Tres días después Lucca había dejado a Michell con Amelia, ellas estarían ocupadas planeando un evento para uno de los clubes y él iria a reunirse con su padre. Cuando entró al despacho Vitto estaba allí con un vaso de whisky entre las manos. —¿Todo bien con el nuevo cargamento? — le preguntó a Lucca mientras este tomaba asiento. – Sí, como lo esperabamos. —Seguimos perdiendo terreno hijo y esa muchacha caprichosa sigue empeñada en no colaborar. Abiertamente me dijo que quiere casarse contigo. —¿Pero por qué diablos se ha obsesionado conmigo?— pregunta Lucca con enfado —No lo sé, pero si no hacemos algo perderemos el negocio. —¿Y qué sugieres? Yo estoy listo para pelear. –Lucca la mejor guerra es la que se evita. —No tenemos otra opción Vito. —La tenemos hijo. Debes hacerlo

