PROLOGO

330 Words
Había un dicho que mi madre solía susurrarme por las noches, mientras la oscuridad me envolvía como un manto: —El diablo no viene con cuernos y cola, hijo. Viene con la belleza de un ángel y el veneno de una serpiente. Yo solía creer que esa frase era un cuento de hadas para asustar a los niños, hasta que me convertí en uno. El amor no es un cuento de hadas. Es una jaula, un castigo, una prisión. Yo lo aprendí de la peor manera. Mi corazón, si es que alguna vez tuve uno, fue destrozado en mil pedazos. Y de esos pedazos, creció un monstruo. Un monstruo retorcido, que se alimenta del dolor, la desesperación y los secretos de las almas puras. He caminado por las calles de esta ciudad, una ciudad tan podrida como mi alma. He visto la oscuridad en los ojos de los hombres, el miedo en los ojos de las mujeres. Y en medio de esa pesadilla, la vi a ella. Una flor de la noche que se negaba a marchitarse. Una luz que se negaba a ser extinguida. Y yo, un monstruo que solo conocía la oscuridad, me sentí inexplicablemente atraído. No la quería por su belleza. No la quería por su pureza. La quería por su secreto. Ese secreto que la hacía tan vulnerable, tan rota, tan mía. Porque, en el fondo, los secretos son la única verdad que existe. Son la única cosa que nos hace humanos. Así que la tomé. La saqué de su mundo de mentiras y la traje al mío. Un mundo de sombras, de veneno y de dolor. Un mundo en el que solo hay una regla: no hay reglas. Y ahora, mientras la veo sentada frente a la chimenea, su rostro iluminado por las llamas, yo sé que el juego ha comenzado. Y que, a pesar de todo, ella es mi única salvación. El único castigo que mi corazón, este corazón de monstruo, ha estado buscando.
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