Al día siguiente, pasando el mediodía, Alex salió de su cuarto y encontró que solo Cameron la esperaba. Lo miró extrañada, pero realmente le pareció tan hermoso, apoyado en la ventana frente a los sillones, mientras que la miraba con una sonrisa en sus labios y sus ojos tan brillantes clavados en los de ella. Cuando ya estaba cerca él extendió sus brazos en su dirección y ella gustosa aceptó la invitación de ocupar el hueco que se formaba en su pecho. La abrazó con amor, con calma, pero los nervios por la historia que debía contar no dejaba que la disfrutara plenamente. - Al - comenzó él -, necesito que escuches una historia. Por favor esperá a que termine y luego podés hacer lo que quieras. - Ok - dijo ella dudosa, no sabía qué esperar ante el tono tan serio que el chico estaba usando.

