Si hablamos mientras caminamos la verdad es que no me acuerdo, pero tampoco hubo tiempo, porque no es que la mujer viviera cerca, es que vivía a 4 puertas del bar. Sólo recuerdo el comentario: ¿Lo ves como estaba cerca? Cuando llegamos. Abrió el portal y entró, yo detrás de ella, y subimos las escaleras hasta el segundo piso. Era una finca antigua, pero se veía bien cuidada. Al llegar a su puerta, abrió y me hizo pasar. —Adelante —me invita a pasar. —¡Gracias! —agradecí mirando a todos lados. Era un piso antiguo, típico del barrio de Gracia de Barcelona, pero bien cuidado, limpio y ordenado. Mari me hizo pasar al comedor, donde había una mesa, un sofá, una mesita de centro y la tele y un tresillo. Dejó el bolso y la chaqueta sobre la mesa del comedor y se volvió a mí. —Siéntate, pont

