⚠️Besame⚠️

2150 Words
Sus palabras retumban en la cabeza de la joven como un tambor, sus ojos están tan abiertos mirando al profesor que aún se negaba a entender lo que estaba sucediendo. El profe se echó a reír con una mirada divertida. —Solo estaba bromeando—fingió no haber dicho nada aunque en lo absoluto no se arrepentía de su propuesta indecente. Ginebra relajó las facciones sonriendo un poco más calmada. Captando en todos los sentidos la diversión de su profesor al ver su cara de asombro. —Bueno profesor Cam, nos vemos en la nota final—se escabulló con sus palabras para bajar la intensidad del ambiente. La tensión que había en ese salón era demasiado para lidiarlo en ese instante. —Claro...—dijo, en un tono tranquilo, si dejar de escudriñarla como un scanner de pies a cabeza. Ginebra necesitaba salir de ahí y pensar en lo que acababa de suceder hace poco. 《Besame》¿Era una proposición directa? Mierda. Respiró hondo mientras caminaba por el pasillo rumbo al comedor en busca de su amiga Asley. ¿Si de verdad quería que lo besara? ¿le gustó? ¿ha que quiere jugar profesor? Meditó un poco sobre los gustos del profesor, era obvio que Ginebra quería comprobar por si misma si Cam gustaba de ella... ¿cómo? su única relación es de alumna-profesor. Tendría que ingeniársela. —¿Ginebra?—la sacó de su ensimismamiento Asley. Movió la cabeza de un lado a otro. —Ah, hola. —¿Estas bien? —Perfectamente—le dió una sonrisa con la boca cerrada. —Ya...¿vamos a buscar empleo? pero primero tengo que pasar por la oficina del profesor Cam para imprimir. —Acabo de venir de hablar con él. —¡Cierto!—abrió la boca ligeramente—.¿Que te dijo? —Estaba enojada por salir con un chorro de babas en la clase. —Oye si, hasta yo me sorprendí—alegó Asley. —Mala mía, no debí arruinar la exposición —se disculpó —No la arruinaste, de todas formas, ya esta materia se terminó. —Gracias a la virgen del acueducto. Asley arrugó las cejas. —¿Existe esa virgen? La peli negra se llevó un mechón de cabello a la oreja. —Puede ser. —Estas loca. Gin no quiso arriesgarse en contarle a su amiga lo que el profesor había dicho allá dentro hace unos instantes, aunque no podía quitarse de su cabeza esas palabras: 《Bésame》 —¿Me acompañas?—preguntó con una ceja levantada. —¿A donde? Asley resopló. —A la oficina del profe —Si, si. Dudosa acompañó a su amiga a la cueva del profesor, una oficina pequeña con las persianas abajo. Gin al ver la puerta amarilla de la madriguera tomó su bolso para hacer una cosa sin que Asley se diera cuenta: se retocó los labios con su rojo usual, hasta que finalmente entraron. —Profe...—sonrió la chica—. Quería saber si podíamos... bueno, Ginebra y yo imprimir algunas cosas. Cam se limitó a mirarlas, solo asintió. Estaba escribiendo en su cuaderno sin despegar los ojos por un minuto. —Ya te he dicho que puedes usar la impresora. —Si señor. Asley se puso en marcha con su objetivo, en cambio Ginebra se le quedó mirando al profesor curiosa por lo que escribía. —¿Escribe mucho profesor? Detuvo su escritura para alzar la vista. —Aveces. —¡Que bueno! a Asley le gusta escribir también, es muy buena, debería de leer algo de ella. Asley se rió con una risa hilerante, escandalalosa y fingida —¡Que graciosa! no soy tan buena. —Si lo es. El profesor miró con curiosidad a Ginebra, se había fijado que la muchacha se había retocado los labios haciéndolo más provocativos. ¿A qué estás jugando niña? —¿Tú también escribes?—le preguntó con una mirada retadora, cargada de una lujuria disimulada con la seriedad. Eso le encantaba a Ginebra, que su profesor la mirara con curiosidad. —No, no se me da bien. Me gusta dibujar. —¿Eres buena? Hizo un mohin con su boca. —Es muy buena profesor—intervino en la conversación Asley que sacaba las impresiones. —Que curioso, llevamos mucho tiempo conociéndonos y no sabia que dibujabas. —Hay muchas cosas que no sabe de mi profesor —sonrío mordiéndose el labio inferior. Cam se maravilló, ¿acaso estaba coqueteando? se estaba convenciendo que entre los dos estaba ocurriendo algo aunque sea solo físico. —Ya, listo—terminó Asley apagando la impresora. Gin sacó de su bolso un lápiz con un pedazo de papel rasgada de su cuaderno, dejándolo doblado en el escritorio del profesor. —¡Muchas gracias profe!—le dijo Asley sonriente. —De nada—el profesor miró a ambas salir de su oficina, sin despegar su vista del papel doblado que Ginebra había colocado en su mesa de trabajo. Asimismo, lo desdobló con impaciencia, ensanchando una sonrisa por lo que tenía escrito: ¿Quiere que lo bese profesor? No había dudas, no era tonto, sabía perfectamente que a su Ginebra le gustaba y eso lo complacía. ☆☆☆☆ Asley y Ginebra salieron en busca de trabajo. Desde que el esposo de la peli negra había muerto, la chica no tuvo más opción que irse a vivir nuevamente con sus padres, además, de tener un hijo. Su marido y ella se habían casado muy jóvenes, arrendaron una casa cómoda donde sólo ellos tres residenciaban solo, sin tener ninguna molestia. Sin embargo, desde el fallecimiento del mismo, su padre le recibió con los brazos abiertos tanto a ella como a su nieto, lo adoraban, lo amaban demasiado como para consetirle todo el tiempo. El único proveedor de la casa era el padre, su madre se quedaba en casa cuidando al nene mientras que Ginebra estudiaba, por las noches la muchacha se hacía cargo del niño. No obstante, no quería ser una carga, más bien quería ayudar y colaborar con los gastos de la vivienda. Después de caminar un rato, tocando puerta, entregando hojas de vidas que algunos recibían y otros la tiraban a la basura, finalmente, ambas entraron a una cafetería en una casa rodante. Habían aproximadamente diez mesas. Todo estaba decorado de rojo, y el uniforme de los dos trabajadores eran del mismo color que la decoración. —¡Buenas!—exclamó Asley esperanzada. Su amiga le siguió, quedándose inmóvil de saber quién estaba trabajando allí. 《Carajo, era Max》 Max era un chico de cabello castaño, ojos dulces, marrones claros, sonrisa encantadora, joven, vigoroso, y sobre todo jodidamente atractivo. Ginebra recordó la última vez que lo vio, donde le dijo que no estaba enomarada de él, aclarando que su desliz fue por los tragos pero no por sentimientos. —¿Ginebra?—la miró divertido. —Hola Max. —¿Se conocen?—preguntó Asley. —Si claro somos...—hizo una pausa—. ¿Amigos? —Si, amigos—le fulminó Gin con la mirada. —Entonces... Ambas buscan trabajo. ¡Que interesante! —miró el currículo con una expresión divertida—.Puede ser que haya lugar para las dos. Mucha gente viene a esta cafetería. Hizo un gesto con sus manos, una chica de pelo rubio avanzó hacia él. —Preparele un café a las muchachas—alzó la mirada con una sonrisa—.¿Gin podemos hablar un segundo? La peli negra le dió una mirada cómplice a Asley, no obstante, asintió. Max se metió a la cocina mientras que Ginebra lo seguía con la mente en blanco. Una vez se detuvo, el mismo ensanchó una sonrisa juguetona. —¿Y?—la chica se cruzó de brazos impaciente. —Aush, lastimas mi corazón con esa indiferencia de mierda. Después de una buena noche juntos. —Bien lo has dicho, una sola noche—lo miró con suficiencia. —Fue suficiente para quedarme empepado contigo—Gin sonrió como si se tratase de una broma. —Bien claro sabes que nada de sentimientos en este asunto, y que solo seria una sola noche. —Estábamos borrachos. No sabía que estaba mezclando esa noche. —¿Enserio estamos hablando de esto? —Ginebra—acortó la distancia quedando a centímetros de sus labios—. Me enamoré de ti. Puedo darte una vida buena a ti, a tu hijo. Ella arrugó las cejas. —¿Como una vida buena? —Casarnos, tener hijos... —Ya...—inspiró hondo mirándolo a los ojos—. No quiero casarme nunca más. Para mí solo tuve un marido y ya murió, adema, no quiero tener más hijo. Buscó la forma de apartarse más Max le tomó del brazo con rudeza. —¿Para revolcarte con otros hombres? —Los celos no te asientan bien Max. Mi vida s****l no es problema de nadie— mantuvo el contacto visual con una mirada retadora. —¡Te amo!—soltó Max —¡Callate! deja de ser tan infantil y compórtate como adulto. Aprende a recibir un No como respuesta. Ginebra caminó directo a la salida. —Puedo darle trabajos a ambas...—habló. Gin se detuvo a medio camino —. Si tenemos un encuentro s****l, casual, sin compromiso. —¡Pudrete!—le sacó el dedo medio para salir de ahí. —¡Vamonos!—le dijo a Asley tomandola de la muñeca de su brazo. —¿Que pasa?—frunció el ceño confundida. La muchacha respiró hondo. —Max y yo tuvimos sexo. Asley abrió la boca sorprendida. —Quiere darme trabajo si vuelvo a tener sexo con él—caminó para que el enojo se le pasara. Su amigo se incorporó a él ritmo de la caminata. —¿No quieres nada serio con él? —No quiero nada serio con nadie Asley. No quiero un hombre que me plante a planchar, cocinar, lavar y cumplir con lo s****l cuando él quiera. No, basta de eso. Quiero cogerme a alguien cuando yo quiera sin rendirle explicaciones a nadie. Sin ningún compromiso. Si pasó, fue algo casual y de una sola vez. Asley solo mirababa a la chica expectante. —Las relaciones de pareja no son malas, pero si estresantes. Y más cuando tienes a un hombre celoso a tu lado que no te permite hacer nada: ni salir, ni estudiar, o simplemente cree que te cogeras a todos. Los hombres piensan que tenemos la v****a en la frente, y si alguien nos saluda, se hacen una mente de que no los estamos follando. —Bueno... Por eso yo no me he casado—expresó la rubia. Ginebra resopló. —Voy a la casa, iré a ver a mi bebé. —Bueno... nos vemos mañana. La chica salió a su vivienda. Una casa azul con blanca con cinco habitaciones y un amplio patio. Su madre se encontraba como siempre en la cocina, mientras que su padre acostado mirando la televisión. Gin y su matriarca tenían muy buena relación, podían hablar por horas picando cebollas, papas para hacer la cena. Su rutina era la misma. Saludaba a su hijo, jugaba con él, luego, se incorporaba para ayudar a su madre en cualquier otros caseres de la casa. Su madre tenía una camisa verde, una sudadera, su pelo amarrado completamente y los ojos le lloraban mientras picaba la cebolla. —Tu papá quiere que nos vayamos de viaje—dijo lanzando los plátanos a la salten. —¿A donde?—preguntó. —A donde tu hermana. Que nos quedemos unas semanas alla. —¡Ah bueno mami! —Queremos llevarnos al niño. —¿Me van a dejar solita? La madre puso una cara de cansancio. —Yo no me puedo ir porque estoy culminando semestre. Pero si... vayan, disfrute, sal de la cocina un rato. Voy a ver si puedo llegar. —Ah bueno hija. Su hermana vivía a cuatro horas de donde ellas residenciaban con su marido, Ginebra pensó que le haría bueno cambiar de aire a su madre a su padre y hasta a su hijo. Después de cocinar, se situó en el sillón con su niño para ver películas: "el capitán América" hasta que se quedaron dormidos. ☆☆☆☆☆ Ginebra se había quedado dormida, tenía clase con la profesora Luz. Por lo tanto, se apresuró para irse a la universidad, con el cabello despeinado, y sin una gota de maquillaje, bostezaba por todo el pasillo muerta del sueño. Abrió su casillero en busca de los libros que se estaban leyendo cuando una nota cayó al suelo. La chica sentía los ojos vidriosos, se frotaba la cabeza de vez en cuando buscando la forma de despertarse mentalmente. Desdobló la nota, abriendo la boca quedando en una 《O》 ¿Tú quieres?... ☆☆☆☆☆ Jajajajaja los leo.
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