Patrick se despertó con Aurora desnuda entre sus brazos. Todo le resultaba tan intenso e increíble con ella, la forma en la que se complementaban en el sexo, y la forma en la que sus vidas se parecían en casi todos los sentidos de su vida. Aurora parecía seguir durmiendo tranquilamente cuando él intentó salir de la cama, ella ató con más fuerza su mano y le sostuvo, él sonrió y le besó en el cuello.
—Aurora, suéltame o me orino—Ella sonrió y le dio un beso en los nudillos antes de aflojar su agarre.
Patrick se fue al baño y orinó, ella fue hacia la ducha y se metió directamente. Él no dijo nada, simplemente le acompañó.
Mientras se enjabonaban el uno al otro, ella preguntó:
—¿Crees que puedes venir conmigo a los arreglos? La verdad, no sé qué te gusta, aparte del sexo inverso —él rió —Y controlas muy bien a Jane.
—Mi madrastra no es una perra, solo, algo le pasa con las nueras y hay que descubrir qué. No puedo creer que nos estés torturando con el agua fría.
—Esto evita arrugas, Patrick —Él se inclinó para besarle y le pasó un poco de champú en el pelo.
Casi dos horas más tarde estaban entrando ala propiedad Bradford donde les esperaba un desayuno exquisito. Su padre estaba conversando con Serena y Jane como si fuesen mejores amigos de toda la vida.
—Hola.
—Estás tardísimo, Aurora—Le dijo su padre y ella le jaló una hora.
—No me di cuenta, papá, no… no me enteré.
Los dos se rieron.
—El tiempo de los demás es valioso.
—No fui yo, fue Patrick.
—Yo soy puntual, tú te estabas haciendo esa raya en el ojo, y me dijiste, qué tal si no vamos, no sé qué quiero—él estrechó su mano con la de su suegro y fue a saludar a su mamá, luego a su hermana.
—¿Cuál es la fecha?
—¿En unos cuantos días? Viven juntos, no van a esperar un año — respondió Bradford.
—Dos semanas —respondieron ambos.
—¿Un mes?—propuso Jane. — ¿Cuál es la prisa?
—No conoces a Aurora, en un ataque de cólera puede aparecer en Panamá. Yo que tú me caso mañana.
—Papá, ¿puedes estar de mi lado veinte minutos, y la otra hora y media, concentrado en no ser desagradable?
Bradford prometió no comentar nada más, Patrick entendió que había una historia detrás de ese último comentario, pero, decidió por su propio bien y su paz dejar ir lo que fuese que su prometida hiciera en el pasado. Serena los interrumpió y les prometió que Patrick tenía más defectos, pero, no le parecía apropiado compartir sin alcohol de por medio.
—Aurora, ¿cuál es la prisa de ustedes dos?—pregunta Serena. — Están viviendo juntos…
—Estamos haciendo esta boda por Meredith y nuestro karma futuro. Íbamos a ir al juzgado, sin mucho estrés y con muchas ganas, firmar y ya, ¿ahora, podemos desayunar?
—La idea es que lo disfrutes, Meredith es una latosa, gastona, pero, por qué no quieres disfrutar de la boda.
—¿Para qué si nos vamos a divorciar igual?—preguntó molesta. —Entre menos gente sea testigo de la boda mejor. Todo termina. Yo no necesito una boda ridículamente cara para rajarle al mundo lo infelices que vamos a ser en unos años. ¿Saben que planeo yo sola?, gracias.
Aurora se fue y su papá sintió.
—Panamá. —repitió y Patrick apretó la mandíbula. —Es una pesimista, siempre ve lo malo en todo. A veces vamos a un bautismo y ella dice: luego va a usar drogas o tatuarse. Pobrecita, está dañada emocionalmente, es mi culpa. Algunas veces intento facilitarle la vida a mi hija y se la complicó.
—¿Como comprar el colegio?
—Sí. —Y todo lo que les molestara en la vida, pero no iba a darle razones a Patrick para responsabilizarle por completo, porque gran parte del problema es la personalidad de su hija.
—Aurora no necesita que le resuelvas la vida ni que le des órdenes nada. Necesita que la dejes ser y sobre todo, que no le des órdenes.
—¿Tú cómo sabes eso?—preguntó su madrastra.
El teléfono de Patrick sonó y se fijó quien llamadaba, era Daniela, pero no iba a contestarle con Bradford frente a él, cambió el tono de llamada a vibración.
—Vivo con Aurora y tengo una Meredith, son iguales solo que Meredith estaría argumentando todavía y Aurora tiene las piernas veloces. ¿Dónde crees que está?
—En el refrigerador. —Señaló la cocina.
Patrick se disculpó y fue en busca de su prometida. Ella estaba metida entre las dos puertas del refri, él se quedó en silencio y se sirvió un poco más de café. Ella sonrió la presencia masculina de su novio y el olor de su esencia post rasurado le convenció de que era él sin siquiera moverse.
—¿Qué te tiene tan enojada?
—Nada. Patrick, yo no tengo nada que ganar o perder de esto. El dinero no me importa, alguien más tomará el proyecto, puedo hablar con los Caine, lo mejor es que terminemos el compromiso —dice y le entrega el anillo. Patrick se ríe y Aurora se queda seria mirándole.
—Tienes miedo, porque estás enamorada de mí.
—¿Qué engreído eres?
—Di lo que quieras, te gusto y confías en mí, y eso te asusta. ¡Te caga! Por eso pasamos peleando, puede que tu papá tenga toda la culpa de esto, pero nosotros ponemos los puntos finales.
Ella cerró las puertas del refrigerador, se volteó para ver a Patrick, el cual estaba serio, su celular vibró nuevamente.
Eran varios mensajes.
—¿Quieres contestar? —preguntó ella. Patrick sacó el teléfono de su bolsillo y lo puso sobre una mesa, se acercó Aurora y le tomó de las mejillas para obligarle a verle.
—El final lo ponemos nosotros, en dos meses, seis años, dieciocho. Enfoquémonos en que funcione y estemos llenos de felicidad, a mí me hace feliz tenerte en mi vida,
Él iba a besarle, pero el celular sonó nuevamente y los dos suspiraron.
—Meredith, puede que le haya pasado algo.
—Aurora, te debo una disculpa, no eres una cría, puedes casarte en un año si quieres. —dijo su papá y los dos se quedaron mirando sorprendidos.
Patrick tomó la llamada ante la insistencia. El hombre escuchó el llanto desconsolado de la mujer al otro lado de la línea mientras decía cosas sin sentido. Él salió de la cocina en busca de un espacio privado para hablar.
—Respira, dime que pasa y dónde estás—Escucharon a Patrick decir.
Daniela solo lloraba desconsoladamente. Murmuró que estaba en el hospital, y le preguntó en cuál.
—Nada, no pasa nada—respondió y las dos se quedaron en silencio.
—¿Quieres que vaya, le pasó algo al bebé?
—No hay latido, le van a hacer un legrado a la sustituta.
—Ahh, cómo lo siento. Siento mucho tu pérdida —Ya en el exterior de la casa, Patrick le preguntó a Daniela si quería que fuera, si ocupaba algo, pero ella se negó, reconoció que estaba asustada; aun así, era momento de continuar.
—En fin, tú eras el donador. Eres mi amigo... solo quería que lo supieras. Aurora estará feliz.
—Cualquier cosa que necesites me avisas.
—Bien, gracias, perdón por interrumpir.
—No, aquí estoy. Solamente tómate un tiempo para pensarlo.
—No tengo tiempo que tomarme. Voy a contratar otra en unos días y le pongan los otros huevos.
—¿No se pueden analizar o algo? ¿Saber qué pasó?
—No me interesa, yo quiero un bebé Patrick y voy a tenerlo.
—Bien, hablamos de esto cuando estés más tranquilo.
Las dos mujeres Luthor estaban conspirando entre sí por lo que aurora había dicho, de por sí vamos a divorciarnos.
—A mi todo esto me parece raro.
—A mí, me parece que Bradford le torció el brazo porque Patrick es mucho mayor que ella y Aurorita es caprichosa, y le quiere, así que, la verdad, yo no sé. Yo me casé por obligación, mira lo felices que somos los niños, sus hermanos y yo. A veces mamá, no es como empieza sino como termina.
Aurora se disculpó con ambas mujeres y se preparó un sándwich.
—No quise decir nada, solo… Patrick está con esta Daniela, y el bebé, en un par de años, puede arrepentirse e irse y bueno, —se encogió de hombros. —A veces me cuesta disfrutar de las cosas sin sospechar algo malo. —Jane estiró su mano para tomar la de Aurora, porque la verdad de todos sus hijos, Patrick no es un premio, es la persona más testaruda de la vida y ella también, por lo que, necesitarían mucha paciencia para sobrellevar los retos maritales.
Bradford y Patrick regresaron.
—Bueno, yo pensé en un camino de rosas
—No pensaste en eso —dijo su hermana.
—Aurora y Meredith me han enseñado cosas durante las últimas horas.
—¿A qué hora?
—Tipo dos de la tarde, que la gente ya haya comido, la reflexión con el abogado, luego un café y una cena para todos. ¿Un café y la cena?
—Para mí la iluminación es importante, si va a ser de noche, no hay nada más feo que estar a oscuras en el patio de alguien—comentó Bradford.
—¿Carpas o no carpas?
—Sin carpas, si tienen frío que se queden en su casa —Aurora río ante el comentario de Patrick.
—Carpas montadas a unos metros por su llueve, si no el exterior es genial. ¿Tienes medidas de todas las niñas y niños de la familia para esos trajecitos de flores y anillos? Y las canastas llenas de pétalos porque es una injusticia cuando se les queda vacía y quieren hasta llorar—Patrick sonrió mientras Aurora, hablaba esos detalles pequeños hacia los demás, la volvía adorable.
Los cinco caminaron por la propiedad, observaron todos los puntos en los que se podía organizar la boda, hablaron de número de invitados, también de menús, espacio para una banda y en menos de una hora tenían la base paa la boda.
—Elegante y sencillo, familiar, aproximadamente ochenta invitados, centros de mesa, compramos sillas para la ocasión y que no sean con forro, mesas rectangulares dispuestas en un rectángulo enorme, comida tipo familiar dispuesta en la mesa y menos meseros yendo y viniendo. Tenemos que elegir una banda, un pastel., vestido de novia, traje del novio, trajes de los niños, padrinos, madrinas y quien oficiará la boda.
—El pastel, a los dos, nos gusta seco.
—¿Por qué son tan aburridas, Aurora? No, no puedes dejar a Patrick tomar decisiones tan dolorosas para mi alma.
—Hacen estos queques desnudos, a algunas partes les ponen lustres y frutas, se ven muy lindos.
—Casi, casi, Aury—Dice Serena.
—¿Cuáles son sus dulces favoritos, señor Bradford?
—Quiero todos, lo que Aurora y Patrick quieran se hace, no importa el precio o si hay que traerlo de algún lugar. —Serena asintió. — No me hagas enojar, Serena.
—Sí, señor. Nos tenemos que ver varias veces la otra semana. Quieren el pastel de alguna panadería en específico.
—Llamaré a Olivia, para que prepare el pastel.
—Adrian hace los pasteles de la familia —Comenta su hermano. ,
—¿Puede hacer la mesa de dulces, todo mini, minicupcacekes, mini tártaras, mi ni macarrones? —preguntó ella mientras aplaudía.
—Creo que nunca vas a ser la cuñada favorita de mi hermano.
—Siempre tengo a Zack.
—No sé qué es peor. —bromeó su hermana.
Todos se despidieron en la entrada de la casa y retomaron sus actividades del día, Bradford fue a realizarse una revisión cardiaca para saber si la medicación estaba cumpliendo su efecto, Jane y Serena a preparar todo lo que fuese posible para la boda en tan pocos días, por último, Aurora y Patrick, quien decidió llevar a su novia a hacer lo que más le relajaba en el mundo.
—¿Es un secreto?
—Sí, y no, he traído a mis hermanos, ellos no saben qué tan a menudo vengo.
—¿En serio?
—Muy a menudo, a veces todos los días después del trabajo o me escapo una hora.
—No me pongo a tirarme de un puente con los cables esos, pero qué tan seguro es.
—No es un puente, pero, es cool —Ella se rió y le subió a la música. Se acomodó en su asiento y Patrick puso su mano en la rodilla.
—¿A qué no lo adivinas?
—Estoy pensando.