A la mañana siguiente Izan tomaba el desayuno a solas en el departamento de Suzette, lo había pensado mucho, y si Amelie estaba con Luka, no iba a interferir, ya se la había robado una vez y eso le había costado su amistad. Ella ya no era la misma de antes, como él tampoco. Pero verla de nuevo lo hizo sentir vivo otra vez.
—Yernito, ¿Por qué tan serio? ¿En que piensas? —exclamó Su de manera burlona al entrar al comedor y tomar asiento. Él la asesino con la mirada —vamos cuéntame, ¿te fue mal ayer con Amelie?
Izan apretó la mandíbula.
—He estado pensando en regresar a Europa, le pedí a Amelie que me regresara el dinero que pague por ella en dominatrix, a cambio de dejarla en paz.
Su tono de voz era melancólico, tomar la decisión no era fácil puesto que se trataba de la mujer que amaba
