Capitulo 4

1599 Words
Kaspar Escucho el grito de Aubrey en la cocina y sé que mi hermano otra vez está intentando patear el trasero del principito. Vamos, seamos honesto, hasta yo le daría un golpe en la cara, sus comentarios generalmente son con relación a él o a Aubrey, y Gunther que tiene tanta paciencia suele explotar demasiado rápido.  -Dile a tu acompañante de cama que se controle si no quiere que lo saque a él y a sus hermanos de aquí! - el chico mira a mi hermano con odio, pero Aaron es inteligente, Aaron valora su vida, hay que ser como Aaron, todos sabemos que el pasatiempo de Gunther son las luchas, recuerdo cuando saque una de las revistas revistas prohibidas de su armario, manuela no estaba contenta y mi ojo tampoco lo estuvo. -Oye...eh, vamos a mantener la calma- parándome frente a ellos los detuve- mi hermano de seguro esta arrepentido de haberte amenazado. Gunther menea la cabeza mirándome con la típica cara de ¿qué demonios haces? -Bueno, en el fondo está arrepentido- me acerque al chico mirándolo lo más amigable posible, pero esa cosa de las sonrisas. es que no se me da- y tú, chico enserio si no quieres terminar con un ojo morado...ten un poco de sutileza con tus comentarios, todos tenemos estrés, pero debes relajarte. - ¿Quién demonios se creen? Esta es mi casa, si quieren quedarse aquí, espero un poco de respeto de su parte-  -Aaron, ¿podemos hablar un momento tu y yo? me parece que no hemos dejado claro ciertas cosas- el chico mira a Aubrey y sin rechistar la sigue por el pasillo, este tipo sí que le tiene ganas, todos aquí le discutimos y el parece embobado. -Gunther. ¿puedes controlarte solo un poco? Tu trasero no es el único que intentamos salvar aquí, te recuerdo que somos cinco más-  Pero como era de esperar él no me dice una sola palabra y se va de la cocina, miro la loza sucia y quiero golpearlos, claro, como soy el único sin traumas raros, sin novias a quien entrenar, me dejan esto a mí. Tomo un delantal que se encuentra frente a mí, no pienso manchar mi camiseta favorita con grasa. Mama nos enseñó desde pequeños a hacer deberes, asique este tipo de cosas jamás me ha hecho sentir menos hombre, a diferencia de varios machos allá afuera que creen ser más hombres por tener más mujeres, dios...pero que grupo de tarados. Lo peor de todos, que la mayoría de las mujeres rescatables, caen por ese grupo de tarados, no es que hablé desde la experiencia, fui tarado dentro de mi adolescencia, le rompí el corazón a más de una chica y lamento decirte que no me arrepiento de haberlo hecho, si me arrepiento de la clase de chicas con las que me metí. Desde entonces, no pierdo el tiempo con ellas, no soy ni romántico, ni tierno, ni dulce, y definitivamente no soy de los que andaré detrás de alguien para rogar su atención. Solo espero un milagro del cielo, ser más... amoroso y comprensivo con esta podrida humanidad. El timbre comienza a sonar, miro para todos lados, pero a todos le importa un cuesco que quizás sea Stein o el lunático de Arzer intentando asesinarnos por haber raptado a su acompañante. Me limpio las manos en el mantel y camino por el pasillo hasta la puerta, en cuanto la abro un grito de Aaron me hace voltear, ¿y a este que le pasa? ¿Que no sabe que existen las mentiras?   Una chica, pequeña, con gafas me mira sonrojada, tiene el cabello largo, la repaso rápidamente con la mirada, sus ojos claros me miran con atención, su cuerpo es voluptuoso, la chica tiene caderas, tiene figura, y parece que estoy avergonzándola al no apartar mis ojos de ella, lo siento, llevo meses sin ver a otra chica que no sea Aubrey y Alana. -Yo... ¿tú sabes si esta Aaron? - vamos cariño, que puedes hacerlo mejor, parece un ratoncito asustado. -Claro que esta, ¿quieres que lo llame? - que pregunta tan estúpida te has mandado guapo. Me está mirando demasiado y algo extraño, me miro un momento y claro, el estúpido delantal color pastel, como no recordar ese pequeño detalle- estaba. ordenando y.- mentir era más sencillo antes. -Valentina...no sabía que vendrías tan rápido - Aaron me mira frunciendo el ceño- disculpa, es el chico del aseo- me mira con una sonrisa- puedes ir a terminar tus deberes. Bien, creo que estoy de lado de Gunther, este chico si merece un golpe en toda la jeta. La chica me mira confundida, intento colocar mi mejor cara, pero claramente no estoy feliz. Me aloe por el paseíllo escuchando a "Valentina" haler. - ¿el chico del aseo? ¿Estás en algo raro Aaron? Yo pensé que. - el chico la detiene riendo. -Descuida Valentina, no estoy en nada raro, no es como si no se, el fuera un estríper, o un asesino, es un chico normal ganando dinero para tener una vida- Bien, luego de que la chica esta se vaya, él va a conocer a Kaspar Haider. Entro a la cocina y Derek está tomando un vaso de agua- vas a limpiar esto tú, no pienso lavar ni un vaso más- me quito el horrible delantal tirándolo en la mesa. - ¿Y a ti que te ha pasado? - me mira confundido y toca su cabeza- ¿tienes alguna pastilla? No soporto el dolor de cabeza. -Lo tuyo es tensión s****l, ni una caja de pastillas te la quita- camino en dirección a las habitaciones, pero el grito de Aaron me define- ¿podemos asesinar a alguien más?  - ¿De que estas hablando? -  -voy a matar al principito, dile a Gunther que tiene mi apoyo - camino hasta la sala donde la chica se acomoda los lentes nerviosos en cuanto me ve entrar otra vez- -Valentina quiere un vaso de jugo ¿puede traer uno? -miro a la chica ladeando mi cabeza con una pequeña sonrisa. - ¿recuerdas como caminaste hasta acá? mira - volteo a ver la cocina- caminas derecho y doblas a la izquierda, pareces inteligente, de seguro puedes cariño - miro a Aaron una última vez, para que entienda que la próxima vez que conversemos será, en otros términos. La chica parece descolocada ante mi comentario, pero sin siquiera verme, se levanta del sofá y camina por donde le he dicho. Aaron me mira molesto y yo encogiéndome de hombros camino de vuelta a la habitación, chico del aseo, que gracioso. Cuando paso por la puerta que da a la cocina observo a Valentina buscar un vaso limpio, no es el tipo de chica con el que me haría el lindo, parece de las románticas, que esperan una linda historia de amor donde todos tiene un final feliz, ella no podría estar en mi lista por muy interesante que se vea, pero ya que estamos aquí, y es muy probable que Moritz nos asesine, voy a divertirme un rato. Me apoyo en el marco de la puerta observando a la chica, es torpe, incluso supera a Aubrey, lo cual es extraño, se inclina para sacar el jarro de jugo de la nevera, no está mal, la falda que lleva se ajusta a sus curvas perfectamente. Extiende el brazo dejando a la vista un pequeño tatuaje, y lo que veo me causa curiosidad. - ¿Piet Mondrian? - la chica voltea asustada, me mira unos segundos para luego volver a lo que está haciendo- es un tatuaje que no pensé ver jamás. Al menos la chica no se hacia los típicos tatuajes- ¿no te gusta? - me dice sin despegar la vista del vaso. -Sus obras parecen simples, pero Árbol gris me parece interesante, ¿estudias arte? - me acerco a ella lo suficiente como para invadir su zona de confort. -No. estudio arquitectura, pero siempre me ha gustado el arte- la chica ni siquiera me ha mirado al hablar. - ¿tienes problemas para mirar a las personas a la cara? - lentamente, levanta su mirada para encontrarse con la mía- ¿o el problema es solo conmigo? - ¿Cómo podría tener problema contigo si no te conozco? - arqueo una ceja, la chica no es una buena mentirosa, punto a mi favor. -Entonces, mírame a la cara cuando estoy intentando hablar contigo -  - ¿por qué quieres hablar conmigo? - vaya chica. - ¿está mal? - me acerco solo un poco más para alcanzar el jarro de jugo, ella se aparta solo unos centímetros, estoy seguro que ella jamás ha sido tocada por nadie. Debería detenerme, no es las chicas con las cuales me puedo involucrar. -No, es solo que es. extraño-  - ¿Extraño por qué? Pareces interesante...inteligente, me gustaría saber qué piensas Valentina- sus mejillas están rojas nuevamente. -Tienes acento. no eres de acá ¿verdad? - una sonrisa casi imperceptible aparece en mi rostro, ni siquiera lo está intentando. -Alemania- me alejo para guardar el jarro en el refrigerador- ¿pintas? -Solía hacerlo, ya no tengo mucho tiempo - me apoyo en la encimera pasando mi pulgar lentamente por mis labios, ella se encoge ante mi mirada, ¿porque parece tan tímida? - ¿tú tienes. algún tatuaje? Ya que tú has visto el mio, me gustaría ver uno tuyo. Lástima para ella. Me acerco hasta la mesa para quedar frente a ella y levantando mi camiseta, dejo a la vista el tatuaje que tengo bajo uno de mis pectorales. Ella parece demasiado nerviosa como para siquiera preguntar algo más, esta vez sonrió, porque he logrado efecto en ella. Es demasiado tímida, demasiado correcta como para siquiera acercarse a mí. -Puedo enseñarte el resto si quieres, pero digamos que nos nos conocemos demasiado para enseñarte mi culo - la chica abre los ojos, y quiero reírme, pero no lo hago. Ella espera demasiado, toma el vaso de jugo y se prepara para escapar.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD