El Juego Final

Capítulo 3 La fiesta

Jared

La imagen apareció y contuve la respiración, sus ojos estaban enfocados en la pantalla, su pechos un poco expuestos entre toda la lencería roja, estaba con ropa interior, pero no cualquier ropa interior, esta era de esas que trazan dibujos en la tela, como flores que cubren su piel, seno y la vez deja pasar parte de ellos, podía ver con claridad sus pezones rosados a través de la tela.

Se alejó de la pantalla y jadee, sus bragas eran tan diminutas que apenas cubrían el pliegue entre sus piernas, la bata roja traslucida estaba semi atada mientras que su cabello se encontraba suelto en una ondas desenfadadas.

— ¿Te gusta? - hizo una vuelta dándome un paneo completo de su cuerpo.

— Estas preciosa - hablé como pude mientras la dureza en mis pantalones crecía.

— Te extraño - volvió a acercarse a la pantalla - Te extraño mucho - hizo un mohín.

— Yo también cariño, pero vendrás y nos veremos ¿no? - miro para otro lado - ¿Hil? - su labio tembló.

— Yo no sé si llegue al partido, no creo que eso sea posible - hizo una mueca.

— Pero… - trate de contener mi decepción, llevábamos meses sin vernos.

— Lo siento, joder, lo siento mucho - su cuerpo tembló.

Estaba llorando, simplemente rompió en llanto, mi corazón se comprimió al verla así, tan frágil, rota y triste, no podía entender qué había pasado, estaba seguro que no dije nada fuera de lugar, que no la mire mal, que había mantenido la calma.

— Ey, ey, mi amor - le hable con calma

— Se que es la final, te dije que iría, pero me pusieron ese examen y lo tengo que hacer si quiero ir tranquila, yo me quería quedar ahí, unos días, meses hasta la graduación, te extraño, joder te extraño mucho - volvió a llorar.

— Nena, preciosa - quería tocarla, acariciarla - Nos vimos hace un poco más de mes y medio, no es tanto, podemos aguantar unas horas más, si no llegas te contare como fue después cuando llegues, es solo un partido, lo importante es que vienes - me miró.

— Sí, voy, voy a ir - limpio su mejillas - Voy a hacer todo lo posible por llegar antes de que acabé - afirmó y negué.

— No, no vengas a las apuradas, si llegas está bien y si no también - negó.

— No, yo voy a llegar antes de que acabe, lo prometo.

Dos años y tres meses antes

Sus jadeos retumbaban en la ducha, mis manos estaban sosteniendo sus caderas mientras ella dejaba caer su cabeza hacía atrás, baje mi boca a su cuello y pase mi lengua por él con cuidado, otro jadeo retumbo y tuve que contenerme para no terminar ahí mismo, no quería, no aun, necesitaba sentirla un poco más, quería sentirla todo lo que podía porque después me iría y el tiempo pasaría distinto con ella lejos, no la quería lejos.

Mis caderas se movieron con más fuerza contra su centro, sus uñas se clavaron en mi espalda y todo comenzó a tornarse más sofocante, las paredes parecían tener su propia vibra, el calor crecía aceleradamente, mi mente no coordina con mi cuerpo, no sabía que tocar, quería tener todo de ella y a la vez me faltaban manos para que eso ocurriese.

Sus labios pronunciaron mi nombre y todo cobró vida, mi corazón disparo en un ritmo frenético, mis piernas temblaron, mi pulso explotó, la corriente se palpaba en el aire mientras nuestras pieles se erizaban no importaba en calor de la regadera, simplemente todo parecía estar cargado de una corriente extraña.

Me deje llevar con un gruñido mientras un jadeo cargado de placer salía de su pecho, busque mi boca para colisionar con la suya y la sentí exprimir por completo hasta que no pude más, tuve que llevar una mano a la pared y sostenerme mientras ella bajaba con cuidado.

Su respiración agitada toco mi pecho haciéndome suspirar, la abracé despacio y besé su hombro, su boca fue a mi cuello donde mordió suavemente.

— Tengo una pregunta - hable entre jadeos antes de mirarla.

— ¿Qué? - me sonrió y comencé a lavar - ¿Pasa algo? - negué.

— Si yo te pidiera casamiento, ¿aceptarías? - me observo.

— ¿Por qué me preguntas eso? - subí mis hombros.

— Te he escuchado decir al menos un millón de veces que no quieres casarte hasta recibirte, que amas vivir en pecado y ver como tu madre espera en las sombras para hacer tu boda - comencé a reír.

— Solo la molesto, es que esa mujer planificó hasta la habitación de sus nietos - pase la esponja por su espalda.

— En fin, ¿Algún día te casarías conmigo? - se apartó para mirarme.

— Algún día, pero no ahora, quizás cuando ambos nos acomodemos, vivo de mi padre y tú de los trabajos como modelo de Clara - pasó la mano por mi vientre.

— Después será del fútbol - murmure.

— Pero estaremos separados, esperemos un poco - afirmé despacio y sonreí. - No pareces decepcionado por mi respuesta.

— No me dijiste que no, simplemente esperemos, eso quiere decir que has visto una vida conmigo y era eso lo que quería saber - bese sus labios - Yo he planificado una vida contigo, me gusta pensar que nos casaremos, te veré embarazada, luego seremos viejitos y tendremos nietos - sus ojos brillaron.

— ¿Al menos sigo siendo sexy? - lleve mis labios detrás de su oreja.

— Cariño, tú siempre serás la persona más hermosa y sexy que he conocido - me aleje para dejar un beso en su nariz.

Salimos de la pieza entre risas y besos, habíamos dejado los disfraces preparados, pero no me gustaba mucho el de Hil, ella literalmente iba de colegiala, pero no cualquiera, llegaba una falda negra que con suerte tapaba su culo y dejaba sus piernas muy descubiertas, se había puesto una camisa blanca y la había atado dejando su vientre desnudo, su cabello caía lacio y llevaba unos lentes de marco fino y redondos.

Era como ver la perdición en carne y hueso, su piel blanca, la inocencia y la sensualidad de una sola vez, todo en una sola persona, iba a romper muchas caras el día de hoy.

— Recuérdame por qué vamos - una risa escapo de sus labios.

— Porque ganaron el campeonato y hacen una fiesta en su honor - suspire.

— ¿Por qué tengo que ir? - consulte de nuevo.

— Eres uno de los homenajeados, también ganaron gracias a ti - me recordó.

— Quiero follarte contra la pared Hil, no quiero salir - mi voz se había vuelto más ronca y dura.

Una sonrisa pícara se formó en sus labios, su cuerpo se movió despacio hasta caminar hasta mí, paso las manos por mi pecho tocando los botones de mi camisa blanca y luego siguió hasta mi rostro donde había colocado maquillaje hacía unos minutos atrás.

— Siempre quise que me follara duro un pirata - bajo la mano hasta mi entrepierna –

Me encantaría que lo hicieras, pero… - mordió mi labio - Nos esperan.

Salió contorneando las caderas y riendo, a mí no me pareció tan gracioso, por lo que la seguí y tomé de su mano para girarla y volverla contra mi cuerpo, un grito salió de sus labios mientras la alzaba y llevaba directo contra la pared, mi boca tomó la suya con rudeza y sus brazos se enrollaron en mi cuello pegándome más.

Siempre éramos así, salvajes, insaciables, no teníamos un tope, podíamos pasar horas metidos en el cuerpo del otro, sus labios mordieron los míos, mis caderas presionaron más su centro haciendo que nuestros gemidos se acoplen mientras mueve sus caderas contra mi creciente erección.

Estoy a punto de correr sus bragas cuando el timbre suelta y me quejo, Clara ha llegado y con ello mi interminable noche, porque no quiero que Hilary vaya así, porque no tengo ganas de ver como se babean por mi chica y porque estoy seguro que terminará rompiendo unos huesos si la miran más de la cuenta.

Apenas entraron no puede evitar reírme, Andrew tenía la misma cara que yo, miraba a Clara y Hil y luego a mí con las mismas intensiones, ninguno de los dos tenía ganas de ir a esa fiesta, no queríamos que la vean, joder, no quería ni que pisara el lugar.

— ¿Mala noche? - hable y suspiro.

— Clara dice que el traje no me da inmunidad para golpear gente, yo creo que sí, es de policía, original, salido de la novena - lo mire.

— Creo que te da inmunidad, a mí también este traje - moví las manos.

— ¿La espada? - me observo.

— No tengo, ¿Llevó un cuchillo? - afirmó.

— Sí, creo que es lo mejor - las chicas cruzaron sus brazos enojadas.

— Nada de eso, vamos a divertirnos - mire a Clara.

— Están casi desnudas - la señale.

— Es lo que yo digo - Andrew la miro con las cejas elevadas - Ves, no es que soy paranoico, estas prácticamente desnuda.

— Eso no es cierto - se miró.

No quería mirar mucho, respetaba mucho a Clara, pero ella simplemente llevaba un vestido de cuero rojo que dejaba a la vista sus piernas, brazos y sus senos voluptuosos, alguien me pego en la nuca y mire a Andrew.

— Es tu cuñada, idiota - comencé a reír.

— La señalaste - le pegué en la nuca - Por mirar a Hilary cuando lo dije. - me lo devolvió.

— Eres chico todavía para pegarme - me saco el dedo medio y carcajee.

Los cuatros salimos después de que las chicas no dieran su brazo a torcer, nos montamos en el auto de Andrew y le dimos la dirección a aquella fiesta, era un poco gracioso ver un hombre de treinta y tantos en una fiesta de fraternidad, pero sabía porque lo hacía.

Clara no paraba de reír y sonreír, Hilary estaba igual, ambas estaban disfrutando de esto, creando sus momentos y mostrándose como eran, como las conocí, haciendo chistes de mal gusto, usando su sarcasmo y molestando mientras manejaban.

Hil no dejaba la radio quieta y Clara no paraba de cantar cada una de las canciones que mi chica ponía, era casi imposible que alguien supiera tantas canciones de una sola vez, pero ella las sabía, cada una de ellas.

La fraternidad de alzo frente a nosotros y estacionamos el lujoso auto delante de la camioneta de Mike, el moreno estaba afuera con un chico, hablando y riendo mientras Magnus lo observaba desde lo lejos, Mike se había vestido de Tarzán y Magnus era el sujeto de Moana, Maui. Chase estaba vestido de doctor, pero uno sin remera.

— No me agrada esto - Andrew arrugo la nariz.

— Mike es gay, Magnus también - Hil hablo y bajo.

— ¿Magnus? - dijeron los dos.

— Exacto - baje - Vamos, no dejarán que se les acerquen, son como sus hermanitas - Andrew suspiro.

Mientras caminábamos a la casa algunas personas se giraron, observe como nos miraban, a todos, Clara miro a Andrew y le guiño un ojo antes de que este la besara despacio en los labios.

Cuando entramos las cosas simplemente se salieron un poco de control.