La mente de la hermosa agente estaba en blanco, sus oídos zumbaban mientras un intenso pitido los atravesaba, estaba en shock. —Si, yo sé quién eres—volvió a decir él mientras aquella sonrisa de dientes brillantes se expandía aún más en sus labios. Danika trago duro e intentó controlar su respiración, manteniendo la calma de su pulso y acciones. Pero aquello era casi como intentar respirar en el fondo del océano, el pánico y la desesperación le impedían concentrarse. —No sé quién es—logró balbucear la hermosa agente de mirada azul hielo clavada en el atractivo hombre frente a ella con pánico. Eros estaba a su lado, tan solo los separaban unos centímetros; en completo silencio él escuchaba con atención las palabras dichas por ella y Marcos, como si fuera alguna especie de juez. El ho

