Una noticia inesperada

1040 Words
La puerta de mi despacho se abrió de par en par cuando ni yo siquiera había dado la orden de haberlo hecho. Ana, mi secretaria, había entrado en mi despacio con un par de papeles impresos en sus manos sin mi autorización. Ella sabía que yo odiaba que hicieran eso, nada más permitía que eso pasara cuando era una emergencia, pero por su mirada, pude darme cuenta de que no era una emergencia, que ella simplemente parece haberse olvidado de mis reglas. — Ana… ¿Cuántas veces tengo que decírtelo? — le dije a Ana intentando no usar el fastidioso tono maternal que usaba mi madre conmigo cuando pasaba esta misma situación al estar ella trabajando desde casa y cuidando de mí. Ahora bien, Ana parece haber recordado las reglas de permanencia de mi despacho. — Lo siento, señorita Holly, sé que solamente puedo entrar así a su oficina cuando sea una emergencia, pero no sé exactamente si este caso lo sea — dice ella tratando de disculparse luego de que me entrega en mis manos los papeles que ella traía consigo. — ¿Qué es esto? — le he preguntado con curiosidad mientras hojeaba cada uno de los papeles, eran como diez. — Son evidencias de un nuevo caso que ha llegado a mi correo hace una hora, decidí imprimirlos para que pudiera leerlos mejor, viene con fotos incluidas, esas si están en su correo — respondió Ana. Decido echarle una mirada rápida a los títulos que venían impresos en las hojas, y de inmediato, estos llamaron mi atención. Más aún cuando vi el nombre de mi cliente. — ¿Qué? ¿Cómo que Mason Hugh está interesado en contratar mis servicios como abogada especialista en familia? — le pregunto a Ana sintiéndome bastante sorprendida ante lo que leía, pues necesitaba que ella me diera más explicaciones acerca del caso. — Así es señorita Holly, el señor Hugh requiere de sus servicios, lo único que supe fue que él está metido en un grave apuro, y me insistió en que te convenciera de ayudarlo, según dice él, tú eres la única que le puede salvar de este apuro — me dijo mi secretaria. Ana me conocía tan bien que era capaz de saber como convencerme cuando yo no quería llevar un caso, de hecho, hasta en más de una ocasión le dije que ella debería de pensar de dejar de ser mi secretaria para convertirse en una muy buena asesora de ventas; estoy segura de que en un puesto de trabajo como este a ella podría irle muy bien y ganarse muy buenas comisiones. — Ana, ¿Te he dicho alguna vez que deberías conseguirte trabajo como asesora de ventas de una tienda? Serías perfecta para ese puesto — le dije a Ana cuando finalmente terminé de convencerme por mí misma de querer tomar ese caso. Ana me ha sonreído como si se sintiera completamente orgullosa de que yo le haya dicho un comentario como este. — Sí, muchas veces me lo ha dicho, entonces, ¿Piensa en aceptar el caso del señor Hugh? — preguntó ella. Yo asiento con la cabeza y dejo los papeles que ella me ha entregado justo encima de mi escritorio, por qué aquellos papeles iban a ser un material muy importante para comenzar a estudiar mi nuevo caso antes de que llegue el momento de citar a una reunión al señor Hugh para conocer más a fondo que era lo que él quería como resultado de mi trabajo. — Sí, voy a tomarlo, has logrado convencerme, puedes tomarte un descanso, te lo mereces — le dije a Ana, esta vez dedicándole una sonrisa amable a ella, creo que ella, muy en el fondo, quería saltar en un solo pie de la emoción por verme sonreír, pues lo cierto era que yo nunca sonreí cuando se trataba de trabajo, en la oficina, yo era más que todo una mujer seria e independiente que le gustaba ser muy atenta y profesional. Todos mis clientes que más confiaban en mí, sabían que yo siempre era así, y que en muchas ocasiones no iba a ser posible que me vieran sonreír, sintiéndome satisfecha de algo que me haya pasado o que yo haya logrado. — Muchas gracias, señorita Holly, es hora de almuerzo, ¿Desea que se lo traiga? — pregunta Ana antes de marcharse. — No, Ana, está bien, no te preocupes, por hoy no tienes que encargarte de hacerlo, es viernes, pediré domicilio a la oficina — le he respondido. — Muy bien señorita Holly, vuelvo en una hora, cualquier cosa que necesite, por favor, llámeme — dice Ana. — Sí, está bien, que disfrutes tu almuerzo — le dije por última vez antes de que ella se desapareciera de mi oficina por la puerta y la dejara cerrada como siempre me gustaba que estuviera. He vuelto a quedar sola en mi oficina, cojo mi celular que está encima de mi escritorio, y entonces, decido enviarle un mensaje a mi mejor amigo, Jonathan, era mi mejor amigo desde el primer semestre de la universidad, un día me propuso que entre los dos, nos hiciéramos cargo de poner un despacho de abogados, él es especialista en derecho de violencia de género, y yo soy especialista en derecho organizacional y de familia, hubiéramos podido funcionar muy bien como empresa, más, sin embargo, siempre fui una mujer independiente y segura de mis capacidades como profesional como para salir adelante por mí misma sin ayuda de nadie. Finalmente, lo hice, soy dueña de mi propio despacho de abogados, me va muy bien, tanto como hasta para poder relajarme tomándome un mes de vacaciones, pero no lo hacía nunca por qué amaba mi trabajo. Jonathan decidió también poner su propia empresa, y lo hizo poniendo sus oficinas justo en el mismo edificio dónde yo tenía la mía. El edificio era de veinte pisos en total, cada uno había sido comprado o arrendado por una empresa diferente, mi piso correspondía al número 10 y el de Jonathan correspondía al número 14, con solo bajar un par de escaleras y que yo le avisara que podía venir a verme a mi oficina, él estaría aquí en tan solo un par de minutos.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD