Prologo

1762 Words
¿Y ustedes? ¿También eran consideras una de esas mujeres libres o acaso su libertad había sido privada por un hombre, como a mí?   La vida me había dado muchos golpes, pero como este ninguno.   Yo que le juré a mi madre que nunca estaría bajo el mando de ningún hombre, resulta que, al escupir hacia arriba, la saliva me cayó en la cara. Y que impotencia sentía, el dolor me desgarraba por dentro, yo no quería que ningún hombre me proclamara suya como si yo fuera un objeto, yo no quería tener que estar bajo las reglas de nadie ni mucho menos recibir órdenes de alguien a quien no conocía, alguien que simplemente hacia lo que le diera la gana cuando así le parecía.   Y yo, como al parecer nadie tiene más mala suerte que yo, por negarme ante un hombre fui secuestrada y arrastrada de la vida que felizmente llevaba, siendo libre.   Lo peor no fue eso, sino que me enamoré perdidamente de él. Perdí la cabeza por el hombre quien robó mis sueños, mis metas y esperanzas. Uno que me privó de hacer lo que me gustaba, pero, sobre todo, yo que me consideraba una mariposa, me cortó las alas.   Aquel hombre que me arrebató la libertad era el mismo al que toda mujer quería tener, ese por el que todas morían. El mismo que me deleitó, me llenó de amor y me cuidó tantas y tantas veces, pero no me quería dejar volar.   ¿Y es que, por que nos habían criado con la creencia de que debíamos aprender a cocinar para casarnos? ¿Por qué nos dijeron que teníamos que ser delicadas para llamar la atención de un hombre? ¿Por qué nos metieron en la cabeza que si no era coqueta nunca conseguiría un hombre? ¿Por qué nos enseñaron un maldito patrón que seguir solo para poder conseguir un hombre?   ¿Por qué teníamos que ser nosotras las que teníamos que cambiar o ser quienes no queríamos para los hombres?   ¿Por qué nuestra sociedad nos había mal educado ante las creencias con los hombres?   ¿Saben cuántas muertes se hubiesen evitado si desde un principio se les hubiera enseñado a las mujeres amarse, a respetarse y a valorarse ellas mismas sin esperar que sea un hombre que tenga que hacerlo?   ¿Por qué no podía amarme yo misma? ¿Por qué tenía que esperar llenar todas las expectativas que de chiquita me habían enseñado, para que un hombre me amara? ¿Por qué tenía que corresponderle?   ¿Acaso no podía yo hacerme feliz por mí misma? ¿Por qué tenía que seguir un patrón para corresponderle a un hombre que según la sociedad solo de esa manera, seria feliz?   Por qué entonces cuando muchas abrimos los ojos se sorprenden ante el libre albedrío, como le quieren llamar, a cuando en realidad simplemente es "Libertad"   Qué maravilla hubiera sido que desde el siglo uno, se aprendieran todos y cada uno de los seres humanos el significado de la palabra "No"   "No quiero"   ¿Saben que hubiese pasado? Tal vez hoy esa palabra tuviera un peso, un respeto. Pero no, no lo hay. Creo que nunca la ha habido.   Si las cosas hubieran sido distintas, entonces yo cuando le dije a ese hombre que "No" quería aceptar su invitación a salir, simplemente de manera cortés hubiese asentido, respetado mi decisión y se hubiese marchado, aunque sea por el simple hecho de ser una dama. Pero no, como la sociedad le había dado poder y fuerza al hombre desde hace siglos, aquel señor no aceptó que yo me negara a salir con él y como para Salvatore no había nada que él no pudiera obtener, me secuestró y me enseñó que mi valor como mujer no costaba ni un centavo, porque así la sociedad había acostumbrado a generaciones tras generaciones, por el simple hecho de que la palabra de un hombre valía más que la de una mujer.   Una doctrina que para mí había dejado de existir hace tanto tiempo, pero que continuaba intacta ante los ojos de quienes no conocían el amor.   Aquella mariposa fue atrapada en un puño y entrada en un frasco, simplemente con deseos de que la dejaran volar.   En este caso, yo era esa mariposa, y él había sido aquel cazador que me había capturado por mis múltiples colores y mí radiante luz, me había metido a su frasco con el fin que de que yo solo fuera suya, y de que nadie más que el, disfrutara de mí, impidiéndome volar.   Ya lo había visto unas cuantas veces por la escuela, se decía que él era uno de los mayores inversionistas que la mantenían a flote. Su mirada siempre chocaba con la mía, cada vez que venía de visita a darle seguimiento a su inversión escolar y al desarrollo artístico de los estudiantes.   Aunque yo nunca lo había visto pintar, ni tenía entendido que lo hacía, siempre se mostraba muy interesado en las diferentes obras expuestas por los pasillos de la escuela.   Aquel hombre al que todos respetaban y admiraban por el éxito que tenía se le rendía un homenaje inmenso, todos se manejaban hacia el con sumo respeto y no quieran ustedes imaginarse lo encendidas que se ponían las velas de esta escuela cuando veían aquel hombre entrar por las grandes puertas, todas soñaban con que tan solo él le halagara uno de sus cuadros, tan solo deseaban una simple ojeada, una miradita tal vez.   Pero a quienes engaño, nunca lo había tenido cerca ni tampoco era de mi interés. Yo no soñaba con que me halagara ni tampoco con que me hablara, yo no quería estar debajo de aquellos ojos penetrantes que no sé por cual razón no dejaban de chocar con los míos.   Y de seguro se preguntarán por qué, y es que no se escuchaban cosas buenas sobre sus relaciones pasadas, aunque tampoco nunca se le había conocido compañera.   Me caía mal solo por el simple hecho de creer que por el ser un hombre con poder, eso le daba el privilegio de tener a todas las mujeres a sus pies.   Y si eso es lo que cree, ya le voy a demostrar que yo no soy igual que ellas.   Yo sé decir "No"   -Señorita Evans, usted como siempre nos deslumbra con sus pinturas. El centro se siente orgulloso de contar con artistas como usted- me habló el director de la escuela mientras yo terminaba de agregarle unos últimos retoques a mi cuadro.   -Por que la joven ha pintado una mariposa? - escuché detrás de mi aquella voz continuar después de los hágalos de mi director.   Lentamente me di la vuelta en el banco que me encontraba sentada topándome cara a cara a solo unos simples centímetros con aquel hombre.   Fue en ese momento donde pude observar con determinación cada uno de los rasgos físicos de ese señor.   -Porque me gustan, simbolizan la libertad y yo soy amante de ella- le contesté mirándolo fijamente a los ojos, cuales me recorrieron de la cabeza hasta los pies.   -Ella es ...- el director iba a mencionar mi nombre para presentarme, pero este le interrumpió de inmediato   -Yo ya sé quién es ella- le contestó mientras sus grandes ojos no dejaban de mirarme.   -Es una eminencia de estudiante, Sr- le respondió el director que al parecer le tenía miedo.   Carraspeó mientras abrochaba un botón de su perfecto traje azul excelentemente planchado sin una sola arruga.   -Quiero hacerle unas preguntas a la joven, me permite señor director? - le preguntó este pidiéndole dejarnos a solas.   El director asintió sin rechistar y se marchó a continuar viendo los demás trabajos artísticos.   -Es la misma mariposa la que pintaste? - me señaló mi muñeca en donde tenía un muy pequeño pero notable tatuaje de una linda mariposa.   -Si, es solo que mas grande- le contesté sin dejarme intimidar por sus gigantescos ojos que no me desviaban la mirada.   -Crees poder aceptar un café conmigo? - me invitó   -No. No puedo- le contesté inmediatamente   -Y por qué no? - me cuestionó   -No salgo con extraños- le respondí   -Me vas a decir que no me conoces? - me preguntó con una sonrisa a medias llena de picardía.   -Pues no. Pero de eso se trata la libertad, ¿no? De escoger libremente con quien querer salir o con quien no- le contesté mirándolo sonreír mientras ladeaba su cabeza.   -Tienes razón, de eso se trata para ti por ahora. Te dejo para que continúes con tu obra- me dijo dispuesto a marcharse dándome la espalda.   ¿Me había amenazado? ¿Qué quería haberme dejado dicho con “Por ahora”?   -Sr. Salvatore- lo llamé mirándolo darse media vuelta.   Sus ojos me miraron fijamente en espera de mi pregunta   - Por que me conoce? ¿Como sabe usted mi nombre? - le cuestioné   -Porque no hay nada que yo quiera saber que no sepa y no hay nada que yo quiera que no obtenga, Elira- me contestó haciéndome engranujar la piel por la forma en que había pronunciado mi nombre.   Poseía una maldita voz que no había nada que no saliera de su boca que no se escuchara bien.   -Que me quiere dejar dicho con eso? - le pregunté   Sonrió a medias maliciosamente   -Dedúcelo tu misma, si hoy no quisiste aceptar salir conmigo, ¿qué crees que pasará? Te dejo esa adivinanza, muñequita-   Y en esa simple pero inolvidable conversación que marcó mi vida por completo fue en donde inició la historia que toda mujer debería leer para que tal vez no le pase como a mí.   Justamente yo, a la niña que su madre le había colocado el nombre de "Elira" que dicho significado es "Libertad" le había tronchado el mundo que ella se había creado en la mente.   Salvatore, era el hombre más astuto que había podido conocer en toda mi vida, no había nada que le saliera mal, era el hombre más inteligente y calculador de todo el planeta, tenía poder sobre cualquier cosa que quisiera. Él había convertido mi nombre en solo eso, un simple nombre. Le había quitado el significado el día que yo, le dije que "NO" impidiéndome volar. Hola chicas! Desde ya les comento que esta es una historia que trata sobre el gran tema de la igualdad de genero y el machismo. Una novela que narra la historia de un amor enfermizo, como esos que se ven hoy en día y que a muchas de nosotras no nos gusta. Quédate para saber que mensaje te dejara esta gran novela. 
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