Chaqueta de cuero negra, ceñidos vaqueros que resaltaban su trabajado trasero del mismo color que la chaqueta, alborotado cabello igualmente oscuro y una sonrisa lupina que podría condenar al infierno a cualquier ser humano, ya fuera hombre o mujer. Ahí estaba Mathew D'Angelo, hermoso, arrogante y deliciosamente peligroso. —¿Tantas ansias tenías por verme que no podías resistir hasta la tarde?—ronroneo Danika, mientras masajeaba un lado de su cabeza intentando alejar la migraña. El hermoso demonio ante ella alzó las cejas mientras sus ojos se iluminaban con humor. —¿Recién despiertas?—preguntó él arrastrando las palabras mientras mantenía su sensual pose. —¿Y a ti qué te parece?—gruñó ella de mal humor. No estaba con ánimos de soportar a nadie, menos aún al atractivo chico frente a el

