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Diez minutos después, estaciono frente al restaurante y… mierda. Maldije tan fuerte que creo que hasta el portero me miró raro. La caja con los pedidos seguía en mi moto. ¡No me la quitaron! ¿Cómo demonios se me pasó esto? Mi corazón late a mil, y puedo sentir el calor subiéndome por el cuello hasta la cara. Ash, no quiero regaños, no quiero escenas, solo quiero que todo salga bien.
Bajo de la moto, cierro el casco, y me coloco el bolso frente a mí como si fuera un escudo. Respiro profundo varias veces antes de acercarme a la entrada. Cuando entro, todo el aire acondicionado del restaurante me golpea como una bofetada refrescante, pero no puedo evitar sentirme sudada, pegajosa, como si el mundo entero supiera que vengo de un caos en moto lleno de paquet
