Consecuencias

1097 Words
Aurora recibió una llamada de su padre, una llamada personal, no a través de su secretaria. Su papá le avisó que estaría en su casa con la cena en cinco minutos, ella iba en ropa de hacer ejercicio. Tenía todas las cosas que había comprado para ejercitar en casa regada por el piso y estaba contemplando dormir en el suelo para no mover un músculo más y no estaba segura de que su padre en su apartamento sería una buena idea. De igual manera, recogió tan rápido como pudo y se cambió a ropa no sudada. Su papá tocó la puerta y en cuanto entró le recordó que su casa tenía espacio de sobra y era mucho más segura. —Estoy muy bien aquí. —Hija, no estás teniendo sexo por ahí, definitivamente, puedes vivir conmigo. —¿Tú estás teniendo sexo? —preguntó para incomodarle, su padre le miró a los ojos divertidos y respondió con tranquilidad: —No en casa, hay hoteles. Aurora se acerca a la bolsa con comida, la abre y se encuentra unos tacos con costra de parmesano, aguacate y más queso, de sus favoritos, incluso dos tarros de chile aparte, mira a su padre y va sacando la comida. —Son de birria. —Sí. —Reconoció Aurora—¿Qué hiciste papá? —Siéntate —Le pide y va en busca de algún tipo de alcohol. —Vengo a pedirte, por tu bien, que te cases. Aurora había escuchado a su papá con la misma conversación durante los últimos seis meses, quería que se casara, que tuviera un heredero y él retirarse, quería que ella dejase su trabajo y se dedicase a atender mínimo una de sus empresas, lo ideal todas. Ya sentía que su papá lo único que quería era que ella dejase de ser Aurora y se convirtiera en un clon de él, por más que intentara y quisiera no podría serlo y tampoco quería dejar de ser ella. Aurora no quería decepcionar más a su padre, como había hecho en el pasado. Ella creía que si él le daba tiempo podría ver que no era la misma jovencita de diecisiete años confundida y estúpida que se dejaba llevar por los demás, podía trabajar duro, podía mantener los negocios de su padre porque se había esforzado estudiando preparándose para ese momento. —Bueno, necesito tiempo papá. No conozco un hombre. —Hija, obviamente, no voy a dejar las cosas al azar. Te voy a heredar billones; negocios, propiedades, obligaciones. Con el hombre que he elegido para ti todo será mucho más fácil. Escúchame, Aurora, te comerán viva. Eres la persona más tierna, la más pequeña y dulce persona que conozco con un corazón enorme y una bondad inalcanzable. No tienes la fortaleza, la actitud para decir no y ser sola la líder de siete compañías transnacionales. Necesitas un marido que te respalde; un apellido y un hombre, porque todos van con la hablada feminista, pero siguen viendo a las mujeres como tú; como amas de casa. Sé que eres inteligente u que has estudiado, mi amor, estás sobrecalificada, muy bien preparada, capaz y comprometida, pero no puedo dejarte desamparada o casada con un profesorcito que gana en un año lo que tú te gastas en el pelo en una semana. El hombre que vaya de tu brazo tiene que ser un hombre con apellido imponente y carácter intachable. A ella se le escapan las lágrimas antes de lanzarse entre los brazos de su padre. Germán, sorprendido y orgulloso por la falta de batalla en su hija, le abraza de vuelta. —Gracias por entender. —Ella se limpia el rostro y le mira a los ojos. —Papá, no voy a casarme con nadie, por más que insistas. —Yo vengo en son de paz, pero, si te niegas en esto, tengo que advertirte que hay consecuencias. Ella se aleja de su padre y le ve incrédula, le suelta y se cruza de brazos antes de repetir: —Consecuencias. —Correcto, hay doscientos treinta y dos personas que van a tener que volver con su agresor o a sus tristes vidas porque no voy a invertir ni un billete más en centros de refugiados, tampoco donaciones a la investigación del cáncer en niños y mucho menos tu trabajo, guapa e inteligente no tienes ese trabajo en la escuela por tus logros sino por mis contactos. Para terminar, como puedes vivir según tú de ese salarucho las mujeres y sus hijos no serán los únicos en perder, te dejo una copia de mi testamento, si muero y estás soltera recibirás una cifra semanal de un fideicomiso, lo suficiente para vivir, sin embargo, todas las empresas serán disueltas, los empleados despedidos y el dinero quedará en el aire hasta que mueran. Tu castigo estará en tu conciencia Aurora, escucharás por meses, por años como muchas familias lo han perdido todo. —Me vas a arruinar la vida si no hago lo que quieres. —Te quiero casada y con un bebé. Eso es todo lo que quiero, que tengas el respaldo de otra familia y un hijo, de él te puedes divorciar en cinco años, pero un hijo es para toda la vida. Aurora, no puedo dejarte con billones sola. Y aunque él te deje, siempre va a preocuparse por ese niño y ocuparse de la madre de su hijo, así es la vida. No quiero que estés sola ni que se aprovechen de ti y algún día vas a entenderlo. —¿Tengo otra opción? —No, no me importa que estés enamorada ni embarazada de alguien más. El sábado vienes conmigo a conocer a tu nuevo esposo y espero no tarden toda la vida en casarse, todo tiene un límite, puedo morirme mañana y no sabrás qué hacer. —El hombre hace una pausa. —¿Quieres cenar sola o conmigo? —Sola. —Te dejo los documentos en la mesa, y ordena este lugar, es demasiado pequeño para un gimnasio en casa. El hombre salió del apartamento y su hija se derrumbó en lágrimas, no podía creer que le estuviese haciendo esto. Su padre sabía que ella no tenía el corazón para dejar a tantas personas en la calle o a otras sin medicación, lo que más le dolía era tener que casarse con un hombre que no le quería y que probablemente estaba en situación de ser manipulado por su padre. Su vida se convertiría en una pesadilla, pero, le quedaba una sola opción. Pobre Aury, suena a que lleva todo el peso sobre sus hombros.
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