Isabella era una mujer retorcida que guardaba secretos y aquel hombre que yacía en el piso sucio de aquel lugar, los conocía. Ella se agachó y le quitó la cinta de la boca. —¡Ayúdame a salir de aquí! — exclamó el hombre apenas pudo hablar. —No puedo hacerlo, este lugar es una fortaleza impenetrable. Me verían. —Tienes que poder o te juro que hablaré. No pienso morir en mano de estos hombres.— la amenazó Jacob —¡No me amenaces! ¿Crees que te dejaré hablar? — Isabella sacó un arma que llevaba justo en la parte posterior de su pantalón. —Isabella, no me mates.— suplicó —Ya no estás tan valiente como hace un momento Jacob.— ella lo apuntó justo a la cabeza.— Lo siento pero no puedo arriesgarme a que dañes nuestros planes y Granko me lo agradecerá. En ese momento la puerta principal se a

