Por la madrugada Izan abrió los ojos sintiendo algo cálido sobre su espalda. Quiso darse la vuelta, pero no pudo. Amelie estaba pegada a su espalda, Izan le había quitado la sábana la noche anterior, los efectos de la droga estaban pasando y ella sentía frío. Como pudo él se giró quedando ella sobre su pecho, su piel estaba fría, así que puso su brazo bajo su cabeza y la atrajo a su pecho. Amelie enredó una de sus piernas a la de él. Izan sintió como un cosquilleo apareció en su entrepierna, decidió ignorarlo. Acomodó la sábana para los dos, aún era de noche, intentó dormir, pero no pudo, la cercanía de Amelie no lo dejaba. Acarició su mejilla, su piel era suave, le gustaba sentirla, estando ella despierta jamás lo haría. Por la mañana Amelie abrió los ojos, la luz le molestaba, puso su

