CHANTAL Pensar que podía ser de nuevo de Zane Blackford hizo que mis ganas de él aumentaran más de lo que ya lo deseaba. Nunca había deseado a un hombre cómo lo hacía con él. Ni siquiera a Franco, con quien me había ilusionado a pasar el resto de mi vida. — No —. Me costó toda mi fuerza de voluntad decir esa pequeña palabra. — Vamos, Chanti. Sé que tú también lo deseas. Te siento a ti, siento tu cuerpo que me pide a mí —. Me mordió el lóbulo de la oreja y sentí cómo mi cuerpo traicionero reaccionó con mi piel erizada a causa de la excitación. — Sí, es verdad, te deseo —. Lo empujé con suavidad para que él quedara con la espalda pegada al colchón y encima de él. Estaba solo con el traje de baño. Veía cómo me miraba, de verdad me deseaba y eso era algo que alzaba mi ego femenino—. Y much

