Propuesta

1435 Words
Propuesta — ¡Sí, sí! Disculpa— dijo torpemente Mike — Evan ayúdame con el equipaje. El otro hombre se quedó de una pieza al ver el nerviosismo de su amigo, al parecer le había impresionado la chica más a Mike que a él mismo. Una media sonrisa se dibujó en su rostro, pero de inmediato disimuló, y ayudó a cargar con el equipaje de mano de Sandy, ya un personal contratado por la chica llevaba lo más pesado hasta el auto. El recorrido fue placentero, una vez en la vía, Mike se mostró retraído, Evan durante el tiempo que duró el viaje, estuvo conversando con la muchacha. Durante los días subsiguientes se esforzó por salir con Sandy y Mike, centrarse en otras cosas era lo único que podía hacer para alejar de su mente a la ‘chica de aquella noche’, Poco a poco estar con ellos lo ayudó a sobrellevar sus pensamientos y ocuparse de pasarla bien, eso sí,las fiestas y la juergas ya no contaron más con Evan Bragg, de la noche a la mañana se volvió un hombre serio, la vida nocturna no tuvo más atractivo para él. Empezaba enero, las fiestas se habían ido, el trabajo estaba en el punto más álgido y la asistente a presidencia por más de doce años había sufrido un accidente que la obligaría a jubilarse, necesitaba con urgencia una nueva asistente, tan eficiente o más que Úrsula. Ese día se despertó a las seis, había dormido en su departamento de farras, tuvo un sueño dónde vió los ojos de “Lotty”; estaban tan tristes, la sensación que tuvo al despertar fue tan real, necesitaba a esa chica en su cama; así que marcó el número de ella, escuchó el timbre de la llamada al segundo repique, ella contestó: —¡Hola cariño! ¿En qué puedo servirte? Él apretó los labios y respondió: —¡Necesito verte! ¿Cuánto tardas en venir a ésta dirección? — dijo dando las señas de donde se encontraba su casa. — Amor, contando de que es bastante de mañana; mientras me aseo y me pongo guapa, una hora — dijo Lotty. — Te espero, no vayas a fallar — dijo él. — No fallaré amor, pero por levantarme y ser las primeras fechas del año te costará un extra— dijo ella. — ¡Pagaré lo que sea, pero ven!— exigió Evan. Lotty tardó menos de una hora, no sabía de quién se trataba, pero él debía estar bastante desesperado por tenerla, sonrió coqueta, «empezaba con buen pie el año nuevo para ella», pensó. Tocó la puerta, Evan abrió y dijo abruptamente: — ¿Quién eres tú? Lotty lo miró extrañada y respondió: — Hace un rato llamaste para pedir mis servicios, soy Lotty, claro, es mi nombre artístico. — Tú no eres la chica a la que quiero ver, la que fue la otra noche, en vísperas de navidad, a un gran evento de negocios— dijo dando el nombre del hotel.l — ¡Ah vaya! No, esa noche no fuí, estaba resfriada y mandé a una sustituta, pero ella no trabaja conmigo, ya no está disponible cariño, espero que te sirva yo, para apagar tu calor. — No, no es a tí a quien deseo ver — dijo él secamente. — Bueno, que triste, pero debes cancelar, me hiciste salir de mi cama y mi sueño vale dinero — dijo estirando una de sus manos. El fue y buscó su billetera y sacó un fajo de billetes que colocó en la mano de ella, Lotty se volteó para salir y él preguntó: — ¿Dónde puedo conseguir a esa chica? Ella lo miró de arriba a abajo y respondió: — Te dije, que ya no está disponible, no sé dónde está ahora. Él cerró la puerta de inmediato y apretó los puños con rabia hacia el mismo, no podía dejarse dominar por aquel sentimiento, «ésta mujer no existe,se repitió» entró al baño, salió listo para ir a su trabajo, pero ya aquel evento vivido tan de mañana le amargó el resto del día, llegó a la oficina y de inmediato se comunicó con el departamento de Recursos humanos, para exigir un asistente con urgencia, si era posible para el día siguiente. Ya a una semana sin la asistente lo tenía al borde del colapso nervioso, unido a lo vivido después del sueño, lo mantuvo enojado. — Es bastante difícil encontrar a alguien con esas cualidades señor Bragg — dijo el CEO de ese departamento. — ¡Pues a ver cómo hacen! ¡La necesito tal cual! Preferiblemente mujer, mínimo cinco años de experiencia, dispuesta a trabajar sin horario, a viajar cuando yo lo disponga, si no tiene familia, mejor, quiero que sea esclava del trabajo— exclamó Evan — ¿Se entendió? — Si claro, señor Evan, haré todo por usted, se lo aseguro — dijo el otro. Cuando cerró la llamada se pasó una mano por la cabeza, “en mala hora se vino a enfermar la señora Úrsula” pensó. Una de la asistente del CEO lo vió bastante preocupado y se atrevió a preguntar: —¿Malas noticias, señor Reynolds? El hombre suspiró ruidosamente y respondió: — Imagina, debo conseguir a una esclava para el gran presidente Bragg, para mañana; ¡mira los requisitos!— dijo mostrando lo que había anotado en el papel. La mujer miró y leyó para decir: — ¡Qué problema! Conozco a una chica con esas características, es mi vecina, pero creo que trabaja para otra corporación, pero no creo que esté dispuesta a ser una esclava. — ¿Estás hablando en serio?— preguntó el tal Reynolds. — Si, muy en serio, es una chica solitaria, la veo de vez en cuando, pero la verdad, no la vi salir ni en las fiestas de navidad ni en las de fin de año, creo que se fue de viaje— respondió la muchacha. —¿La podrías contactar y ver si puede venir mañana a una entrevista?— pidió el hombre. — No tengo su número, cuando llegue a casa le hablo y veré, es todo lo que puedo prometerle — dijo la mujer. Catalina empezó a revisar las r************* , había una sección de empleos para localidad y ciudades vecinas, pero no se veía nada que le llamara la atención. Decidió estirar las piernas, la sensación de asco en su estómago la hacía sentir náuseas, jamás se había sentido tan rara, además de mareos, si seguía así, tendría que ver a un médico. Se puso un abrigo grueso, hacía bastante frío ese día, estuvo deambulando por algunos centros comerciales y oficinas a ver si veía algún cartel, pero nada que le pudiera animar a preguntar, no quería terminar como dependiente en una tienda de ropa o calzados, vender no era su sino. Eran más de mediodía, cuando regresó a casa, sentía hambre, fue preparó algo de comer muy ligero, pues aún sentía el estómago revuelto. Decidió descansar un rato, le dolían los pies, se recostó y se quedó dormida, soñó con aquel hombre de noche intensa de sexo, se despertó desorientada, alguien llamaba a su puerta con insistencia. Se levantó lo más rápido que pudo y al abrir vió a una vecina del piso superior, le extrañó, pues nunca habían cruzado tantas palabras. — Hola, disculpas por venir en tu hora de descanso, imaginó que acabas de llegar de tu trabajo, al igual que yo— dijo la muchacha. — No— respondió Catalina — de hecho me quedé sin empleo antes de navidad. — ¡Entonces, esto que traigo es para tí!— dijo la mujer— ¿Se puede pasar? — Catalina se apartó para que la muchacha siguiera al interior del pequeño departamento y dijo: — Disculpa mi mala educación, ven vamos a sentarnos y me cuentas a qué se debe tu visita. — No sabía que estabas sin empleo, así que ésta propuesta te viene de perlas, en la corporación donde trabajo, están buscando una asistente a presidencia, es rudo el trabajo, no voy a mentir, pero la paga es muy buena— dijo la mujer. — ¿Por qué la propuesta? No conoces mucho de mí, hemos hablado muy poco, la verdad me sorprende que hayas pensado en mí— dijo Catalina. —Es cierto— dijo la otra — la verdad es que hemos cruzado algunos saludos, una vez me dijiste donde trabajabas, pero lo que realmente me motivó, es que éste jefe pidió en uno de los requisitos que su asistente, si era posible, no tuviera familia.
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