Sus besos recorriendo mi cuerpo, cada parte que él tocaba dejaba su aroma, tan varonil, que mis fosas nasales se expanden queriendo tomarlo por siempre.
Con premura quito su camisa, su duro pecho está ante mi, hoy no me siento nerviosa, al contrario quiero ser intrépida así que comienzo a besar su cuello, solo siento sus dedos clavarse en mi cintura.
Gregorio me recostó en el cama, el continuo quitándose la ropa sin dejarme de besar, de vez en cuando apretaba mis senos o los mordía.
No había palabras entre los dos, solo el deseo nos unía, yo anhelaba sus caricias mientras que él mostraba desespero por estar dentro de mi.
Una vez desnudo abrió mis piernas, su boca fue en busca de mi intimidad, un leve mordisco en mis muslos para después llevar su lengua a mí c******s, me aferré a la sábanas mientras que Gregorio jugaba conmigo, esto en verdad era muy placentero, como es que esperé tanto para probarlo.
-¡Ah!- Gemí, me estaba liberando en su boca, solo sentía como succionaba todo.-
Volvió a mi, abrió mis piernas y se introdujo, aún fue doloroso pero aguantable, Gregorio movía su cadera con fuerza, no me lastimaba pero sentía que quería llegar muy dentro.
Sus ojos no se apartaban de los míos, su pulgar jugaba con mi labio inferior, es un hombre tan enigmático que sé que jamás llegaré a conocer.
Mis gemidos salen sin poder controlarlos, eso causa que él enloquezca, me mueve a su antojo por toda la cama, mi posición favorita es estar sobre el, aunque estoy completamente expuesta me siento libre, es como si yo tuviera el poder, soy la que lleva las riendas.
-Sigue, no pares.- dice con su voz ronca, yo me emociono aún más y sigo con mis movimientos, por impulso apreté mis propios senos, Gregorio tomó con fuerza mi cadera, comenzó a mover su cintura rápidamente hasta que se liberó.-
Caí sobre su pecho, solo sentí como acariciaba mi cabeza, cuando recupere el aliento me recosté a su lado, de nuevo ese silencio incómodo, la verdad no sabía qué decir.
-¿Cuando tendrás mi libro listo?- preguntó
-Un mes.- respondí y me gire, sé que él no me debe nada pero me hace sentir como un objeto, solo viene por mi cuerpo y sus libros.-
-Bien, espero que así sea.-
Pasé al baño, tome una ducha rápida, me puse un vestido, al salir lo vi hablando por su celular, estaba completamente desnudo, mis ojos lo recorrieron por completo, es bellísimo este ejemplar, seguro nuestro hijo será guapo.
Fui a la cocina, comencé a prepararme algo de comer, aún no había desayunado, escuché que la ducha sonar, él se estaba bañando, yo seguí con lo mío, un tiempo después lo vi salir, estaba completamente vestido, tomó el saco y se lo puso, sé que no diría nada así que yo evité observarlo, puse mi plato de huevos con tocino, él se acercó, me quitó un poco de mi comida, tomó mi barbilla y me beso con fuerza, por poco y me rompe los labios.
-Nos veremos luego Laura, si necesitas algo llámame.- mencionó dejando una tarjeta sobre la mesa, después se dio la vuelta y salió del departamento, solo me quedó sentarme y suspirar, sé que él me gusta y mucho, pero no creo que me sienta bien con esta situación, sé que así será todo el embarazo, él vendrá cada que lo quiera, tendremos sexo y se marchara.
Terminé mi desayuno, lave todo y pasé a la computadora, debía seguir con mi libro, hoy decidí saltarme algunos capítulos, quería escribir sobre la candente primera vez de la primera dama y el jardinero, básicamente repliqué todo lo que Gregorio me hizo, juro que mis pezones se pusieron duros al recordarlo.
Adelante un par de hojas del libro, luego fui por algunas compras, algunas prendas de vestir, productos de aseo y algo de maquillaje, por fin podría maquillarme como quería, la madre de Gael nunca me permitió hacerlo.
Al volver al departamento me encontré con doña Flor, ella ingresaba con algunas compras así que me apresuré ayudarla, me invitó a ver si departamento, tenía tantas plantas que parecía un bosque, la dejé y me aliste para ir al trabajo, creo que podré acostumbrarme a esto.
Llegue al restaurante, me puse mi uniforme y comencé con mis labores, hoy el señor Ernesto no estaba, al menos la administradora no me trató mal, no había a quien cuidar, mientras que yo me hacía más amiga de Irma, ella hacía que mi turno fuera liviano, al punto que no me di cuenta que ya había anochecido.
Compré un emparedado y fui comiéndolo, me sentía cansada, había sido un día movido, lo bueno es que vivo cerca así que llegué rápidamente a casa, al entrar toque la puerta de doña Flor, quería que supiera que ya estaba aquí.
En el departamento me di una ducha, hoy me puse una bata de dormir, tomé la computadora y adelanté un poco de escritura, mientras lo hacía encendí el televisor, hablaban del éxito del nuevo libro de Milena Valencia, la escritora más talentosa del país, a su lado Gael, su mano rodeando la cintura los hacía ver la pareja más amorosa del mundo.
Apague todo y me fui a dormir, quería descansar muy bien, no sé si en la mañana vuelva Gregorio, lo más seguro es que no, con ese pensamiento cerré mis ojos.
El despertador sonó a las ocho de la mañana, observé todo a mi alrededor, aún no me acostumbro al lugar, siempre tengo miedo de que todo esto sea un sueño, que me despierte y esté en la mansión al lado de Gael.
Tome una ducha, me apliqué todas las cremas y esencias que compre, envolví mi cabello con una toalla, en mi cuerpo una bata de satin que se mojó por la humedad de mi cuerpo, pasé a preparar mi desayuno pero el olor del café recién hecho me hizo sentir que alguien estaba aquí.
Al salir lo vi, él estaba tomando un desayuno mientras revisaba su celular, en definitiva debo preguntarle cómo ingreso.
-¿Cómo entraste?- pregunte
-Buen día Laura.-
-Buen día y que nada, me dirás cómo ingresaste.- mencioné cruzando los brazos, el solo me observó de arriba abajo.-
-Eso no es importante.-
-Claro que lo es, está departamento es de Marcus, él me lo alquiló y se supone que yo tengo la única llave.-
-Ahora yo tengo una más.-
-¿Pero cómo?-
-Un cerrajero, él me hizo una.-
-Señor Mellers sea claro conmigo ¿qué es lo que busca?-
-Un hijo, 50 millones de dólares y dos libros.- respondió y siguió con el desayuno, fue donde observé que a su lado había un plato cubierto, era mi comida.-
Me senté a su lado, probé la taza de café y me supo a gloria, al destapar la charola encontré mi desayuno, al parecer él lo hizo.
-Si fuera solo eso no estará aquí, el embarazo sabe que es posible que ya esté en camino, el primer libro lo tendré en un mes, y los cincuenta millones cuando nazca el bebé, aún así nada de eso me dice por qué viene aquí.-
-Estoy pendiente de mi inversión.-
-No puedes estar aquí, el lugar no es mío, la señora de al frente viene todo el tiempo, también Marcus.-
-¿El dueño del departamento?-
-Si.-
-¿Por qué viene? Se supone que los caseros no deben venir a molestar a sus arrendatarios.-
-El es mi abogado, el hombre que me ha ayudado desde que me divorcié.-
-¿Qué tipo de ayuda?-
-Hogar, comida y dinero.- mencioné
-¿A cambio de que?- preguntó soltando los cubiertos, me veía fijamente.-
-Solo es ayuda, cuando tenga dinero le pagaré, por ahora lo que haga en el restaurante me ayudará con los gastos.-
-¿Con el trabajo de mesera? Eso no alcanza para nada.-
-¿Cómo lo sabes?-pregunte
-Te dije que cuido mis inversiones.-
-No soy un objeto señor Mellers.- mencioné levantándome de la mesa, tomaría los platos y me marcharía pero él no lo permitió, me tomó de la mano, hizo que me sentara en su regazo, mi toalla cayó al suelo, todo mi cabello estaba en mi rostro.-
-No lo eres, no sigas con tus preguntas por qué yo seguiré estando aquí, tenemos un acuerdo Laura y debes cumplirlo.- antes de que dijera algo comenzó a besarme, se muy bien para dónde va esto.
Hoy no fuimos a la cama, Gregorio me hizo el amor en el sofá de la sala, fue una descarga de adrenalina pues me sentía enojada pero a la vez muy excitada, él lo sabía ya que me trató con rudeza.
Había iniciado una especie rutina con el, cada día lo veía, ya no era al amanecer, era en la noche cuando volvía del trabajo, Gregorio me esperaba en el departamento, había empezado a dormir conmigo, siempre traía las compras, mi alacena estaba llena, también me daba regalos, vestidos y zapatos lujosos, tenía muy buen gusto.
Por otro lado me sentía aliviada que Marcus no estaba en la ciudad, doña Flor mencionó que tuvo que salir de viaje, un caso importante requería su atención, yo lo llamaba todos los días desde el restaurante, le contaba que estaba bien y que ya había recogido dinero para pagarle la renta, el insistía que no debía pero yo soy honesta, al final mencionó que se lo diera a doña Flor, ella se lo haría llega, también mencionó que Gael estaba buscándome, lo había interceptado un par de veces, preguntaba si sabía algo de mí, por supuesto Marcus lo negó, pero sabía por una muy buena fuente que había contratado un investigador, Marcus pedía que me cuidara, lo positivo es que mi vida no era nada visible, trabajo casa, casa trabajo.
Una noche después de la faena s****l con Gregorio mencionó que debía irse de viaje, sería unos días.
-Volveré en una semana, si necesitas algo por favor llámame.- mencionó
Yo me di la vuelta, arrope mi cuerpo con una cobija, no puedo explicar lo que está pasando, he estado compartiendo mi vida con el, no sé qué tipo de relación tenemos, solo lo veo aquí en este departamento, seguro no soy nadie importante para el.-
Sentí como paso su mano por mi cintura, me dio un beso en el hombro y se dispuso a dormir, fue la primera vez que yo no lo hice, me quedé pensando en mi vida, pronto sería un mes desde que tuve intimidad por primera vez con Gregorio, ya podría hacerme un examen para saber si estaba embarazada.