Mi corazón latía con fuerza, debatiéndose entre el deseo y la razón. ¿Por qué me provocaba ya hacerlo sin protección con ella ? Era demasiado pronto, nuestra relación aún frágil y nueva. No podía arriesgar todo por un momento de placer. Con un suspiro de resignación, me levanté de la cama y…cada paso hacia la mesa de noche parecía una eternidad. Mis dedos buscaron a tientas en el cajón, hasta dar con varios paquetes y tomé el paquete cuadrado. Lo sostuve un momento, sintiendo su peso, recordándome a mí mismo que esto era lo correcto, lo responsable. Frotándome la polla, regresé a ella, y me arrodillé de nuevo, abrí más sus piernas y ya estaba bien erecto, duro como un bate de beísbol. La excitación recorría mis venas como fuego líquido, cada fibra de mi ser ansiaba penetrarla. Me encont

