¡Mentiras!

1405 Words
Mentiras… Un revuelo de voces se dejó escuchar en la sala rompiendo el orden que hasta ahora había reinado, el juez uso su autoridad para exigir: — ¡Silencio señores! ¡Señora Majors debe controlar su ímpetu y dejar que el testigo hable. Ella intentó justificar su interrupción al decir: —¡ Pero está diciendo puras mentiras! — ¡Necesito que guarde silencio señora por favor!— exclamó el juez. Uno de los abogados tocó el brazo de Camila con suavidad y ella reflexionó en segundos y se tranquilizó de inmediato, «ya llegaría su turno de poner a aquel idiota en su lugar»; se dijo. Peter Wilcox siguió respondiendo ante todo lo que se le preguntaba con una sarta de mentiras, ella respiraba calmada tragando su contrariedad para no entrar en desacato con el juez y empeorar su situación. Después vino Evan con su imponente estatura, se sentó muy derecho y empezó a hablar ante el abogado que le hacía las preguntas, no fue mucho lo que habló sobre ella, pero las palabras que pronunciaba estaban llenas de odio y amargura. Solo dijo que había quedado estupefacto cuando se enteró que su ex asistente le había plagiado todo el material publicitario con alevosía, pues él siempre le había dado un trato justo y la había considerado una mujer correcta, estaba decepcionado y lo dejó muy claro en su intervención. Ella se sintió consternada al escuchar sus palabras, no podía comprender como se había dejado envenenar por su primo, porque todo aquello tenía que ser obra de Peter Wilcox, Catalina sentía que se hundía con cada palabra de Evan Bragg, aunque ésto sólo duró un breve instante, después sacudió sus pensamientos y nuevamente la actitud austera apareció en su semblante. Nadie en aquella sala podía adivinar los pensamientos de ella, se veía fría y lejana ante toda aquella avalancha de acusaciones injustas; vino el turno de ella, hasta ahora le había parecido que habían pasado tantas horas, pero no era así. Empezó el interrogatorio y Catalina tuvo la oportunidad de decir todo lo que tenía dentro de su mente y de su corazón. — ¿Cómo conoció al señor Bragg? Ella parpadeó levemente y respondió: — Cuando entré a trabajar en su empresa. —«¡Mentirosa!— pensó Evan— sabes muy bien que nos conocimos íntimamente antes» Pero ésto sólo estaba en la cabeza de él, no quería narrar detalles de la vida íntima de ambos y apretó los labios,como si con éste gesto mantuviera prisionero sus pensamientos. Catalina continuó: —Una vecina que trabaja en la empresa del.señor Bragg me indicó que necesitaban a una asistente y como acababa de quedar desempleada, me pareció bien ir y llevar mi resumen curricular. —¿Por qué plagiar una publicidad descaradamente?— preguntó el abogado. — ¡Nunca me he apropiado de nada que no sea mío, todo lo que se ha dicho en esta sala sobre mí son puras mentiras!— exclamó Catalina indignada. — Entonces; el señor Wilcox y el señor Bragg, ¿son mentirosos? Ella escogió muy su respuesta para decir: — Sobre todo el señor Wilcox, sé que él no es sincero cuando dice que le es fiel a su primo, es un redomado hipócrita que trabaja bajo cubierta para mí esposo. El murmullo que surgió en la sala fue muy fuerte, el juez tuvo que pedir calma a los presentes, Peter Wilcox se movió incómodo en su asiento, mirando con odio a Catalina. — Señora sus palabras son comprometedoras, tiene usted testigos de qué lo que dice tiene fundamento— dijo con voz severa el fiscal. Catalina no estaba dispuesta a quedarse callada ante tanta injusticia en contra de su persona,por eso se arriesgó a decir: — Cuando renuncié a seguir trabajando con el señor Evan Bragg, nos despedimos en buenos términos, de inmediato acepté trabajar para la corporación Majors, una semanas después me dí cuenta que la publicidad era idéntica a la presentada por el señor Wilcox y le pregunté a Steven, él me confesó que esté señor — dijo señalando a Peter con su dedo— era un infiltrado de su empresa para crear caos en la corporación Bragg. — Entonces si preguntamos al señor Majors, estará aceptando que ustedes, porque usted es parte de esa empresa, se apropiaron de las publicaciones de la corporación Bragg. — ¡Nunca estuve de acuerdo con lo que Steven y Peter le estaban haciendo al señor Bragg!— se defendió Catalina. Todos empezaron nuevamente a murmurar y nuevamente se pidió calma y silencio entre los presentes. A este punto,el abogado pidió que no se tomara en cuenta lo dicho por Catalina, pues estaba muy nerviosa. Ella le lanzó una mirada fulminante al abogado y dijo: — No estoy diciendo nada que no sea verdad,pueden llamar a Steven Majors para que el me desmienta en mi cara, ¡él— señaló nuevamente a Peter—y mi esposo se aliaron para arruinar a Evan Bragg! Ya aquella sala no podía contener el murmullo de los presentes, el juez hizo acopio de su autoridad para lograr nuevamente la calma, entonces anunció que iban a continuar con una nueva audiencia para el día siguiente. La mayoría se levantó y muchos miraban a Peter Wilcox con reprobación,aún Evan estaba confundido con aquello que había escuchado de labios de Catalina. Ella fue la primera en salir ,no quería tener ningún acercamiento con ninguno de los dos hombres que la tenían en el banquillo de los acusados, con un porte digno se dirigió a la salida acompañada de los dos abogados, cuando ya casi llegaba a la salida del juzgado sintió una mano en su hombro, de inmediato se volvió encontrándose con la humanidad de Evan Bragg. —¿Por qué no me informaste lo que sabías de mi primo? ¿Por qué esperar hasta hoy? ¿Cuál es tu intención al actuar de esta manera? Catalina miró la mano de él sobre el hombro de ella y con la mirada más indiferente que pudo fingir respondió: — No tengo nada que hablar con usted señor, si me permite necesito continuar mi camino. Él la miró confundido y dijo: —¿Cuando te volviste tan fría? Desconozco cómo eres ahora, Catalina; ¿era éste tu objetivo, ser la esposa de un millonario para sentirte poderosa?— entonces exclamó—¡Pudiste hablar claro, yo podría haberte dado tu sueño, tengo tantos o más recursos que Steven Majors! Ella suspiró indignada y dijo: —¡Ya suéltame y déjame en paz! En ese momento llegó Steven y miró a uno y al otro y preguntó: —¿Qué está pasando aquí? ¿Qué haces acosando a mi esposa Bragg? Él parpadeó ante la interrupción inesperada y respondió: — Sólo busco explicaciones de mi ex asistente, creo que es lo justo pero si los molesto, mejor me voy. Giró para continuar su camino y no pudo evitar escuchar a Steven Majors decir: —Cata, papá está viviendo sus últimas horas, necesito que me acompañes al hospital. Ella cabeceó y lo siguió sin decir más nada; Evan se tuvo que resignar a que ella ahora era de Steven Majors, le había dicho cariñosamente “Cata” no pudo evitar sentir que una oleada de celos subiera a su pecho, ahogandolo de ansiedad. La mano de Siudy se posó en su brazo y la escuchó decir: —Acá estoy mi amor, no desesperes, todo va a estar bien. Él tuvo que reconocer que aquella expresión era como un bálsamo para las heridas que aún tenía abiertas por el amor no correspondido de parte de Catalina, le sonrió y la tomó de la mano, dirigiéndose hasta el auto que estaba a pocos metros. Catalina y Steven llegaron al hospital, entraron a la habitación del enfermo, se veía muy mal, él al verlos entrar, se le iluminó la mirada y entonces dijo: —Hijo,me alegra que hayas traído a tu esposa; ¿puedes dejarme a solas con ella un momento?Necesito hablar un par de cosas. Él cabeceó de manera afirmativa y salió dejándolos solos. —¿Cómo estás muchacha?— dijo al ver que se quedaba a solas con ella. — Estoy bien, pero no se esfuerce, tome las cosas con calma— respondió ella. — No te preocupes tengo mucha calma, pero poco tiempo, — respondió — necesito arreglar algo antes de irme. —¿A que se refiere?— preguntó ella.
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