¿Estás enamorado?
A él no le quedó más remedio que corresponder a aquella deliciosa caricia que le ofrecía ésta chica.
—¡Te he extrañado tanto mi amor!
Evan la separó un poco para contemplarla, Siudy era una muy hermosa, ella lo miró con sus hermosos ojos color esmeralda, él sonrió al decir:
— ¡Qué descarada eres! ¿Me extrañas? En todo éste tiempo ni una llamada, para decir que estabas bien, ahora vienes y con un beso, pretendes borrar mi estado de abandono.
Ella hizo un mohín con sus labios y respondió:
—¡Sabes muy bien por qué me fui Evan! No querías enseriar nuestra relación y estaba cansada de que te pasearas con una chica diferente cada vez.
Él la miró unos segundos y luego dijo:
—¿Y quién te dijo que he cambiado?
—¡Mi intuición de mujer!— exclamó ella— es más,p hablaba con mi hermano ayer de tí y le comenté:
—« Tengo la impresión de que debo volver, Evan me necesita »
Él se sorprendió ante aquella respuesta, “¿acaso era ésta mujer la respuesta a sus súplicas?” Se dijo. Entonces la abrazó fuertemente y dijo con voz muy callada:
— ¡Gracias por estar aquí y venir a rescatarme!
Ella se apretó con fuerza al cuerpo de él y dijo:
—¡Te amo tanto mi tarambana! No sé qué ha pasado contigo, pero te veo diferente, pienso que ya estás listo para que empecemos una relación seria.
— No te equivocas Siudy, he vivido un infierno en estos meses, necesito urgente olvidar, sacar de mi un sentimiento que me carcome la mente y mi corazón.
Ella lo volvió a mirar, está vez con mayor atención y con los ojos entornados preguntó:
— ¿Estás enamorado Evan? ¿Quién fue esa que me robó tu corazón? ¡No puedo creer que ésto haya sucedido! Es la única manera que hicieras un cambio, que alguien conquiste tu amor y te haya dejado botado.
Él sonrió con tristeza y respondió:
— ¡Pues sí, sucedió! ¡Me estoy volviendo loco con todo ésto! ¿Crees que puedas ayudarme?
— ¡Estoy completamente segura mi amor!— exclamó — ¡Voy a ayudarte a olvidar a esa mujer que te atrapó y luego te mandó al diablo.
Él suspiro que salió del pecho de Evan fue sonoro, pero sintió alivio, calma y confianza, estaba seguro de que Siudy le iba ayudar, solo ella era capaz de lograr tal hazaña, la tomó de la mano y caminaron hacia la barra del lugar, necesitaban celebrar aquel encuentro, una nueva oportunidad para él, si, necesitaba con urgencia sacar a Catalina de su vida, que no le doliera más, el tan solo mencionar su nombre.
Steven esa mañana hostigaba a Catalina diciendo:
—¡Pensé que ya estabas lista! ¡La boda será en media hora! ¿Puedes apurarte?
Ella suspiró con los dientes apretados lo miró y algo vió él en los ojos de ella que retrocedió un paso y dijo con cautela:
— ¡Estoy nervioso! ¡Deberías entender, además tú también debes estar llena de nervios!
— Pues yo no estoy nerviosa, solo estoy resignada a vivir un infierno contigo— le dijo marcando cada palabra— Así que te agradezco que no sigas por ese camino del maltrato verbal, pues me va a importar un p**o ir a la cárcel por culpa tuya y de Peter Wilcox, tener un hijo dentro de mí y no habrá boda, ¿entiendes Steven?
Él no dijo nada, solo cabeceó y respondió con voz diferente:
—¿Podemos irnos?
Ella asintió con el rostro duro y sin una gota de expresión amable, él extendió su brazo para tomar el de ella y Catalina lo ignoró pasando delante de él caminando sola sin que él la tocara, ya había decidido su destino, pero no sería más sumisa con Steven, ya no más humillaciones para hacer el amor, ella ahora era la que mandaba y de alguna manera él lo pudo notar en la mirada de ella minutos antes.
Escuchó como él le susurraba:
— Deberías cambiar la cara, parece que vas a ser sacrificada en vez de casarte conmigo.
Ella se volvió a mirarlo con una falsa sonrisa y le respondió:
— Que al fin y al cabo es lo mismo, no tienes idea del sacrificio que significa para mí respirar tu mismo aire.
Él apretó la mandíbula y continuó hasta estar al frente del ministro religioso.
En el lugar donde se realizaba la ceremonia no habían muchas personas, el padre de Steven, los amigos de él más allegados, algunos empleados, todos de parte de él, ella estaba allí sola, pero eso era lo que menos le importaba, de ahora en adelante usaría las palabras que él le había dicho unos días atrás; « ¡Serás una mujer poderosa al convertirte en mi esposa!» Así que había decidido usar ese poder para defenderse.
Ella era brillante a nivel de finanzas, Steven lo sabía y estaba convencido de que ella era una pieza fundamental en la empresa, así que le había pedido acciones para acceder a casarse con él, eran mínimas, pero por algo debía empezar, estaba dispuesta a ser tan dura como él en materia de negocios para librarse del yugo Majors.
La ceremonia comenzó, ella con rostro adusto no era la típica novia feliz, su voluminosa barriga de embarazo era aún más notoria que su cara de pocos amigos, para todos los presentes, exceptuando a Steven y su padre, el bebé que ella esperaba era fruto del amor de ambos.
Ella no estaba dispuesta a aclarar dudas y a él tampoco le convenía decir la verdad.
Solo fueron pocos minutos lo que duró aquel rito llamado matrimonio, pronto se vio abordada por los presentes para expresar buenos augurios a los recién casados, ella con una media sonrisa los recibía a todos sin más que ofrecer su mejilla o mano para ser parte de aquel show.
Finalmente una celebración donde algunos bailaban, menos los recién casados, usando la excusa perfecta de que la novia estaba agotada, pasaban una tediosa y aburrida velada, solo realizaron el baile convencional de los novios y después ella se arrellanó en una silla sin moverse para nada.
A medianoche ella estaba realmente agotada, quería ir a dormir, de repente sintió una punzada en sus caderas y no pudo evitar lanzar un pequeño grito ahogado de dolor, Steven reaccionó al verla y preguntó:
— ¿Qué sucede?
Ella suspiró y dijo:
— Creo que debemos ir a casa, estoy agotada y el bebe también.
Él cabeceó afirmativamente y dijo a los presentes:
— Lamento tener que despedirme, pero mi esposa y mi hijo están cansados,debemos volver a casa.
En ese preciso momento una nueva punzada de dolor acometió con más fuerza a Catalina y ésta volvió a quejarse sin poder contenerse; uno de los presentes dijo:
— Steven,creo que tu hijo quiere salir de allí, mejor vayan a la clínica, no a la casa.
De inmediato Steven tomó a Catalina y la condujo hasta el auto, dirigiéndose primero a la casa, necesitaban buscar todo lo relacionado con la bienvenida al bebé, llamaron al doctor, en menos de media hora estaban entrando a la clínica donde nacería el bebé de Catalina.
Él hombre caminaba de un lado a otro junto con su padre, que después de tanto movimiento dijo:
— Ya deberías calmarte hijo, parece que realmente fueras el padre de ese bebé.
Éste suspiró y dijo:
— Papá a ti no puedo engañarte, amo a Catalina y tengo miedo de que se malogre su salud y llegar a perderla, su hijo es mío también, ellos ahora son mi familia.
El padre no podía creer lo que escuchaba y respondió:
—¡Esto sí que es sorprendente! ¿Dónde quedó el hombre duro que iba a usar a ésta insignificante mujer para destruir a Bragg?
Él apretó los labios y dijo:
— Está aquí— señaló su pecho — pero ésta mujer es mía y la amo, no pienso perderla papá, ¿Me entiendes? Es tan brillante a la hora de resolver cualquier situación, a veces sumisa, pero últimamente ha tomado una actitud de osadía ante mi que me ha derretido por completo, es fuerte, autoritaria, es la mujer de mi vida.
— ¿Ella lo sabe?— preguntó el padre.
— ¡No, y nunca pienso decírselo!