4

314 Words
– Hermano, ¿qué te paso? Estas hecho un desastre...y apestas. – La mirada de preocupación de mi amigo me hizo sentir feliz por unos instantes. A pesar de que yo también me hubiera preocupado si él hubiera aparecido a esas horas de la mañana, desnudo y con rostro de muerte, me sentí querido después de mucho tiempo. Pasé a la pequeña casa y el calor del hogar me llenó con plenitud. Subimos en silencio hasta su habitación y me prestó una de sus piyamas. Joe también era un metamorfo, al igual que yo; sólo que él se transformaba en pantera y su manada se limitaba a sus padres y su hermano menor. A diferencia de nosotros, los lobos blancos, procedentes de una larga y refinada descendencia, la familia de Joe estaba mezclada con otras razas de panteras; pero eso era muy común entre los felinos. Casualmente nos habíamos conocido en el colegio y ambos nos reconocimos de inmediato. Joe era muy fácil de llevar y era la única persona a la que no le podía ocultar nada. Tal vez fue por eso que mis patas me llevaron hasta su casa y llamaron a su puerta, sabiendo que sus padres siempre se encontraban fuera a esas horas. – Joe... no tengo ganas de decir nada. – Miré a mi amigo esperando a que este pudiera comprender. El asintió y me miró con empatía. – Vale. No importa. Duerme si quieres. Yo iré a desayunar. – Joe hizo el amago de salir, pero lo detuve del brazo. No quería tener el aroma de ese asqueroso ser impregnado en mí, así que le pregunté dudoso: – ¿Puedes dormir conmigo? – Él se sorprendió, aunque aceptó de inmediato. Ambos nos metimos en su pequeña cama y yo me apretujé contra él. Sabía que Joe podía oler el aroma de otro macho en mí, pero no dijo nada. Y le agradecí eso.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD