lo que deje de hacerlo. - Lo más pronto posible mi niña – habla ella tomando mi mano a lo que yo asiento – cuando estemos en Londres te diré la verdad. - La competencia de este año será en una semana, ¿podemos esperar hasta entonces? – pregunto a lo que ella asiente con la cabeza. - Solo asegúrate de ganar – dice sonriendo a lo que yo asiento con la cabeza antes de besar su mejilla. Luego de desayunar me despido de ella caminando al garaje donde se encuentran mis autos, elijo un Ferrari amarillo. Al subir dejo mi bolso y maleta de deporte en el asiento del copiloto antes de poner el auto en marcha. Durante el camino a la universidad pienso en lo que dijo mi nana sobre decirme la verdad. Nunca me cuestione muchas cosas hasta que entre a la universidad, ¿por qué nunca conocí a mi familia?, ¿Por qué siempre fuimos solo mi nana y yo? ¿de dónde salía el dinero para costear la lujosa vida que siempre hemos tenido? ¿Por qué siempre debemos mudarnos? Respiro profundamente deteniéndome en un semáforo en rojo llevando una mano a mi cabeza. - La verdad – susurro observando el logo de la lujosa marca de autos en el volante, poniendo el auto en marcha de nuevo. Desde que tengo memoria siempre he estado rodeada de lujos, estudie en las mejores escuelas de la ciudad en la cual estuviéramos, siempre vivimos en los sectores más exclusivos de las mismas. Siempre tuve lo mejor en todo, juguetes, ropa, zapatos, bolsos, entre muchas otras cosas. El primer auto que tuve cuando aprendí a conducir fue un Ferrari y desde entonces siempre he tenido lo mejor. Salgo de mis pensamientos al llegar al estacionamiento de la universidad justo cuando mi celular suena, estaciono el auto en mi lugar tomando el celular viendo que se trata de mi entrenadora. - Buenos días entrenadora – contesto tomando mis cosas antes de bajarme del auto, mientras camino por el estacionamiento hablo con ella sobre el entrenamiento previo a la competencia hasta llegar al aula donde será mi primera clase. El resto de la semana pasa rápidamente entre la mudanza, la solicitud de traslado de universidad y el entrenamiento, por lo que me sorprendo cuando me veo al espejo enfundada en mi traje de competencia. Elegí un hermoso traje negó y me até el cabello en un moño alto. Sonrió sintiendo los típicos nervios previos a pisar la pista de hielo que tanto amo. Salgo del vestuario yendo hasta el lugar donde se encuentra mi entrenadora observando a la participante que hace su demostración en ese momento, me vuelvo a ver al público viendo a mi nana y Helder allí que al verme sonríen. - Tu turno – escucho a mi entrenadora, por lo que levanto los pulgares hacia ellos antes de darme la vuelta caminando hasta entrar a la pista y de inmediato ese indescriptible olor me calma por completo. patino hasta el centro de la pista preparándome para el inicio de la música. Cuando esta inicia pongo mi mente en blanco disfrutando de este este momento que tanto amo. Realizo mi rutina al ritmo de la música hasta que esta finaliza y yo detengo mis movimientos con una enorme sonrisa. Trato de calmar mi respiración observando a los jueces antes de hacer una leve reverencia. - Hermosa rutina – habla mi entrenadora entregándome una botella de agua que bebo en pequeños sorbos. Cuando competencia finaliza y luego de que enuncian a los ganadores voy al vestidor cambiándome de ropa antes de ir al encuentro de mi nana y mi novio, pero cuando estoy atravesando un pasillo que se encuentra completamente solo un hombre se interpone en mi camino. - Vaya – habla él haciendo que levante la mirada encontrándome con unos hermosos ojos grises que me dejan sin aliento un instante – eres mucho más hermosa de lo que imagine. – vuelve hablar, pero el tono de su voz hace que un escalofrió de miedo me recorra el cuerpo haciendo que retroceda un par de pasos haciendo que lo observe mejor. El hombre frente a mi es impresionante, es muy atractivo, su cabello castaño claro hace juego a la perfección con su tono de piel y sus impresionantes ojos. Esta enfundado en un traje n***o que le dan un aspecto imponente e intimidante que me deja perpleja. - Disculpa, ¿te conozco? – pregunto tratando de reponerme a su presencia. - ¿eres Maria Paula? – escucho que preguntan tras de mi por lo que me vuelvo encontrándome con otro hombre igual de impresionante, este es completamente opuesto al otro, poseen el mismo porte imponente e intimidante, solo que este es físicamente diferente. El hombre que ahora está frente a mi posee unos hermosos ojos azules y cabello n***o, también esta enfundado en un traje n***o que lo hace lucir fascinante. - ¿Quién quiere saberlo? – respondo retadora volviéndome a ver al otro hombre que sonríe negando levemente con la cabeza. - Es ella – dice sonriendo - llévatela – ordena a lo que el pelinegro me toma del brazo haciendo que me sienta autentico terror, pero en ese momento aparece mi nana y Helder que al ver la situación abren los ojos como platos. - ¡Maria Paula! – grita mi novio comenzando a correr, pero el castaño saca un arma para dispararle. - ¡NO!!! –grito antes de sentir como ponen algo en mi rostro haciendo que todo poco a poco se desvanezca, pero lo último que veo es a mi nana correr hacia mí con los ojos llenos de lágrimas, sin más la oscuridad me envuelve por completo.
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