Capítulo 1

1356 Words
Parece ser un día como cualquiera. El barrio parece estar en una tranquilidad absoluta, no se escuchan ni las lejanas voces del viejo Pascual, el cual siempre esta tocando su guitarra o sentado afuera con algún vecino contando anécdotas sobre la segunda guerra mundial. Tiene como 90 años, creo que fue su padre quien estuvo allí en toda esa maldita lucha. El cielo esta totalmente azul sobre la ciudad de Las Vegas. Hace más de dos semanas que no llueve pero yo ya me he acostumbrado al sofocante calor y también al bullicio en las noches. Es el pan de cada día. Vivo aquí desde que tengo uso de razón, en Summerlin. Mis padres tenían su hogar allí, pero sus malas decisiones les costó la vida. Luego del incendio tuve que reconstruir la casa para volverla habitable. Volví a mis orígenes. Y no solo eso conseguí. Salgo al balcón como Dios me trajo al mundo y el sol me calienta la piel. Algunos empleados que están afuera en el jardín y la entrada principal me miran asombrados pero rápidamente desvían sus ojos al ver mi desnudez. Que se jodan. Estoy en mi maldita casa y hago lo que quiero. - vuelve a la cama, Nick - murmura Leah, la puta de siempre esta tendida entre las sábanas de mi cama cómodamente y eso me enfurece. Es la misma mujer que la ha ocupado algunas noches desde hace dos años, solo para mí placer. La compré a ella para eso. Somos exclusivos en cuanto al sexo y no es mi amiga. No llena mi corazón n***o y vacío. Nadie nunca lo ha logrado. - vete - rujo la palabra mirándola con furia. Asustada rápidamente se levanta de la cama tomando su ropa, y se va. Me importa una mierda si alguien del servicio la ve desnuda. Anoche cometí el error de decirle que se quedara, no quiero que tenga falsas esperanzas. No soy un hombre romántico ni nada que se le parezca. Y ella tampoco sería la mujer con quién quisiera estar eternamente. En mi mente solo tengo un objetivo, y hasta que no lo haya cumplido no puedo pensar en nada más. Un hombre como yo tiene escrito su destino. Entro en el armario y me pongo ropa deportiva. Correré un rato en la cinta y haré pesas antes de volver a los negocios. Debo hablar con Zane. Ese cargamento de armas debe salir de aquí esta noche. Nunca lo dejo más de veinticuatro horas en el mismo lugar, y menos en la empresa. - buenos días señor. ¿Que le apetece para desayunar? - me saluda María con su habitual amabilidad. ¿Acaso no se cansa de mi, esta mujer? Soy un maldito fastidio - buenos días. Por ahora solo quiero la proteína, estaré en el gimnasio. Gracias María - por supuesto señor Nícolas - me sirve lo que le pedí. Media hora después voy en dirección hacia el ala sur de la casa poniéndome los audífonos e ignorando a todos en el camino y el hecho de que me vieron desnudo. Busco la lista de reproducción. Nirvana empieza a tronar en mis odios y me subo a la cinta. Empiezo lento y a medida que mi respiración se acopla al ritmo de la música y los latidos de mi corazón, le subo velocidad. Me llamo Nicolás Walton. Mi carácter de mierda es una pesadilla para los que me rodean, pero es lo que soy, es como me formé. Herede los negocios de mi padre en la empresa de aviación Walton, además de tener uno de los clubes más famosos de Las Vegas. Es legal. Pero no solo soy conocido por tener esta industria. En el bajo mundo soy alguien totalmente diferente. Paso de ser un hombre de negocios a un perro monstruo. He de vivir con ello - señor Walton - Jasper, mi jefe de seguridad está de pie frente a mi. Detengo la cinta y me quitó los auriculares, quizás no lo escuché cuando estaba llamándome - disculpe que lo moleste señor, pero Don Alejandro está aquí - ah, mi abuelo, no lo esperaba. - enseguida voy. - miro el tablero de la caminadora y me doy cuenta que corrí casi seis kilómetros. Un nuevo récord puesto que no paso de cuatro. De vuelta en la casa veo a mi abuelo sentado en el sillón tomando café y esperándome. - abuelo. - Nick ¿Como estas muchacho? - bien ¿Y tú? - no me quejo. Tu abuela aún me mantiene entretenido - frunzo el ceño porque no sé qué significa eso. O bien puede tener varios significados y uno de ellos estoy seguro tiene que ver con el sexo. - quiere que vayas a casa a cenar - lo hacemos cada semana. - pongo los ojos en blanco. No tiene sentido que venga hasta aquí para eso cuando solo debía llamar por teléfono. - ¿O es que hay algo más? - suspira pero va al grano como siempre lo hace. - Barry volvió - ah, el bastardo infeliz que mató a mis padres, mi hermana y cree que no lo sé. - entiendo - sé lo que trata de insinuarme pero aún no es tiempo - me encargaré - que sea pronto Nick. Creo que regreso por tí Eso me importa una mierda, no soy como mi padre y definitivamente no seré quién termine desmembrado y con los pedazos en la boca de mis leones - eso también lo sé, abuelo. - solo quería decírtelo - está bien. Barry cometió la peor atrocidad de la vida. Hace quince años mató a mis padres y mi hermana, pero antes abuso sexualmente de ella. Acabó con todo lo que me importaba y es el mismo tiempo que he estado esperando para devolverle el golpe. Esa noche escuchaba los gritos de Claris, los disparos y las cosas que destruían a su paso chocaban contra el suelo, pero sabía que también estaban robando las de mayor valor, joyas y arte. Luego estuvieron buscándome para terminar lo que empezaron y no dejar testigos. Pero yo ya debía estar alejado de la casa en llamas Sólo tenía once años, aunque hubiera querido no hubiera podido hacer nada, eran hombres de grandes músculos y yo un niño escuálido. Como siempre las visitas de Alejandro son rápidas y le digo que nos veremos en la cena del domingo. Ahora tengo que salir para el maldito club, Austin necesita más personal, y con eso me refiero a mujeres con las que follar en la oficina del mismo. Nunca va a cambiar. En cuanto estoy a punto de salir de la casa, Jasper me detiene. Es la segunda vez en la mañana. - ¿Qué pasa? - Meredith necesita que vaya a la empresa para que firme la salida del 737 que va para California. Zane necesita que envíe a alguien más, el otro hombre está muerto. ¡Mierda! ¿Ahora porqué? No matamos a las personas porque sí. - dile a Mery que me espere en la entrada. Que Carlos le ayude a Zane. - si señor. - se queda esperando no sé qué cosa - ¿Qué? - pregunto exasperado. No tengo una maldita gota de paciencia - ¿Que vamos a hacer con Barry? - nada. Por lo menos todavía no. - está bien. También creo que debería delegar un director de operaciones en la empresa, casi nunca está allí y los otros negocios requieren más atención - olvídalo Jasper. Nadie del exterior puede hacer lo que yo, además no hace falta que esté allí para mantenerla a flote. Esto es más grande que tú, yo, o cualquier cosa - eso lo sé muy bien señor. Debería considerarlo. Ascender a alguien a ese puesto que conozca muy bien el manejo de todo. Lo pienso mucho y la única persona que se me ocurre para eso, es mi propia asistente. Es la única que sabe absolutamente todo, incluso los temas ilegales. Meredith. Es inteligente y muy competente, tiende a ser dura cuando se necesita, como la mierda estoy seguro que ella podría encargarse de la empresa. - lo consideraré.
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