Mientras Rocío "La Antenas" se preparaba decir aquella gran bomba, Anna se apresuraba por las calles de la ciudad, con su mente dividida entre la emoción de su próximo viaje a Alicante y una inquietud que le carcomía el alma. El auto donde iba se detuvo frente a un imponente edificio de ladrillo rojo. Anna, con el corazón latiendo un poco más rápido de lo normal, miró a través de la ventanilla del vehículo hacia los grandes ventanales que adornaban la fachada del consultorio del Dr. Miguel Sánchez.
―Bueno, ve guapa, nosotros te esperamos aquí ―comentó Mimi con una sonrisa cálida, desde el asiento de atrás mirando a Anna.
―Si, Anita, no hay ningún problema ―añadió el Encinas, con sus manos relajadas sobre el volante―. Tómate el tiempo que tu necesite', mi alma. No te agobies.
Anna se baj
