Capítulo 4 parte 5

1013 Words
Josef estuvo toda la noche acompañado de una de las bailarinas que al parecer se interesó bastante en él, a tal punto que cuando decidieron irse del lugar, en medio de su borrachera y emoción del momento, la invitó a su casa y se fueron en un taxi ya que no se encontraba en condiciones de conducir. Llegaron a la mansión y cuando se encontraban en la portada la desconocida que acompañaba a Josef no pudo evitar deslumbrarse por los lujos del lugar y entró muy emocionada al lugar. Como cualquier persona con tragos encima, entraron haciendo ruido, riendo y chocando contra las paredes. Con la algarabía, Annya interrumpió su sueño e intentó descifrar desde su cuarto a qué se debían los ruidos  y quién acompañaba a Josef. No tardó en escuchar una voz, que estaba segura no era de Chantelle, pero no podía determinar de quien era. Esto la tuvo sin poder dormir un rato pues era innegable que sentía algo de celos y molestia. Luego de pensar mil cosas llegó a la conclusión de que la compañía de su enamorado esta noche era resultado de un intento por superar la traición de Chantelle y posiblemente sería algo pasajero. Sin embargo, no sabía con qué actitud determinaría a Josef al día siguiente. Por su parte, la bailarina no desaprovechó un solo minuto en el lugar; tendió al apuesto joven en la cama de modo que disfrutara un show que ella haría para él y le ató las manos. Comenzó a danzar con movimientos sexys y acalorados mientras pasaba sus manos con deseo por su cuerpo y levantaba su diminuta ropa. Josef en medio de la candente escena sólo podía morder sus labios y seguir observando lo que la complaciente chica tenía para él. Tras unos minutos de sensual baile y coqueteo  decidió desatar las manos de Josef y sin más preámbulos desenfrenan todos sus deseos en medio de sexo rudo, salvaje y atrevido. Josef sin duda estaba intentando olvidar a  como diera lugar la traición de la cual había sido víctima.  Al terminar, ambos durmieron cubiertos con una sábana, agotados  de tan exhaustiva e inusual noche. Pronto se hizo de mañana y al despertar Josef sintió algo de sorpresa al ver a la mujer a su lado y para completar, el dolor de cabeza por todo el licor ingerido no le permitía levantarse aún de la cama.  Pasó poco tiempo para que la bailarina (de la que no conocía ni su nombre) despertara, un poco confundida también, ambos se carcajearon al ver lo resultados de una noche pasada de copas y luego de un momento la chica se despidió y salió del lugar. Ahora el problema era para él pues debía explicarle a su madre el porqué de la algarabía y además le preocupaba que Annya se hubiera enterado aunque era consciente de que era lo más probable. Tomó una ducha caliente, se vistió con ropa cómoda y fresca y fue hasta la cocina a buscar algo frío para beber a consecuencia de la resaca.  Seguidamente, se dirigió al cuarto Louise a conversar sobre lo sucedido y penosamente le admitió que estuvo con una mujer en su cuarto después de beber toda la noche con un par de amigos: -¿No te da vergüenza meter desconocidas a la casa? Josef, yo entiendo que estés ofendido y afectado con lo que te pasó, pero tampoco te da derecho a que andes trayendo a cualquier aparecida que te encuentres en un bar o en la calle-  expresó Louise con enojo -Sí mamá, ya se que fue error mío y te juro que no vuelve a pasar. De verdad no tengo cara contigo, puedes tener certeza que no volverá  a ocurrir.- asintió Josef con arrepentimiento. -Que sea verdad, primera y última vez que lo haces. Debería darte pena con Annya, con tanto escándalo supongo que la trasnochaste. -Qué incómodo mamá, ahora para darle la cara, ¿será que me disculpo? -Sería lo más correcto, esa pobre niña bien agotada que termina, y llegas tú con tu amiguita de la calle y no dejas dormir. -Descuida, ahora en un momento me excuso con ella y como te dije, no volverá a pasar. Finalizaron la pequeña charla y el chico salió un rato a dar un paseo y despejar un poco su mente. Y al cabo de un rato regresó a su casa. Cuando llegó, logró visualizar a Annya en la sala, limpiando como siempre. La saludó con algo de timidez y ella contestó pero no de la manera emotiva en la que lo hacía normalmente. Con su respuesta, Josef pudo intuir que efectivamente se había enterado de lo ocurrido en horas de la madrugada, así que optó por excusarse: -Sé que quizás la desperté hoy cuando entré, de verdad lo siento pues sé que usted  se levanta muy temprano y se acuesta cansada como para yo llegar a incomodarla sin respeto como lo hice hoy.  -No se preocupe joven Josef, esta es su casa y usted es libre de hacer acá lo que desee sin importar lo que pensemos nosotros los empleados. Además, supongo que se divirtió mucho porque lo escuché muy contento. -Yo tengo muy claro que acá puedo hacer lo que quiera, pero también me preocupa lo que usted piense o sienta y sabe muy bien por qué lo digo. -¿Preocuparle lo que yo piense o sienta?, no lo creo, igual como le dije, eso no importa. Yo acá soy una empleada y no tengo por qué meterme en sus acciones. Al ver la negativa de Annya luego de sus palabras decidió seguir hacia su cuarto y no dar más explicaciones respecto al tema. Aunque Annya tomó una actitud arrogante frente a las explicaciones de Josef, no podía negar que sentía una pequeña ilusión y se sentía “importante” por recibir las justificaciones del chico. ¿Es que dónde se ha visto eso, ah? El jefe dándole explicaciones a la empleada, esto está como bacano, ¿será que de verdad si le importo tanto como dice?- pensó para sí misma.
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