CAPÍTULO 1
Hoy es un día normal caluroso en California me encuentro preparando maletas para ir a esa nueva casa hogar de ancianos como la llaman popularmente geriátrico, estoy ansiosa de conocer a todas las personas que se encuentran allí.
Soy Mérida Sleit tengo veinti tres años soy enfermera, pero me especialicé en realizar terapias de movimiento, me gusta servir y ayudar por eso amo mi trabajo. Soy alta, mi cabello es ondulado y rojo zanahoria, con pecas, mis ojos son verdes oliva, mi cuerpo lo han descrito varias personas como un reloj de arena.
Hay muchas personas que se preguntarán ¿Qué hace una chica así rodeada de personas mayores donde lo único que verá es muerte? Pues yo no me fijo en eso ya que la muerte es parte de la vida y si puedo ayudar a que una persona pase los últimos años de su vida dignamente y con atención creo que es el regalo más bonito que podría recibir.
Escogí dedicarles mi tiempo a estas personas, ah tratar de hacer sus vidas más amenas y me siento feliz así.
—Apúrate Mérida dice mi compañera Scarlett ella se graduó conmigo y hemos trabajado los últimos años juntas, es piel canela, cabello n***o azabache, unos ojos marrones claros que parecen casi color miel, un cuerpo increíble cintura diminuta y un gran trasero. Puede matar de un infarto a cualquier de los abuelitos del ancianato.
—Ya voy. Estoy tratando de sacar mi última maleta —Le digo mientras trato de alzar una maleta que es de mitad de mi tamaño, que no puedo cargar y está atorada entre las camas.
Ella sube, me ve y réplica
—Por Dios ¿Qué tanto llevas allí? ¿El cuarto? pasa sobre la cama para intentar cargar un lado de la maleta y lograr que salga—Se encuentra haciendo flexiones para intentar levantarla, sé que debe estar maldiciendo a todos mis antepasados, hasta que por fin sale la maleta y ella termina sudorosa y tendida en el piso.
—Te pasas Mérida ¿A dónde carajos crees que vas? — Me murmura con un poco de aliento que logra obtener mientras se recupera de ese forcejeo.
—Anda vamos no te quejes tanto que según tú estás en forma y solo fue una pequeña fuerza que hiciste Le cometo mientras halo la maleta y vamos caminando al auto.
Scarlett grita
—Steven, baja del carro y ayuda a meter esa monstruosa maleta te toca! Le dice a Steven.
Él es nuestro otro compañero y amigo del alma, es una locura, nunca te aburres con él.
Es alto, tiene una piel ligeramente tostada, ojos verdes y un cuerpo firme gracias al gimnasio además tiene una retaguardia envidiable. Pero para desgracia de muchas a él solo le interesan los chicos. Es otra amiga más y es de gran ayuda cuando te quieres sacudir aún pretendiente pues puede pasar fácilmente por mi novio, le debo muchas.
Steven baja del auto y nos comenta en tono de burla
—Mis amores ¿Ustedes piensan llevarse la casa completa o que? Repite mientras levanta mi enorme maleta. Le doy una palmada en las pompas.
Le digo a Scarlett mientras sonrió
—Vez. El sí tiene fuerza.
Ahora si ya estando listos nos vamos a un nuevo destinó.
Nos mudamos a Arizona allí nos ofrecieron trabajo en Vi at Silverstone situado en Scottsdale es un hermoso conjunto residencial lujoso donde ofrecen residencia a personas mayores y cuenta con un plan de residencia asistida para las personas que necesitan de atención continua las veinti cuatro horas del día. Además, el pego es muy tentador.
¿Mamá, mamá dónde estás? ¿Porque me dejas sola?
Puedo ver a una pequeña niña en el parque que grita y busca desesperadamente a su mamá, al verla el alma se me parte en dos y no puedo contener las lágrimas. Es tan indefensa y siempre que intento llegar desaparece.
—Mérida ya es tarde despierta grita Steven desde afuera de la puerta de mi cuarto mientras la toca tan fuerte que despierto.
Fue un mal sueño, pero no tengo lágrimas en mis ojos. Las limpio y sacudo el sueño de mis ojos, me levanto y trato de no pensar en esas pesadillas, que me atacan algunas noches.
Sé que esa niña quizás sea yo, pues soy huérfana y no conocí a mis verdaderos padres, creo que quizás ese mal sueño sea un capítulo de mi infancia una pequeña escena de mi vida. Pero me digo mientras me miro al espejo ya estás bien, y el pasado quedó atrás.
Respiro y me comienzo a cambiar ya tenemos dos semanas trabajando en este nuevo geriátrico hay que estar listos bien temprano para ayudarlos a levantar y sacarlos a tomar aire libre a esos lindos abuelitos y que se ejerciten en lo que puedan.
Estando lista salgo a encontrarme con Scarlett y Steven están en decepción no revisando algunos correos que llegan a diario, son cartas de algunos de los familiares que no pueden venir a ver a su ser querido
—Buenos días chicos—les digo con una sonrisa
—Buenos días— dice Steven —¿Hoy traes mucha energía no? Se te pegaron las sábanas— me comenta y levanta una ceja.
—¿Mala noche? —Pregunta Scarlett curiosa
—No, para nada todo bien, pero ¿Tan mal me veo hoy?, solo no escuché la alarma. Gracias por ser mi despertador— le digo a Steven y le lanzo un beso. —¿Llegó algo para Nazareth? Preguntó entusiasmada.
Nazareth es una de las abuelitas más adorables de este ancianato, no tiene mucha familia, pero tiene una nieta que cada dos días nos deleita a ella y a mi con una aventura, le gusta crear cuentos y a mi me encanta leérselos.
—Si —me dice Scarlett mientras me pasa un sobre amarillo.
Lo tomo y les pregunto
—¿Ya desayunaron? Por que yo tengo mucha hambre
—No. Te esperábamos, pero ya me hacia la idea de que iríamos almorzar por lo tarde mamita—Bromea Steven
Nos dirigimos a la cafetería del geriátrico a desayunar y a planificar el día, hoy la verdad no tengo mucho ánimo de hacer algo. Esos malos sueños me roban la energía.
Luego de terminar el desayuno cada uno se va su sitio de trabajo, yo me voy corriendo a ver a Nazareth, me emociona llevarle buenas noticias y ver su rostro lleno de alegría cuando ve las cartas de su nieta. Pasan dos horas y yo termino de atender a mi abuelita preferida cuando escuchó en los altavoces.
—Licenciada Mérida, es requerida en el área de recepción. Por favor diríjase de inmediato allí—Dice la voz en el parlante
Que extraño pienso nunca me han solicitado en la recepción. Salgo del cuarto de la señora Nazareth y voy caminando a la recepción.
Al llegar me encuentro a Scarlett y le pregunto intrigada
—¿Qué pasó? ¿Para qué me llaman?
Ella me mira y señala la sala de recepciones y comenta
—Te busca una Señora, dijo que necesita tus servicios para atender a su hijo.
Mierda ¿Quién será? No tengo ni idea de quién sea. Le digo mientras me pongo las manos en la cintura.
—¿Y no te dijo su nombre ni nada? —Le interrogó a Scarlett por curiosidad.
Niega con la cabeza mientras me dice ve
Me dirijo a la sala de recepciones lentamente para ver si puedo reconocer de lejos quien me solicita. Y de pronto la señora voltea y me grita
—Mérida ¡gracias a Dios! sí eres tú —Se levanta del sillón y sale casi corriendo a mi encuentro Hola hija me saluda, ¿Te acuerdas de mí? Y ciertamente si
Asiento con la cabeza y le digo
—Hola señora Thomson ¿Cómo está? ¿Y en qué la puedo ayudar? —Le comento de manera amable.
La señora Thomson es una antigua cliente, atendí a su padre luego de que el sufriera un accidente cerebrovascular un ACV en términos médicos, eso fue hace un par de años atrás mientras laboraba en el anterior geriátrico.
Recuerda perfectamente que ella dudó en que trabajará para ella pues según su criterio quería a alguien con mucha experiencia que tratará muy bien a su padre y a su parecer yo solo era una niña que seguro le iba a dar más problemas que soluciones y pues le demostré que soy muy buena y dedicada en mi trabajo me gusta lo que hago.
Atendí a su padre por un año y medio hasta que Dios lo llamo a su presencia, murió por causa natural a sus ochenta y tres años.
Mientras lo cuide pudo recobrar poco a poco la movilidad en todo su cuerpo. Todo ese tiempo lo vive en su Mansión cabe destacar que la Señora Thomson es adinerada y puede tener un ejército de enfermeras y médicos a su disposición por tal razón me alaga que venga a buscarme.
—¿Cómo me consiguió? —Le pregunto por curiosidad
A lo que ella responde
—Querida no hay información que no se pueda obtener con dinero, te busque en el antiguo ancianato y no querían soltar información de ti. Así que moví alguna de mis influencias y eme acá.
Continúa hablando y me dice
—Acompáñame a la cafetería, tomemos algo mientras te cuento para que te necesito y no acepto un no. Arquea una de sus perfectas cejas.
La Señora Thomson es esbelta, rubia, ojos azules, lleva un hermoso vestido entallado n***o de Carolina Herrera, con unos zapatos de tacón n***o de Valentino Garavani no tengo dinero, pero amo la ropa de alta costura y se de ella la reconozco a kilómetros.
Además, tiene unas perfectas curvas gracias al bisturí, tiene silicón puesto hasta en la boca y no le queda nada mal. Por lo menos tiene buenos médicos y no es para menos su esposo el Señor Dilan Thomson es el dueño y presidente de la fábrica de chocolate más grande del país le deben su riqueza al cacao.
Mientras trabajé para ellos no me puede quejar, viví en su casa de campo que se encuentra dentro de una de sus lujosas mansiones en Beverly Hills me sentí de la realeza, ganaba muy bien y no gastaba ni un dólar en alquiler ni servicio públicos fue un excelente trabajo.
Llegamos a la cafetería y llama a un mesonero
—Dos capuchinos por favor y gracias. No dejo que el camarero hablará.
—Querida necesito de tu ayuda, a ocurrido una desgracia. Mi hijo Thomas sufrió un accidente hace dos semanas— Su voz se torna entre cortada y sus ojos asoman lágrimas.
—¿Que accidente? Si puedo saber—le digo tiernamente
—De auto, iba a una velocidad alta, estaba con su novia y amigos. Ya sabes, de fiesta. Divirtiéndose y chocaron. El auto dio vueltas y mi hijo fue el único que sufrió una lesión grave en la columna—Añade y se derrumba ante mis ojos. Esta muy afectada por la condición de su hijo
Le tomo las manos y la trato de consolar al decir
—Señora Thomson las lecciones en la columna no son todas de por vida. De acuerdo a la gravedad se puede realizar terapias que ayudan a largo plazo a recobrar la movilidad de los miembros inferiores del cuerpo.
Su rostro cambia y deja salir una pequeña sonrisa mientras me dice
—Por eso precisamente te busco necesito que me ayudes en eso y aprieta mi mano y continúa—Sé cómo te dedicaste a mi padre mientras lo atendías, lograste que se levantará. Por eso te quiero de nuevo a mis servicios—Replica
—Señora Thomson disculpe, pero esto es diferente, debo saber más sobre el tipo de lesión que tiene su hijo y en que condición se encuentra mentalmente. Con gusto la ayudo, pero esto es un setenta treinta, su hijo debe poner de su parte con el mayor porcentaje.
Por fin llegan los cafés. Yo sé que soy buena en mi trabajo, pero maldita sea no soy un Santo. No hago milagros y no le voy a dar falsas esperanzas solo para quitarle dinero.
Tomo mi café respiro le propongo
—Hagamos algo déjeme ver y estudiar el caso de su hijo y deducir que tipo de terapia es la adecuada. La miro a los ojos y le repito —Le seré sincera de acuerdo a la gravedad del asunto y de qué manera podría ayudar.
Ella esboza un
—Gracias, te pasaré toda la información hoy mismo y espero verte para tramitar tu contrato el cual será exclusivo. Me gruñe
Santo Dios de nuevo me secuestra, porque la gente adinerada tiene la manía de creerse dueño de otras personas solo porque necesitamos de su cochino dinero. Me digo y pongo los ojos en blanco.
—Está bien, pero no le prometo nada, comento al terminar de tomar mi café. Me levanto le comento —Gracias por el café y le recuerdo que esperaré los resultados y las placas, hasta entonces. Le doy la mano y me despido.
A ella le gusta la gente así, no es muy dada con su personal y menos muestra sentimiento de cariño o comprensión. Por eso, me muestro un poco fría al platicar con ella eso le recuerda que soy profesional y fuerte.
Cruzó la sala de recepción y allí están esperándome Scarlett y Steven ansiosos de interrogarme se lo que quiere y a propósito hago que cruzaré al baño y en coro gritan
—¡Mérida! Gritan
Sonrió y cambio la dirección hacia ellos con una sonrisa.
Scarlett dice
—Ven cuéntanos—me toma del brazo y me lleva a la parte trasera del geriátrico, un pequeño pasillo solitario donde acudimos a parlotear
—¿Que quería la vieja estirada esa? — Me interroga Steven
—Ofrecerme trabajo— le digo sin más información
—Dirás secuestrarte —Gruñe Scarlett y continua —¿Ella no es la que se te secuestro casi dos años en su enorme mansión? —Pregunta
—Si, esa misma— le afirmó y me encojo de hombros.
—¿Qué? — réplica Steven y continua con el interrogatorio— ¿Que se cree? ¿Qué tiene esclavos? Le dijiste que no ¿verdad?
—Pues le dije que lo pensaría—respondo tirando mi cabeza hacia atrás. —Ella paga muy bien— afirmó
—¿Y de qué es el trabajo otro abuelo enfermo? —Dice Scarlett
—No y ese es el problema, su hijo sufrió un accidente que le afecto la columna perdió la movilidad de la cintura hacia abajo —Agrego moviendo un bolígrafo que tengo entre mis dedos.
—¡Que desgracia! rico y conpitopito muerto— comenta Steven
—¡Steven! —Gruño— es algo serio, debo estudiar bien el caso y ver que tipo de terapia le servirá de recuperación para que por lo menos recupere un poco el movimiento.
—Mérida, eso es delicado, no todos vuelven a caminar, además ladearas con un niño rico, mimado y enojado por no poder caminar y sumémosle la estirada de su madre. Además, tu no haces milagros.
—Y si lo haces serás Mérida la revive pitos. Añade Steven en voz alta
Scarlett y yo soltamos una estruendosa carcajada.
—Yo me anoto si necesitas ayuda. Además, con los masajes puedes ya tantear el terreno y ver si es cierto que no siente nada y sí siente vas por buen camino— dice Steven y me guiña un ojo.
—Eres una zorra— le afirmo—Pero de verdad debo pensarlo. Los mantendré informados —añado mientras doy la vuelta y me encaminó a la habitación de la señora Nazareth. El encuentro mirando un álbum de fotos en su cama.
La Observo desde la puerta y ella voltea y comenta
—¿Regresaste? Conseguí las fotos que te comenté ven pasa me invita animada
Me acerco a ella y me siento a su lado para conocer a su familia. Pasamos la tarde riendo y yo evitando todas las preguntas que tenga que ver con mi familia.
Llega la hora de descansar y recuerdo que debo revisar mi correo. ¡Los exámenes! digo mientras busco mi móvil, hay un correo con varios documentos y entorno los ojos.
El primero es un informe médico que certifica la lesión en la columna y dice paciente con paraplejia por lesión medular leve.
—¡Hay carajos! —Replico, pero bueno creo que no esta tan jodido. Gruño mientras dejo caer el móvil en mi pecho y sin pensar mucho me quede dormida.
Al día siguiente me despierta un vibrar es mi móvil, lo reviso entre dormida y es un corres de la señora estirada digo Thomson.
Buenos días, espero que se tome el tiempo de revisar los archivos y confirmar a la verdad posible su disponibilidad laboral.
Atte. Señora Thompson.
Mierda. Creo que no me libraré tan fácil de esta señora. Pienso mientras lanzo el móvil lejos de mí. Y musitó
—Te atiendo más tarde, hoy es mi día libre— me acomodo para seguir durmiendo.
Tiempo más tarde mientras me encuentro en soledad comienzo a revisar de nuevo los archivos y observo las placas y en efecto, tiene una lesión, pero no es de gravedad. Quizás probando una terapia centrada en la estimulación eléctrica de la medula espinal podría recobrar la movilidad de forma voluntaria, pero debo consultarlo primero con otros colegas.
Comienzo a revisar mis contactos y encuentro al Dr. Parrish un especialista en traumatología y un buen amigo, quizás él me pueda ayudar.
Le marco atiende rápido afortunadamente.
—Hola Dr. Parrish es Merida ¿Me recuerda? Le pregunto
—Hola Merida querida ¿Cómo esta? Tiempo sin sabe de ti. Me dice
—Estoy bien, con mucho trabajo, perdón por no reportarme con frecuencia. Me disculpo.
El Dr. Parrish es un señor muy querido por mí, me ayudó mucho mientras realizaba mis pasantías para terminar mi carrera en el California Hospital Medical Cer. El es uno de los mejores especialistas que tiene ese lugar y con el tiempo formamos un lazo casi paternal. Me enseño mucho y a pesar de mudarme siempre hemos mantenido contacto, menos en estas últimas semanas, termino agotada y no tengo tiempo de nada.
—¿Dónde estás? Pregunta con curiosidad.
—Me encuentro en Vi at Silverstone situado en Scottsdale, Arizona. Suspiro
—¿Tan lejos te fuiste? Pregunta mientras puedo escuchar que ríe.
—Pues sí, hay muy buena paga. Le afirmo
—me imagino es un lugar lujoso, sabes casualmente me encuentro cerca de Arizona ¿Qué tal si te busco, tomamos un café y me dices en que te puedo ayudar?
—No lo puedo creer le digo sorprendida —Por supuesto que acepto. Le digo
—¿Entonces nos vemos en dos horas te parece?
—Perfecto. Respondo—Hasta mas tarde. Cuelgo
Es genial que lo pueda ver personalmente así podre platicar a gusto con él y le sacare toda la información que necesito.