1. Diana está a punto de alcanzar el éxito

742 Words
Diana López observaba por la ventana de su pequeño departamento, mientras la suave brisa de la tarde movía las cortinas con delicadeza. Desde ahí, podía ver la ciudad que la había visto crecer, los edificios que, hasta ese momento, habían sido testigos de sus más grandes logros. Su maleta ya estaba lista, esperando junto a la puerta, repleta de sueños y ambiciones que estaban a punto de volverse realidad. Mañana, a primera hora, tomaría un vuelo a Estados Unidos, donde una nueva vida la aguardaba. Había sido aceptada en una de las empresas más importantes del mundo, un sueño que parecía imposible para la mayoría, pero no para ella. —Lo lograste, Diana —murmuró para sí misma, casi incrédula. Los últimos años habían sido intensos. No solo había destacado como una de las mejores estudiantes de su promoción, sino que había trabajado incansablemente para alcanzar ese nivel. Cada sacrificio, cada noche en vela estudiando o completando proyectos había valido la pena. Todo el esfuerzo había dado frutos, y ahora estaba a un paso de algo mucho más grande. Lejos, en el campus de la universidad, un grupo de compañeros se había reunido en uno de los cafés más frecuentados por los estudiantes. La charla giraba en torno a un único tema: Diana. —No lo puedo creer, ¡ya se va mañana! —exclamó Clara, una de sus compañeras, mientras removía distraídamente su café. —Es impresionante lo que ha logrado —comentó Andrés, un tanto melancólico—. Siempre supimos que llegaría lejos, pero trabajar para una de las mejores empresas del mundo... Eso es otro nivel. —No solo eso —agregó Carla, mirando a los demás—. Diana lo tiene todo. Es hermosa, inteligente, y por lo que parece, está a punto de tener la vida perfecta. Un murmullo de aprobación recorrió la mesa. Todos sabían que Diana no solo destacaba por su capacidad académica. Su belleza y carisma la habían convertido en el centro de atención desde el primer día de clases. Con su melena castaña siempre perfectamente peinada, su porte elegante y una sonrisa que iluminaba cualquier habitación, Diana parecía tenerlo todo. Pero lo que más envidiaban de ella no era solo su apariencia, sino su capacidad de mantener todo en equilibrio: las notas perfectas, el trabajo de medio tiempo, el cuidado de su hermana menor, todo sin perder esa chispa que la hacía destacar. —A veces me pregunto si es realmente feliz —comentó inesperadamente Marta, una chica que solía sentarse en la última fila durante las clases—. Ya saben, a pesar de todo lo que tiene... no sé, tal vez a veces las personas que parecen tenerlo todo también cargan con algo. Los demás la miraron con sorpresa, pero pronto la conversación volvió al tema de cómo Diana estaba destinada a grandes cosas. Había quienes la admiraban, y otros que no podían evitar sentir cierta envidia, aunque lo disfrazaran con palabras de felicitación. Mientras tanto, Diana no sabía nada de esas conversaciones. Su mente estaba en el futuro, en los nuevos retos que la esperaban. Cerró los ojos por un momento, imaginando cómo sería su nueva vida. ¿El trabajo sería tan desafiante como lo esperaba? ¿Lograría integrarse en un equipo internacional? Sabía que no sería fácil, pero estaba dispuesta a enfrentarlo todo. Después de todo, había trabajado demasiado para llegar hasta ese punto como para dejar que el miedo la detuviera. El sonido del teléfono interrumpió sus pensamientos. Era su hermana menor, Valentina, quien le recordaba que no se olvidara de recoger algo de la tienda antes de regresar a casa. —No te preocupes, Vale. Todo está bajo control —respondió Diana con una sonrisa, sintiendo el peso de la responsabilidad en cada palabra. Colgó el teléfono y se permitió un último vistazo por la ventana. El sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de tonos dorados y naranjas, un espectáculo que, por alguna razón, le hizo sentir una mezcla de nostalgia y emoción. Mañana sería el inicio de una nueva etapa, una que cambiaría su vida para siempre. —Adiós, ciudad —susurró para sí misma, cerrando la ventana—. Nos veremos de nuevo, pero no por un buen tiempo. Y con esa certeza, Diana tomó su bolso y salió a dar un último paseo por el lugar que siempre sería su hogar, aunque su corazón ya empezara a latir en otro lugar del mundo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD