CAPITULO 13

328 Words
El teléfono de Azrael se cerró con un chasquido seco. El sonido resonó en la habitación como un disparo, sellando mi destino. Ya no éramos un hombre y una mujer. Éramos un rey y su reina. El aire se volvió pesado con la verdad que acababa de aceptar. Azrael me miró, y en sus ojos no había compasión, sino una cruda y helada aceptación de mi nueva realidad. -Ven- me ordenó, su voz era un susurro grave. No hubo súplica en su tono, ni rastro de las palabras de amor que había pronunciado momentos antes. Este era el Azrael que regía su mundo, un hombre de acción, no de promesas vacías. Me tomó de la mano y me guió fuera de la sala, nuestros pasos resonaban en el silencio de la casa. El camino me llevó a un lugar que no había visto antes: su estudio. Un espacio de madera oscura y olor a libros viejos y cuero. Pero sobre el gran escritorio, iluminado por una luz tenue, había una tableta encendida. -Este es mi mundo, Zahria- susurró, su voz era un murmullo que se perdió en la intimidad de la habitación. -Esta es la red de mentiras y traiciones que yo gobierno. Y ahora, es tu turno de entrar en ella. Sentí un nudo en mi estómago. Mis manos temblaban, mis ojos se negaban a mirar la tableta. No quería ver lo que había en ella. No quería ver lo que él me había mostrado en el sótano. Él lo notó, y una sonrisa helada se curvó en sus labios. -No te asustes, mi amor- susurró. -No es sangre. Son datos. Información. El verdadero poder no reside en las armas, sino en el conocimiento. Y ahora, mi amor, vas a ser mi brazo derecho. Mi reina. Mi compañera. Tú vas a ser mi igual. Y vas a demostrarme que la oscuridad que tienes en tu alma es tan poderosa como la que tengo yo en la mía.
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