Íncubos

2325 Words
Sentada en mi pequeño diván, por las noches a modo de protección invoco a los principales Arcángeles para que me guíen y me den su protección, los constantes ataques me habían dejado sin aliento, disminuida vitalmente , a tal grado que dormía más de diez horas diarias, mi debilidad se entrelazaba con mi estados de ánimo pesimista y deteriorado, de repente veía todo venirse hacia abajo, drenado y transformado todo en mierda eterna, mi estado ofuscado había traído la burla de la vecindad (a pesar de mi escasa relación con ellos) tanto fue mi deterioro durante este período que me abandoné en la calle, toda meditabunda. Vladimir se encontraba a los alrededores, preguntó a uno de los vecinos si la chica que se encontraba en la mitad de la vereda se encontraba en una situación vulnerable, a lo que el viejo respondió: —Nada jefe, es una vagabunda, una mujer vulgar y drogadicta—sus palabras a penas hicieron eco en mis oídos, lo dejé venir —Phoebe, ¿Eres tu?— no pudiendo contener la vergüenza me sonrojé en demasía, apenas podía levantar el rostro, me sentía un poco fuera de mí, aunque era consciente de él. —Ven conmigo, no tengas vergüenza, ¿te ayudo? —no dije nada pero asentí con mi cabeza, quietecita me tocó el rostro, lo levantó y con ternura manifestó: —Te ves hermosa— lo dijo con tanto cariño y - hasta podría decir - compasión que casi me derrito por las palabras casi fameninas de ternura angelical. Lo inimaginable que pueden experimentar las almas cuando poco a poco van soltando sus propios temores: los juicios se liberan, mi preconcepción me había hecho advertir a Vladimir como un tío de lo más falso, presumido, arrogante y hasta prepotente, pero no lo era del todo, vemos a los demás como somos nosotros, aquel día se pasó de caballeroso, no era sólo eso, estaba pasando la transición de adolescente a adulto, lo digo debido a que esta etapa suele retrasarse más en hombres - aunque existen excepciones - y Vladimir no era el mismo niñato mocoso del colegio, su estilo a mi modo de verlo era de un seductor, me veía como a las demás, sin usar la discriminación, "señal" - pensé - "inequívoca de la madurez" a pesar de que la depresión me había llevado a ser comparada con una vagabunda. Me llevó a mi departamento casi cargándome, tenía una espaldas anchísimas, me sentía tan niña, tan vulnerable, lo imaginé como a un padre, a ratos donde me tratan omo a una cría me pongo muy divertida y mi actitud es sumisa. Esperó y esperó por espacio de horas a que me bañara, me vestí de look moderno: un vestido n***o por debajo de la rodila ajustado de una sola pieza, una blusa junto con una boina y sandalias de cuero, mi estilo era francés y bohemio, no capturé su atención, más que ser llamativa quería asustarlo; pero no resultó —Estas más bella que nunca, eres muy guapa —Gracias —Siempre te ves tan divina—lo dijo como si ni me viera, algo serio, ¿divina? si hay una palabra que no aguanto es esa, suena de lo más falsa —No he dormido más que unas cuatro horas —¿Bromeas? toda tu eres una alegoría de la beldad—cálmate, me vestí con éste estilo para que te aburrieras de mí, zopenco, solté una risita —Gracias —¿Te puedo ayudar en algo? —Gracias, pero ya has hecho bastante —¿Estás deprimida o algo así? —No me pasa nada te digo—Lo dije con cierta furia, debí haberlo asustado al pobre —Sé lo de Margott y lo siento mucho. —No lo sientas, ya déjalo así, no me digas nada, por fa. Y fue cuando el tarado se me abalanzó, intento besarme y lo negué con todas mis fuerzas —¿¡Que haces! ? Vladimir, no ¡por favor!—me mentía a mi misma, adoro esta clase repugnante de atrevimiento, que falsas somos a veces las mujeres —Vamos, solo un beso, uno y te dejo en paz—ese es mi problema, soy demasiado dócil, además por mi quietud se me dificulta portarme brava, un perro vagabundo suele colarse en mi departamento, lo dejo por tratarse de un animal muerto de hambre, mas no me hace caso a la hora de expulsarlo, se me a ocurrido que no sirvo para ser líder ni para mandar, ni los animales me obedecen —Sabes lo que hay entre yo y Maurice ¿verdad? —Ah si, lo había olvidado, ese marico. —Por favor se más amable contigo mismo y con él, por el momento estamos en una relación por si no lo sabes —Creo que lo vi en las barricadas ¯¿Como?.. —Al sur te digo, entre la frontera con el Perú —Que hacías tu por allá —A mi también me reclutaron debido al Acuartelamiento, pero no soy imbecil me escapé, ni estando idiota iría a la guerra —¿Y que paso con Maurice, como está? —La guerra se desató hace ya unos meses, no hay oportunidad - a estas alturas - de huír, habrá que estar informado, Maurice es un imbécil —¿¡Por qué! ? —lo dije en extremo exaltada —Se la tiraba de héroe, sabes que también odio el nacionalismo, morir por tu país ¿habías oído semejante insensatez? En la guerra nadie gana y nadie pierde, simplemente unos viven y otros mueren, puñeteras, ¿se supone que salga a luchar con la insignia de ser escogido? ¿escogido de quién? No me vengan a nombrar a la Providencia porque en tal caso estaría justificando las Guerras Santas ¿No te fastidia? ¿Se supone que si fuese peruano tenga que comerme el mismo cuento? — su tono era de amargura y parecía que le apestaba la vida. —Tranquilo, nadie te reclama nada—Quedamos en silencio, no quería hablar, esos par de años bastaron para convertir a Vladimir en todo un hombre, la guerra o el Acuartelamiento lo había cambiado, parecía más maduro y más pensante —Tranquilo, ven conmigo—los papeles se invirtieron y ahora era yo quién cuidaba de él, le cocine de comida una sopa dada la situación, estaba que expresaba muertos, su mirada se perdió a otro mundo, me avergoncé verme como una víctima, en verdad nadie sabe lo que viven los demas, y yo que soy una reina del drama me quejaba por algo tan insignificante —Si quieres puedes quedarte a cenar—mi impulso hablaba más elocuente que yo, de inmediato me reprendí por semejante estupidez —"Vladimir ¿Es en serio?¿ No sé te ocurrió un designio más coherente?" me decía para mis adentros, pero es que estaba tan cambiado, me dió pena y sentía admiración al mismo tiempo, su cuerpo era de un hombre, una vez me pregunté si sería posible amar a más de una persona a la vez y Margott sin siquiera pestañear contestó: —¿Qué? ¿Bromeas? Por supuesto, cuando ames a todo ser viviente, a la Tierra,a los átomos, a todo el universo habrás alcanzado la maestría, serás la más pura de las mortales— diablos Margott, se que tú visión del amor es más elevada que la estrecha relación de pareja concebida hoy en día pero mira; mi instinto conservador me ata a una persona, a lo que de seguro hubiese contestado: —El amor no esclaviza, el amor libera, el amor es libertad— y en el fondo lo sabía, alcanzar un estado de amor universal era lo mío. Procedió a quitarse la camiseta, parecía un cadete, pero debido a su chaqueta no lo había notado, ¡diablos Phoebe! eso no es amor, eso es lujuria. Comimos juntos y la noche procedía a acercarse, me apenaba haber abierto mi bocota y permitirle dormir en mi departamento - aunque es grande- me preocupaba la sola idea de dormir juntos. Lo hice dormir sobre mi diván que queda en la planta baja, se baño, comió y estaba hecho un semental, lo digo literalmente. Por las noches varios íncubos se me aparecían a eso de la media noche, un demonio masculino se me subía encima, tiene relaciones sexuales conmigo, pocas veces lo he disfrutado, la mayoría de veces es asqueroso y desesperante, tiene un m*****o viril descomunal y frío, era éste demonio - según supe muchos años después - el que me absorvia la energía, pueden llegar a matar a sus víctima si así se lo propone, su contextura es musculosa y no me da derecho a decidir, también se aparecen como demonios con alas y colmillo o se presentan como tipos atractivos; estos seres como otras entidades oscuras transgreden la ley de libre albedrío, al tratarse de fuerzas celestiales , al igual que el creador nos dan capacidad de elección, somos libres de buscar o negar a Dios, pero los demonios hacen lo que les viene en gana. En mi habitación el cúmulo y pesadez astral los había atraído a montones, con ingenio dibuje las firmas arcangélicas en los cuatro puntos cardinales en mi habitación: MICHAEL, GABRIEL, RAPHAEL, TZADKIEL, SAMAEL, TZADQUIEL y HANIEL, su firmas a pesar de ser potentes escudos de protección no fueron suficientes para evitar las violaciones nocturna, las personas a modo general- sobre todo las ignorantes - conciben el apocalipsis como el fin de la maldad, el triunfo del bien sobre el mal; pero esta visión peca de ingenua, en realidad la fuerza negadora va ganando, el planeta está siendo dominado por fuerzas demoníacas, solo vasta observar la decadencia y los crímenes que asolan la Tierra, la muerte puede estár a la vuelta de la esquina, de hecho puede ocurrir en tu propia casa, Margott predijo extensa destrucción física, revoluciones y cambios en este siglo, según sus cálculos la humanidad estaba en plena transición, intentando recuperarse de la era oscura, según ella la energía descomunal liberada por el karma planetario al haber la humanidad pasado los peores crímenes y errores durante la Edad Media junto con sus torturas, hogueras, pestes, hambrunas, conquistas de las Amercias, no podía sino resultar en la reciente Primera y Segunda Guerra Mundial; estos últimos acontecimientos serían causados para liberar energía, el mundo entraba a una nueva era, la vibración planetaria es más elevada y el planeta para subir el siguiente escalón tenía que liberar bajas astralidades. Por eso la amplitud de conocimientos permitieron al ser humano vislumbrar realidades más sutiles: desde la electricidad, el magnetismo, la exploración del átomo ultérrimo y las demás fuerzas del universo, los viajes espaciales y la reciente era de las telecomunicaciones y la ciencia cuántica no serían sino las primeras vislumbres aptas para la nueva y más amplia comprensión del hombre, dado que el intelecto humano se transforma a medida que pasan los siglos, en ésta era el ser humano es más sensible a las realidades microscópicas y espirituales que subyacen a todo fenómeno. Tengo la sensación de haber practicado pactos y rituales oscuros en épocas pasadas, me persiguen entidades demoníacas, como si les debiera algo, como si buscarán algo en mí; de niña en casa de mi padre podía escuchar caída de platos y cucharas en la habitación contigua a la mía, a pesar de que no teníamos ni cocina para eso tiempos, ya que comíamos donde mi abuelo, la muerte de mi madre dejó devastado a mi padre y no se atrevía ni a tocar la cocina, por las noches podía sentir la presencia de personas o no sé qué caminando alrededor de mi cama, sentía su presencia, sus pasos, el sonido y hasta divisaba la sombra en el piso ya que no me atrevía a levantar el rostro, el miedo se acrecentaba conforme transcurría la noche, y ahora estos íncubos, era muy habitual; no sé qué hice en el pasado, de lo que estoy segura es que deben tener cuentas pendientes específicamente conmigo, ya que mis demás familiares gozan al dormir, en cambio de mi se han apoderado hasta de mi suerte, ya que la mayoría de veces padezco en las relaciones de todo tipo: sean amorosas, de familia incluido los problemas económicos que asiduan mi vida. A estas entidades les agrada atormentar a artistas porque el poseer una sensibilidad más desarrollada provoca una mayor energía s****l, y a los religiosos por el mero triunfo de destruir a un servidor de Dios. En la plenitud del acto soy incapaz de moverme, en los reinos astrales tienen mayor capacidad de desplazamiento, la mayoría de veces me vuelven esclava y no encuentro formas de safarme, pero esa noche a través de invocaciones mántricas en el mismo sueño fui capaz de despertar, me sentía sucia, la b********d de la vilacion me dejaba adolorida, se te pegan por detrás y me hacen sexo anal o vaginal con gran fuerza de penetración, y no te dan capacidad de liberarte, te aprisiona. Al despertar como a las dos de la mañana corrí y de puro arrebato lo primero que hice fue gritar y llamar a Vladimir, se levantó en seguida —¿Que ocurre? —¡Son, no sé! Estaba soñando o, como te explico—gritaba de modo incoherente y llorando —Ven, haber dime, fue una pesadilla—Vladimir me abrazó, a ratos me mimaba y acariciaba mi cabeza, en eso momentos mi necesidad de un hombre era evidente, cómo anhelaba la protección masculina, ese vacío de papá salía a relucir, me sentía tan indefensa, Vladimir no tenía ninguna autoridad sobres los reinos suprafísicos; este período de mi vida lo odie demasiado, sentía que mi vida corría peligro en todos los niveles, deseaba estabilidad, despierta sufría de depresión, en el estado de vigilia padecía de temores subconscientes y al quedarme dormida seres de inframundos me atacaban, no había refugio para mí,
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