Desayunos

1488 Words
Patrick ser despertó primero como de costumbre, solo que esta vez, tenía a Aurora acurrucada contra él y sosteniéndole de la camisa. Se sentía mal por ella, sobre todo porque parecía no haber recibido nunca amor por parte de su padre o apoyo, si Meredith se fuese de casa, intentaría por las buenas o las malas que ella volviera a casa. Las buenas con toda las explicaciones habidas y por haber, pero, si tenía que arrastrarla de los pies o los pelos fuera de una situación como vivió Aurora, lo haría. El celular de Patrick sonó y vio que era una llamada de Bradford. La finalizó y le escribió un mensaje. Patrick ¿Qué necesitas? Estoy con Aurora y me gustaría lograr sorprenderla para que no responda que no frente a toda mi familia Bradford Quiero saber para cuándo el anillo Patrick, están en todos los periódicos y sigo viendo la mano de mi hija vacía. Patrick Bradford, tú pusiste las reglas del juego, pero no vas a decidir mi vida con aurora, lo haré cuando ella esté lista y cómoda, si te importara tu hija de verdad, velarías más por su felicidad que por tus negocios. La verdad era que él tenía una casa de descanso en Valle Esmeralda, pero le gustaba hacer sufrir a Bradford y ahí tendría alojados a los amigos de Aurora. —Ya es hora —escuchó a Aurora quejarse. —¿Sí, comemos en el camino? —Vale, solo voy a bañarme. —Vale, ¿Tienes otra ducha o nos metemos los dos? —Puedes ir primero, y yo duermo cinco minutos más. Patrick salió de la cama y se fue divertido a duchar, porque no entendía como iban a tener un bebé o casarse bajo un voto absoluto de no sexo o contacto físico. La dejó dormir mientras se cambiaba, pero Aurora no estaba dormida, estaba acostada con los ojos entre abiertos disfrutando del cuerpo maravilloso enfrente de ella. Ella puso atención a cada músculo del cuerpo de Patrick, es un hombre esculpido e impresionante, demasiado bueno para su propio bien y salud mental, ella suspiró y eso la terminó de vender, Patrick no podía asegurar que ella estuviese dormida del todo, sin embargo, comentó: —Si te haces una paja, ya es porno. —No estaba viéndote, estaba reflexionando si moverme o no, porque te va el desnudismo. —Y a ti el voyerismo —le advirtió Patrick divertido. Ella salió de la cama y le miró entre enojada y divertida: —Buenos días, Patrick. —Señor Luthor para ti, pon un poco de distancia. —Ay, ya, déjame en paz. —Patrick río y terminó de vestirse, luego fue a la cocina y preparó un par de tostadas para ambos, café y cuando ella salió aplicándose cremas y arreglándose él le peguntó si se había vuelto loca. —No voy a irme desmaquillada. —Tienes pecas y ni una sola arruga, ¿qué maquillaje necesitas? —La gente con pecas se arruga más temprano, por eso, el bloqueador solar extra, sobre mi base con bloqueador solar. Es curioso, porque saqué la piel morena de mi papá y las pecas de mi mamá, pero, por mi tipo de piel, no debería tenerlas. —Ya, estás teniendo una crisis femenina. Él llamó a sus hijos para asegurarse de que estuvieran de camino. Los cuatro le respondieron al teléfono y le dijeron que ya estaban por subir al auto. —Nos vemos en la casona, para desayunar. —El abuelo ha llamado, todos van a detenerse ahí aproximadamente a las ocho, a partir de las ocho y media ordenamos. —Informa Meredith y él se despide. El viaje si es un poco incómodo, una vez encuentras el área de piedra, Patrick ve a aurora, la artista que se ha maquillado para ir al campo en el auto, al menos no le ha quedado mal. Se pregunta si aislarla es la mejor decisión o si debería llevarle a comer con su familia y que se acostumbre. Aurora llevaba parte del viaje repitiéndose que era una Bradford y que eso le daba la mano ganadora, si la familia de Patrick quería jugar a tener una mala persona en la familia ella se las daría. Estaban por llegar a al restaurante cuando él finalmente preguntó: —¿Quieres desayunar en otro lugar? —¿Te gusta este? Aparcó unos minutos más tarde. Su papá ya había ordenado café, tortillas, aguacate, queso frito para sus hijas que lo adoraban, unas tortas dulces de maíz, y su desayuno porque se estaban tardando. Los Luthor en su mayoría habían llegado. Aurora saludó con cariño a Adam, y a los demás con un simple: “buenos días”, luego se dirigió a la mesa en la que estaban sus pequeños amigos y Jana le preguntó si le gustaba su moño. —Te ves, guay, ¿quién te lo hizo? —Mi papá. —Será que me hace uno igual. —No, es un milagro que hoy le haya quedado bien —Responde una de las niñas y ella ríe. Aurora va a saludar a Arturo y le pregunta si le puede hacer un moño como el de su hija. Aurora toma asiento a su lado y Patrick al suyo. —He estado practicando en miles de cabezas. Mis pobres internas —Siéntate junto a nosotros. —propuso Ada y le mostró la silla. Ella tomó asiento y Serena le sonrió al otro lado. —¿Qué se te antoja? —No sé, qué vas a ordenar tú. —¿Aurora confías en mí? —le pregunta Patrick mientras arrastra una silla al para sentarse en medio de Serena y su novia. —Patrick, mira, el desayuno es una comida sagrada. Yo solo quiero café, dos o tres huevitos fritos, tocino y darle gracias a Dios por el día. —El otro día desayunamos pancakes. —Porque los preparaste para mí y no sueles cocinar, además, eran huevito revueltos con tocino y pancakes. —Bueno, me dejas elegir y si no te gusta te pides lo que te gusta y te lo comes en el carro con las ventanas cerradas. —Ella le miró divertida por su selección de castigo y el mesero se acercó a Patrick. —Dame dos platos con prensadas, pero que tengan del chicharrón en medio, un quesito frito recién salido, aguacate, huevos, dos fritos para cada uno, más café, el de ella fuerte. ¿Quieres jugo de naranja? —No. —Un par de jugos de naranja recién exprimidos, por favor.—Aurora sonrió. —Sí, gran señor. —Yo me pedí una tortilla, con queso, mucho chicharrón y un huevo. —Son las ocho de la mañana. —Sí, pero el cerdo aquí, es imperdonable—Le advirtió Serena. —¿qué terminaron haciendo anoche? —Dormir. —Yo los vi muy románticos y pude detectar unas cuantas señales de sexo seguro. Patrick le hace señas a Serena, sus hijos, quienes han decidió dejar de desayunar para ver la piscina, saludan desde lejos a su madre y ella continúa con su papel de periodista. —Ey, Serena, estamos compartiendo mesa con los adolescentes, respétate, tus hijas pequeñas se escapan de la silla. —Claro, chicos, perdón ustedes que no se masturban. No tienen novios y jamás han escuchado la palabra sexo. Mira a Camilito con esa sonrisa de maldad, seguro es virgen como Marcelo. —Comenta y todos en la mesa ríen. —Facundo me negó como esposa y yo me gané ropa nueva. —¿Facundo, qué te hizo tu mujer?—pregunta Arturo divertido. —Le tiró palomitas a Patrick, luego lo estaba espiando en lugar de ver la película, me estaba interrumpiendo, amenazaron con echarnos y le dije al de seguridad que no estábamos juntos. Después tuve que comprarle cosas. —No seas así. —Me dijo: “Serena dos minutos de comprar lo que quieras”. Yo negocié a cuatro y hasta mis hijas recibieron regalos. —Ella le da un codazo a su esposo y le dice: —Ey, las hijas que querías tener, corre, van a lanzarse a la piscina. Jane y Sofi tienen a cuatro hombres intersecándolas en menos de cinco segundos. El tío Kyle carga a una y el tío Drake a la otra, las dos ríen y Serena se gira hacia sus hijos mayores en busca de respuestas porque nadie tenía permiso de dejar el desayuno botado para hacer travesuras. ¿Quién les ayudó a bajarse de las sillas? Patrick sonríe mientras Charlie sigue comiendo un pedazo de pan como si nunca hubiese estado cerca de sus hermanas. Far observa hacia la calle, Una finge que ella ni siquiera es su hija, y Adam, su sobrino la mira como si fuese un dragón, ve asustado a su mamá y Jane se cambia de mesa para vigilar a sus nietos y sonsacarles la información.
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