Introducción
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Sin más que decir, yo me despido...Que disfrutes de esta historia ❤️
Atte: Valentina M. Laborde
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Conteniendo la respiración para no emitir sonido alguno, la agente especial Danika Sky apuntaba su arma sin seguro a un punto perdido entre las perpetuantes sombras.
Su caminar era más ligero que el de una pluma posada sobre la nieve, mientras avanzaba por el oscuro pasillo, con Gleen como su única compañía.
Había muchas cosas en juego aparte de sus vidas, y ambos agentes lo sabían muy bien; si su emboscada salía bien, el rey de la mafia caería, al igual que el resto de su familia.
De no tener éxito, no solo habrían desperdiciado la mejor de las oportunidades, muy probablemente tampoco saldrían con vida del lugar.
—El cargamento será trasladado dentro de tres días al lugar acordado—dijo una voz rasposa y con algo de miedo.
—El plazo acordado era de dos días—respondió otra voz, autoritaria y demandante.
Danika reconoció el sonido al instante, era la voz de Alexander D' Angelo, el hijo mayor del rey de la mafia.
Con pasos ligeros ella acortó la distancia que la separaba de la arruinada arcada que una vez fue de madera fina, y aguardo, recostando la espalda contra la pared.
Una vez que Gleen llegó a su lado, ella tomó dos largas y profundas respiraciones antes de atravesar la abertura, preparándose para disparar a discreción y tomar como rehén al primogénito mayor.
Con el corazón galopando en medio de su pecho, ella mantuvo sus ojos azules clavados al frente mientras apuntaba su arma con firmeza a la espera de toparse con un posible blanco.
Sin embargo la habitación estaba vacía casi por completo, a excepción de una pequeña cinta grabadora colocada en la mesa en el centro de la habitación.
No necesito de nada más para saber que la emboscada había salido mal; tal como lo temía, alguien los delató.
El sonido de un disparo, similar al estruendo de un trueno en mitad de la noche, llenó la habitación y saturó sus oídos, dejándola aturdida durante unos segundos.
Danika intentó voltear para advertirle a su compañero, amigo y amante, pero ya era demasiado tarde, Gleen había sido alcanzado por el ardiente beso de una bala, en medio de su pecho.
Ella intentó inclinarse sobre él para ejercer presión sobre la herida, pero un nuevo sonido gemelo al anterior volvió a inundar sus sentidos.
La sensación de una fuerte presión en su espalda la desestabilizó, unos instantes después el dolor similar a una quemadura de fuego llegó hasta ella, obligándola a caer rendida hacia adelante, incapaz de moverse o gritar.
Envuelta en un río de sangre, tanto suya como la de su amante, Danika fue perdiendo la consciencia paulatinamente, hasta que sus párpados se hicieron demasiado pesados para seguir soportandolos y simplemente dejó de luchar, entregándose al abrumador abrazo del sueño.