
El orgullo es más poderoso que el amor..
eso Salen de mi oficina y siento que puedo respirar tranquilo.
Me gusta, me gusta mucho la mujer de mi amigo..
[Horas después..]
-¿Entonces si Ian y su esposa van a ocupar la oficina, yo que haré?.—Me molesta que siempre haga lo mismo—
-Nashla.. No entres sin tocar.. Por favor..
-Estoy muy molesta.
-Lo entiendo pero eso no te da derecho de entrar así en mi oficina y sabías que en algún momento él iba a ocupar de su oficina, entonces, simplemente elige uno y ya.—Se levanta molesta, abre la puerta y se queda paralizada. Muevo mi silla para ver mejor y es que Ayhandra está frente a ella—
-Buenas tardes..¿Nashla cierto?.—Nashla asiente, se mueve y se va. Así entra y sus pasos al acercarse me dan taquicardia—.¡Rayos!, ¡¿Qué me pasa?!.—Se ríe y no puedo dejar de comparar la similitud entre ella y Sadie—
-Está molesta por la oficina.
-¿Oficina que no es suya?.—Afirmo—.Minimo es bipolar..
—Sonrío—
-¿En qué te ayudo?.—Para que te vayas rápido..—
-Uuu..¿Por qué tan frío?.
-Disculpa, no fué mi intención.—Me sonríe—
-No sé por qué..—Trago grueso con su mirada—.Por qué me pones nerviosa desde ayer que te conocí.—No sé que decirle—.Sé que también lo sentiste.
-Ayhandra... Mejor ve a tu oficina.
-¿Por qué..?.—Se acerca más y debo respirar profundo—.¿Te pongo nervioso?, ¿te gusto?.—Me levanto a abrirle la puerta para que amablemente se vaya, pero sujeta mi brazo y con un movimiento quedamos frente..
Respiramos el mismo aire, mi corazón está descontrolado, al igual que las ganas de besarla.. No me contengo y lo hago..
Uno mis labios a los suyos, su lengua y la mía juegan en un exquisito beso llenos de jadeos y gemidos. Camino con ella hacía la puerta para cerrarla con seguro y me pierdo en sus besos porque son iguales a los de...-
-Sadie. Mi amor...—Se despega con brusquedad y la bofetada que me da me hace abrir los ojos y verla fijamente, está furiosa..
¡Mierda, no solo besé a la esposa de mi amigo también le digo el nombre de mi esposa fallecida!..—
-¡Ayhandra!..—Y para completar su esposo la llama, golpeado la puerta como un demente—.¡Abre la maldita puerta!.—Ella me sigue mirando furiosa y yo estoy paralizado.
