Escena 1 – Bogotá, Colombia. Penthouse de Gabriel La vista desde el piso 34 era de vértigo. Bogotá brillaba bajo un cielo nublado como si intentara ahogar su propio dolor. Gabriel Montenegro, impecable en su traje n***o de diseñador, tenía un vaso de whisky en la mano y los ojos clavados en el vacío. Habían pasado veintinueve días. Veintinueve malditos días desde que la dejó en aquella mansión con su corazón hecho pedazos. —La compré. Sí. Pero no a su alma —susurró para sí mismo—. Y eso... eso no lo vi venir. Su celular vibró. Era Luca. Dudó en contestar, pero lo hizo. —¿Qué pasa? —Patrón... hay algo que tiene que saber. Se fue. Perla se fue. Gabriel apretó el vaso hasta hacerlo crujir. —¿Qué querés decir con que se fue? —Lo dejó todo. Solo se llevó su ropa y el collar que usted l

