17 años después
Zack
Hoy es nuestro tercer aniversario de novios y estoy muy emocionado de ver la cara que pondrá Kimberly cuando vea la sorpresa que le he preparado. Tomar la decisión de pedirle matrimonio es una de las mejores decisiones de mi vida. Ella me ha hecho muy feliz durante todo este tiempo, tanto, que me resulta impresionante cómo una persona con tan solo hacer acto de presencia puede llegar a iluminar tu mundo.
Llegó la hora de rehacer mi vida y ser feliz junto a la mujer más maravillosa del mundo. Estuve fuera de la ciudad con Harry y Bratt en la inauguración de uno de los hoteles de Harry, en Miami. Somos amigos desde pequeños y siempre nos brindamos apoyo cuando el otro tiene algún logro por festejar.
Anoche llamé a Kim y me dijo que había ido a visitar a su amiga Amanda porque se encontraba enferma de salud. Así que aproveché para enviar a un equipo decorativo para que ambientara el lugar antes de que ella llegara. Por lo general suele despertar tarde y de seguro regresa como a medio día, eso me da la oportunidad de esperarla adentro para sorprenderla. La encargada de la decoración me envió fotos de cómo había quedado el lugar y quedé completamente satisfecho.
Estoy muy nervioso, es la primera vez que hago algo como esto y solo pienso en la reacción que tendrá. Espero que me diga que sí porque de lo contrario me sentiré muy triste, la amo tanto, que lo único que deseo en estos momentos es estar junto a ella para siempre.
Llego a nuestro piso y abro la puerta entusiasmado, pero me quedo paralizado al encontrarme una sorpresa que no esperaba. Las decoraciones estaban desordenadas y había ropa tirada por todos lados, mi corazón comenzó a latir con fuerzas y sentí que estaba hiperventilando. Cerré la puerta detrás de mí y escuché fuertes gemidos provenir de mi habitación. ¡No, no, no puede ser lo que estoy pensando! Llego al pasillo de nuestra habitación y los gemidos se hacen más y más fuertes, siento como mis manos tiemblan y me detengo por un momento creyendo que todo es parte de un mal sueño que estoy teniendo ahora mismo.
De pronto un grito extasiado me hace reaccionar, dándome cuenta de que no estoy equivocado. Abro la habitación rápidamente y veo como Kim está siendo tomada por dos hombres en nuestra cama. Lo peor de todo, es que uno de ellos es mi primo y el otro es su mejor amigo. ¡No puedo creerlo! ¡Esto es inaudito!, pienso. Mis ojos comienzan a picar y la ira se apodera de mí como nunca.
Ellos ni siquiera se han percatado de mi presencia, continúan en lo suyo mientras la imagen que veo me tiene desconcertado. No puede ser… ella me ha engañado de la peor forma. ¿Por qué? Le di todo de mí, traté de complacerla en todo lo que me pidió y, ¿aun así no fue suficiente para ella?
—¡Largo! —grito exaltado. Ellos se detienen ante mi presencia y salen de ella rápidamente. No podía decir algo como, ¿qué está pasando aquí? Cuando es más que obvio lo que hacían. Además, me quedó muy claro que Kim disfrutaba de lo que le estaban haciendo, así que tampoco fue obligada.
Kim trata de cubrir su rostro enrojecido y comienza a sollozar al verme. Desvío la mirada para no caer en sus juegos, no puedo perdonar algo como esto. Me dirijo con paso seguro hasta donde se encuentra mi primo y le doy un golpe que hace que caiga al suelo. Toca su boca y veo como comienza a salir sangre de ella. Su amigo trata de golpearme, pero no se lo permito, me muevo rápidamente y le propino un golpe dándole el mismo resultado que a mi primo.
—No quiero volver a verte Álvaro. De ahora en adelante has dejado de ser mi primo y mi familia. Tampoco te quiero cerca de mamá, ella sabrá sobre este asunto y créeme que estará de acuerdo con mi decisión. Olvídate de los proyectos que querías hacer conmigo, porque te haré pagar esta traición. Te quedarás en la calle, haré que nadie te dé trabajo y sabes de lo que soy capaz. Me encargaré personalmente de poner tu reputación contra el suelo, al igual que a tu amigo. Solo espero que ambos tengan buenos ahorros, de lo contrario les tocará mendigar en la calle.
—Pero, Zack no puedes hacerme esto, soy tu primo…
— ¿Ahora si eres mi primo? ¿Por qué no pensaste en eso cuando tenías sexo con mi novia?
—Lo… lo…
— ¡Largo! No te quiero escuchar. Guarda esas excusas para otra persona, porque a mí me valen —no lo dejé terminar porque sé que son puras patrañas. Conozco muy bien la clase de hombre que es, lo que no espere es que fuera a meterse con Kim.
Ambos se levantan del suelo y salen con la ropa en las manos tratando de vestirse mientras llegan a la puerta. Me cercioro de que se hayan ido y suspiro afuera de la habitación. Ahora me toca enfrentar a Kim, no puedo dejar que los sentimientos me envuelvan.
Entro de nuevo a la habitación y Kim ya se encuentra vestida.
—Quiero que te largues, Kim. No quiero volver a verte nunca más.
—Pero, amor… por favor, perdóname. Y… yo…yo no sé qué me pasó, me dejé embaucar por ellos y caí como una tonta, pero tú eres el hombre de mi vida, al que amo con todo mi corazón… el que…
— ¿Con todo tu corazón, Kim? ¿Acaso piensas que soy estúpido? ¿Crees que no vi como disfrutabas de lo que estabas haciendo? Eso no es amar con todo el corazón y si esa es tu manera de demostrarme amor, entonces no la quiero. Prefiero estar solo.
—Zack… por favor, perdóname —la veo llorar como una cría y eso me rompe aún más el corazón, suelto un bufido y saco las fuerzas de donde no las tengo para levantarme e ir hasta la ventana.
—Vete, Kim. Ya no quiero seguir contigo. No quiero que me llames o me busques, porque no caeré de nuevo. Tú eras el amor de mi vida, pero ya no lo eres.
—Por favor, no digas eso…
— ¡Que te vayas! ¿No lo entiendes? ¡Vete! No te quiero ver, ¡me repugna tu presencia! —grito volteando mi rostro hacia ella.
Ella se asombra antes mis palabras, pero no se mueve.
— ¿Crees que miento? —inquiero—. Muy bien, si no te quieres ir por las buenas te irás por las malas —digo y me dirijo hasta el armario.
Voy sacando sus cosas y las tiro en el suelo de la habitación. Como veo que ella no hace nada, abro la ventana y comienzo a lanzar todo a la calle.
— ¡Zack, no! Son mis cosas, ¿qué haces?
— ¿Qué hago? Echar todo por lo que pagué a la calle, así como a ti también te sacaré de aquí a las fuerzas. —La tomo del brazo y comienzo a andar hasta la puerta; abro y la saco sin que pueda tener otra opción—. Y no vuelvas. —cierro la puerta en sus narices.
Termino de recoger sus cosas y las sigo lanzando por la ventana hasta que ya no queda nada más. Tenía un plan en mente y no se dio como esperé. Kim, la mujer con la que quería compartir mi vida, me traicionó y ahora no sé cómo haré para salir adelante sin sentir ese temor y desconfianza al entregarle mi corazón a una mujer. Lloro, lloro para soltar toda la amargura que siento en mi pecho en estos momentos.