El regreso a casa fue más que tranquilo, salvo porque Dylan debía descansar en el asiento delantero y cada tanto pedía a Leo, el nuevo conductor, que se detuviera por las ganas de vomitar. En el asiento trasero Zack estaba sentado entre las chicas que le colocaban refrescante en su ardida piel, mientras reían del dolor del chico que se había negado a ponerse bloqueador y ahora sufría las consecuencias. Al llegar al instituto era de noche por lo que los amigos solo querían llegar, ducharse y acostarse ya que al siguiente día, muy temprano, debías asistir a clases. Cada uno subió con sus bolsos, se despidieron en las escaleras, Alex le dijo a su hermano que descansara para recuperarse y poder afrontar una semana difícil que tenían por delante. El lunes se instaló algo de angustia en el pech

